La crisis económica que ha generado el coronavirus ha provocado la desaparición de 1.429 autónomos en Euskadi durante el 2020. Las restricciones de movilidad y la caída de la actividad económica se ha cebado especialmente con el comercio, la industria y la hostelería. Son los sectores que más han sufrido en cuanto a volumen de autónomos que han cesado su actividad con un descenso total entre los tres de más de 1.000 personas que han cerrado su negocio. Solamente el comercio ha acumulado más de 700 ceses. Desde las asociaciones que agrupan a estos profesionales, reclaman una revisión de las medidas de apoyo de la administración para que contemplen el pago de ayudas directas de acuerdo a su perdida de facturación ya que los créditos ICO o Elkargi suponen un endeudamiento que no pueden asumir. 

El comercio ha sido el sector más afectado con el 50% de los casos de cese de actividad. En total 743 autónomos vascos han dejado de trabajar. El siguiente ha sido la industria, con 327 casos, un problema que especialmente se ha focalizado en Gipuzkoa por las características de sus empresas y la gran atomización que presenta. Y es que el 23% de de los autónomos de este territorio se encuadran en este sector, mientras que Álava el porcentaje es del 9,5% y en Bizkaia del 8,5%. Los hosteleros son los terceros que más han sufrido la pérdida de negocios regentados por autónomos, con 223 cierres. Así se desprende de los datos de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) en Euskadi

 

Los autónomos, a excepción del comercio y la hostelería, "son los grandes olvidados"

Si bien la hostelería ha recibido más ayudas directas porque ha acusado más medidas de cierre, no ha sido así en los demás casos, por lo que los autónomos que no trabajan en la hostelería son "los grandes olvidados". Así lo señala Silvia Martínez, portavoz de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos de Euskadi (UPTA). La mayoría de las ayudas que desde la administración se han planteado han sido líneas de crédito a muy bajo interés a través del ICO o Elkargi. Una fórmula que requiere de un mínimo músculo financiero para asumir el endeudamiento y que muchos autónomos no pueden asumir, ya que no es sino "pan para hoy, pero hambre para mañana". 

Para Martínez, la línea más eficaz ha sido la impulsada desde la Administración del Estado en los ERTE con la ayuda por cese de actividad extraordinaria. En este sentido ha valorado el cambio introducido en la última prórroga aprobada en enero. La nueva normativa establece el cobro por parte del autónomo del 70% de su base y no de la base mínima como era hasta diciembre. Además, para acceder esta ayuda se establece que sea por cierre de actividad o por bajada de ingresos, hasta diciembre debía ser una bajada superior al 75% de la facturación, a partir de ahora deberá ser una bajada superior al 50%. Son medidas "que flexibilizan el acceso y permitirán que la ayuda llegue a más gente". 

En cuanto a las líneas de apoyo impulsadas desde del Gobierno vasco para el comercio y la hostelería, la representante de UPTA señala que al priorizar la rapidez para responder a las necesidades del sector "no se ha tenido en cuenta la facturación del local", las cuantías eran según el número de trabajadores y oscilaba entre 2.500 y 4.000 euros. Una situación que según Martínez permitía repartir la misma partida presupuestaria entre "un pequeño bar de barrio y grandes hosteleros".