Amaia Ferro tuvo claro desde bien pequeña que quería estudiar derecho. En su casa nadie tenía estudios universitarios y no había tradición en eso de las leyes, pero hoy en día le recuerdan que, ya en 5º de EGB, el profesorado alucinaba porque lo tenía muy claro y lo verbalizaba. Obviamente estudió derecho y cuando acabó se marchó a Barcelona a la preparatoria para la carrera diplomática. Fue allí donde tuvo su primer contacto con la internacionalización, trabajando para una patronal durante un año, hasta que regresó a Gipuzkoa respondiendo a la llamada de la Cámara de comercio de Gipuzkoa para trabajar en un ámbito que le apasionaba y que hoy en día sigue haciéndolo.
Lleva 25 años “ayudando a las empresas en lo que sería toda su competitividad, especialmente en el ámbito de mercado internacional” y ha trabajado “con mucha gente de la que he aprendido, he conocido muchos países y he tenido experiencias vitales increíbles”, resume. 25 años que dan para muchas anécdotas y que Amaia Ferro mantiene muy vivas: desde un terremoto en El Salvador, a viajar a China cuando nadie lo hacía y les recibía hasta el embajador, pasando por moverse por Moscú “a dedo” cuando no había taxis. Experiencias que hoy sigue acumulando, aunque de otra manera. “Ahora trabajo mucho más el apoyo estratégico desde aquí, la parte de reflexión, cómo gestionar unos mercados y otros, cómo entrar a nivel de contactos…”, explica.
“He estado aprendiendo mucho, mucho y llega un momento en el que tienes que empezar a aportar mucho, mucho”
Tiene claro que el trabajo en la Cámara, en el que “no estás solo con una tipología de empresa o en una tipología de mercado hace que te abras a muchas experiencias, a cosas, sectores, países, productos y servicios muy diferentes”. Esta circunstancia le ha permitido, y obligado, a estar muy despierta, a aprender mucho. Ahora está en ese momento de su vida laboral en el que siente que se ha producido “un punto de inflexión” y que le ha llegado el momento de aportar.
“He estado aprendiendo mucho, mucho y llega un momento en el que tienes que empezar a aportar mucho, mucho”, explica. Y es que la trayectoria de Amaia Ferro le permite ver la realidad desde una perspectiva global de mucha utilidad. Desvela que hay empresas con las que he trabajado con 3 generaciones de la misma familia, una circunstancia que le permite tener “una visión súper amplia de lo general, pero también de los casos particulares”.
25 años de experiencia y ahora mismo inmersa, como toda la sociedad, en una pandemia que sirve para acumular nuevas vivencias, pero que ha tocado de lleno el mercado internacional…
Venimos de años y cifras récord de internacionalización y compararnos ahora con esas cifras y hablar de caídas vertiginosas no es justo. Veníamos, también, de una época con multitud de cambios, de volatilidad y problemáticas, de un panorama internacional un poco revuelto, pero es cierto que ha sido un mazazo. Habrá que sacar las lecciones aprendidas, esas partes que tenemos que mejorar, como la digitalización, o ver cómo suplimos esa parte tan relacional tan importante que con la movilidad restringida es más complicada. Hay que buscar nuevas alternativas y hay cosas que han venido para quedarse.
¿Cómo están viviendo esta situación las empresas, qué le dicen?
Con mucha incertidumbre y ya hastío. El comercial tiene que estar de por sí moviéndose y relacionándose con los clientes y ahora es como si tuvieran las manos atadas. Están buscando fórmulas para abrir nuevos mercados, aunque se hace muchísimo más complejo, y están haciendo un esfuerzo enorme.
Hay indicadores que establecen que última parte de 2020 los mercados exteriores están remontando…
Sí, las empresas sí que nos lo comentan también, pero, depende de la empresa, el producto y el sector. No hay tres que te cuenten exactamente lo mismo. Por ejemplo, se está moviendo ahora bastante el sector de la automoción y en cuanto a mercados, Alemania y Francia siguen siendo los preferentes de Euskadi. Con respecto a Gran Bretaña ha habido movimientos extraños porque antes de la aplicación del Brexit ha habido muchas operaciones, empresas que han adelantado acciones en previsión a lo que pudiese pasar.
“El Brexit hace más complejas las relaciones comerciales en cuanto a documentación, trámites y logística, pero ninguna empresa va a dejar de hacer estas operaciones por esto”
¿En qué medida va a afectar la aplicación del Brexit a las relaciones comerciales con Reino Unido de nuestras empresas?
Es un tema que ya estaba afectando y, como decía, obligaba a prever situaciones y adelantar operaciones. Está claro que nada va a ser igual que antes y que las empresas, más allá de los aranceles que deban soportar, tendrán una mayor problemática con todo lo que es la documentación, la pragmática aduanera, la logística será más compleja, el tiempo, el coste… Cosas que hasta ahora no se producían y ahora están ahí.
¿Retraerá el Brexit a algunas empresas a la hora de mantener relaciones comerciales?
No puede retraer a nadie. Las operaciones son más complejas, pero a nadie le va a parar que tenga que hacer más documentación o que tenga que enfrentarse con temas de aduaneros. Tiene que ver con la demanda del mercado, si hay proyectos… Desde las Cámaras nos pusimos en el peor de los escenarios y hemos dado mucha formación e información, y seguiremos dando, para que las empresas estén preparadas. Al final, siempre lo que es nuevo cuesta un poco más, pero todo se acabará reajustando.
¿Qué tipo de consultas o trabajos están haciendo ahora con las empresas de las cámaras? ¿En qué hay interés con toda la coyuntura que nos rodea?
Hay gran bolsa de empresas que están iniciándose en la internacionalización, pensando en ella y que necesitan que alguien les apoye, los primeros pasos para construir una hoja de ruta: por dónde empiezo convertir esto, en qué país, a través de qué canales, con qué recursos… Otras empresas lo que necesitan es consolidar. Durante la pandemia muchas han tenido tiempo de reflexionar sobre modelos de negocio y diversificación sectorial y ahí hay que seguir trabajando.
“Solemos tener unas 400 ofertas comerciales que lanzamos a nuestras empresas y el número no ha bajado sustancialmente durante la pandemia”
¿Hay ahora mismo algún mercado o producto con más oportunidades? ¿Hacia dónde hay que mirar?
Hay muchas oportunidades en el ámbito tecnológico, empresas que tengan un componente tecnológico.
Estamos trabajando mucho el ámbito del vehículo eléctrico, especialmente toda la electrificación del vehículo. Se están dando pasos en ese sentido, pero también existe un peligro, porque también hay muchas empresas a nivel mundial haciéndolo. Ámbitos como la salud, la alimentación y lo relacionado con el envejecimiento, son nichos de oportunidad. Tenemos empresas industriales que han hecho adaptaciones para trabajar en la mecanización de piezas para el sector médico, por ejemplo, que son muy interesantes.
¿Qué recomendaciones darías a una empresa que se empiece a pensar en dar pasos para trabajar en el mercado internacional?
Hay que ver las capacidades y los recursos que tiene esa empresa, pero lo primero es tener es un gran convencimiento, porque la internacionalización no es algo que dé resultados en dos días. Tú empiezas a regar, pero hasta que empiece a brotar y florecer, va a pasar tiempo. Requiere de mucho esfuerzo y compromiso. Las capacidades se adquieren con el tiempo o se contratan, pero hay que tener un convencimiento muy claro de que la internacionalización forma parte de la estrategia de la empresa y hay que dotarla de recursos. Es una inversión, sobre todo al principio, económica y de tiempo. Además, trabajar en el mercado internacional cada vez es más complejo y difícil porque la tarta a repartir cada vez está más troceada.
En un ámbito en el que la movilidad es tan importante y ahora es más complejo tenerla, ¿cómo se está adaptando la Cámara y las propias empresas?
Estamos haciendo de todo. Desde la Cámara no hemos parado, hemos realizado mucho contacto telefónico con compradores y empresas, encuentros online apoyando esos procesos de reflexión, incluso se ha invitado para venir a algunos clientes y algunos han venido, con cuentagotas, pero han venido. Seguimos poniendo en relación potenciales clientes y proveedores. Habitualmente solemos tener unas 400 ofertas comerciales que lanzamos a empresas nuestras y el número no ha bajado sustancialmente durante la pandemia. Han variado las herramientas, pero las agendas ahí siguen estando.