Euskadi gasta cada vez más en pensiones. Impulsado por una población cada vez más envejecida, el coste de las prestaciones se disparó el año pasado hasta los 9.667 millones de euros, una cantidad que para hacerse una idea de la magnitud que supone, si tuviera que financiarse con lo que ingresan las Haciendas vascas vía impuestos, se comería el 69% del total del dinero que las Haciendas vascas recaudaron el año pasado y que alcanzó los 13.949 millones.
Hoy por hoy las pensiones de financian a través de las cotizaciones de los trabajadores y de las empresas a la Seguridad Social, pero en este punto Euskadi sale mal parada. El 'agujero' de las pensiones vascas, es decir, el desfase de entre los gastos y los ingresos, se hace cada vez más grande.
El año 2020, el de la pandemia, el desfase entre los gastos y los ingresos de la Seguridad Social en relación con las pensiones en el País Vasco se disparó hasta los 4.186 millones de euros, que para seguir con la comparación con la recaudación, supone un 30% del total de las ingresos las Haciendas vascas en ese periodo. En concreto, los ingresos vía cotizaciones no cubrieron el año pasado más que 5.481 millones, el resto hubo que buscarlo 'fuera' de las fronteras de la CAV en la 'solidaridad' del conjunto del sistema.
Aunque ya está más que claro que la transferencia de la Seguridad Social que el Gobierno de Pedro Sánchez está dispuesto a traspasar a Euskadi, en una fecha todavía por concretar, no supondrá nada más que la gestión, y en ningún caso la ruptura de la caja única de la Seguridad Social, el debate abierto por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, sobre la necesidad de ampliar la edad de jubilación con primas a los trabajadores que opten por esta vía como una de las medidas para paliar el déficit del sistema, pone de nuevo nuevo de actualidad el viejo debate del nacionalismo de una Seguridad Social 'vasca' gestionando y financiando sus propias pensiones de jubilación. De hecho, los sindicatos nacionalistas se apresuraron a responder a la propuesta del ministro abogando por un sistema público de pensiones, una máxima que defiende EH Bildu y también el PNV, que aunque ahora se resigna a la asumir solo la gestión, no renuncia a que la transferencia total de la Seguridad Social aparezca en todos sus programas electorales como bandera de autogobierno.
Menos de dos trabajadores por cada pensionista
Sin embargo diversos expertos y las propias cifras que ofrecen el sistema en la actualidad, ponen en cuestión la viabilidad de un sistema vasco que no contara con recursos del Estado, no sólo porque sería altamente deficitario, -no hay más que ver los más de 4.000 millones en rojo del año pasado- sino porque son muchas las dudas que los pensionistas vascos, que se manifiestan incansables cada lunes por una pensión media de 1.080 euros, fueran a estar mejor de lo que están ahora en lo que a sus prestaciones se refiere. De hecho, la pensión media en el País Vasco es hoy por hoy la más elevada de todo el Estado, con 1.279,42 en el mes de marzo. Esto tiene una explicación, lógica: por el tejido industrial del País Vasco las cotizaciones son mucho más elevadas que en otras comunidades autónomas, y por lo tanto a mayores cotizaciones, mayor pensión. Pero aún así, con mayores cotizaciones, el dinero no llega.
Por eso, expertos como Ignacio Zubiri, catedrático de la UPV de Hacienda Pública, señalan que la reivindicación de un sistema propio de pensiones "es más una reivindicación política que económica". "Incluso podría traer más problemas económicos que ventajas", señala. De igual forma, el también catedrático de Economía Aplicada Felipe Serrano, afirma que este nivel de desfase entre ingresos y gastos haría del todo inviable un sistema vasco de pensiones.
De hecho, Euskadi tiene un grave problema de envejecimiento de la población. Eso lleva a que en la actualidad el ratio de trabajadores por pensionistas haga inviable que el sistema pueda mantenerse de forma 'autóctona'. En la actualidad, hay un total de 564.60 pensionistas en Euskadi, mientras que la población ocupada asciende a 930.500 personas. Es decir, menos de dos trabajadores para cada pensionista. Y teniendo en cuenta que cada vez Euskadi es más 'vieja' el ratio no dejará de subir. De hecho, los expertos en demografía prevén que en 2029, un tercio de la población vasca sea mayor de 65 años.