El Parlamento vasco ha creado una ponencia sobre la descarbonización de Euskadi para analizar cómo avanzar en los objetivos marcados por las instituciones europeas para ser netos en la emisión de CO2 en 2050. Entre las diferentes personas que han comparecido en la Cámara, está Gonzalo Saenz de Miera. Es el director de Cambio Climático de Iberdrola y su entusiasmo y pasión no tiene que ver con la cercanía de su asistencia a la cumbre climática celebrada en Glasgow recientemente. Este doctor 'cum laude' en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Madrid vive con pasión el reto del cambio climático.
Su discurso defiende la apuesta por la electrificación de la energía para poder alcanzar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y eso pasa por una triple acción de apoyo y desarrollo a la tecnología, impulso a políticas que avancen en este compromiso y una concienciación social que, según explica, ya tienen integrada las nuevas generaciones. En plena escalada de los precios de la luz y cuando diferentes sectores reclaman una 'tregua' en el gravamen del gas que dé un respiro a la factura, Saenz de Miera reivindica que la única salida para ajustar el coste energético es mantener la apuesta por las renovables, ya que supone fundamentar la generación eléctrica sobre unos costes más bajos y menos volátiles.
En el Parlamento vasco planteó la necesidad de un sistema fiscal que penalice también las emisiones del gas. Tal y como estamos ¿no va a provocar que la luz siga subiendo?
Es exactamente al revés. Me explico, hay unos sectores que están incluidos dentro del comercio de emisiones de CO2 y otros que no. Por ejemplo, cuando en el sector eléctrico emites CO2, como una central de gas o de carbón, tienes que pagar por las emisiones, y ese coste se repercute en los precios eléctricos del usuario final. Pero si utilizas un coche eléctrico que no emite gases, en la energía que consumes para recargarlo pagas por el CO2. Si vas en coche diésel, no pagas esas emisiones, o si te duchas con agua calentada con gas, tampoco. Lo que decimos es que es necesaria una política fiscal alineada con los objetivos ambientales y que tenga coherencia, porque ahora tecnologías más limpias están pagando por emisiones y el usuario que utiliza gas, no lo hace.
Pero el gas sigue siendo un elemento de transición clave en, al menos 15 años, y su peso en el precio de la luz sigue siendo fundamental ¿Cómo afrontamos ese problema?
El gas es ahora mismo necesario y no se puede salir de modo desordenado. Lo que hay que hacer es acelerar las inversiones en energías limpias, no en fósiles. La transición energética no es la causante de los precios altos, sino su solución. La ventaja de la energía renovable es que tiene un coste de generación muy estable, no es volátil, al contrario de lo que ocurre con los hidrocarburos. La apuesta por las renovables aporta dos cosas importantes de cara al precio de la luz, por un lado, reduce el coste de generación porque son más baratas y, por otra parte, reduce la volatilidad.
La transición energética no es la causante de los precios altos, sino su solución
Entonces, los planteamientos de frenar la penalización del gas para contener el precio de la luz ¿son un error?
Dejar de pagar por el CO2 sería ir contra la política de la lucha contra el cambio climático que está haciendo la Unión Europea. Y uno de los elementos básicos que ha hecho empezar funcionar este objetivo es poner un precio al CO2. Es lo que ha hecho que las renovables sean más competitivas y entren en la generación. Si se dejase de pagar por las emisiones, los hidrocarburos y el gas serían más competitivos, entrarían con más fuerza en el mix de generación y nos alejarían del objetivo de limitar las emisiones. No podemos olvidar que las renovables ahora son hipercompetitivas. Se ha visto en las últimas subastas realizadas por el Gobierno. Las empresas han realizado ofertas muy fuertes de entre 30 y 40 euros, no necesitan apoyo para ser competitivas.
El Gobierno planteó recientemente un decreto para ajustar el beneficio de las eléctricas para paliar la subida de la luz. Una medida que podía afectar a las renovables ¿no va en contra de esto?
Uno de los problemas para el desarrollo de las renovables es la incertidumbre regulatoria. Se ha hablado de reducir el flujo de caja de las renovables para devolverlo en un futuro. La Agencia Internacional de la Energía en su informe sobre renovables hace referencia, en el apartado de España, a la incertidumbre regulatoria para que no sea un problema en el desarrollo de estas energías. Y es que además, hay una competencia global para aprovechar oportunidades. Ahora mismo los capitales van donde se reúnen las mejores condiciones y en España tenemos muy buenas oportunidades de recursos, pero hace falta que la regulación se alinee con todo esto. Tenemos que ponernos manos a la obra porque si no aprovechamos las oportunidades nosotros, lo harán otros.
Uno de los problemas para el desarrollo de las energías renovables es la incertidumbre regulatoria. El capital va donde se reúnen las mejores condiciones, sino aprovechamos las oportunidades, lo harán otros
Los fondos europeos presentan ahora una importante inyección para acelerar la transformación energética, ¿cómo asegurar que son eficaces?
Las ayudas tienen que llegar a tecnologías y gestores que generen un impacto positivo en inversión y en empleo, pero que sea sostenibles a largo plazo, es decir que sigan creciendo cuando desaparezca ese incentivo. Y en eso lo tenemos claro, como también lo tienen otros países: El vehículo eléctrico, la bomba de calor o el hidrógeno verde. Avanzamos decididamente a un sistema que no tendrá hidrocarburos en 2050, qué sentido tiene seguir desarrollando ese sector. Las ayudas deben ir hacia sistemas que todavía no son puramente competitivos, pero que lo vayan a ser y ahí está, como señalaba, el coche eléctrico, los puntos de recarga, el desarrollo de las renovables.
Alguno sectores hablan de retraso preocupante en la llegada de los fondos, consideran que la administración se está atascando en esa gestión?
Además, de la seguridad regulatoria, que señalaba antes, en el caso de la administración, uno de los principales retos es que no sea un cuello de botella, que las tramitaciones y permisos no se atasquen, que pueda tramitar todo lo que se viene encima. Hay muchos competidores en Europa y están pensando lo mismo que nosotros, en aprovechar las oportunidades. Es clave definir buenas políticas y rápidamente para generar acción a corto plazo. Esa es la clave, la acción a corto plazo es determinante.
¿Cómo ve al País Vasco en esa carrera?
El País Vasco no tiene las mejores condiciones para hacer energía fotovoltaica. Ahora bien, sí tiene una industria de componentes y de toda la cadena de valor excepcionalmente posicionada. En esto, como en redes eléctricas, tiene un oportunidad industrial de primer orden en tecnologías que se van a instalar y que se van a necesitar. La especialización en los componentes que van a necesitar todos es clave y, además, la industria vasca cuenta con la internacionalización, es una ventaja competitiva. Lo importante, me parece, es aprovechar esas oportunidades industriales.
El País Vasco tiene una oportunidad de primer orden en tecnologías que se van a instalar y necesitar, hay que aprovechar esa oportunidad industrial
Sí, porque en la generación estamos teniendo problemas para alcanar los objetivos de renovables en el mix
Pero hay que tener en cuenta que, en la península Ibérica hay un recibo de la electricidad único. El País Vasco se puede beneficiar de las renovables que se hagan en todo el territorio. Que sería bueno desarrollar renovables en Euskadi, evidentemente sí, pero le va a beneficiar que se desarrollen en Portugal, en Andalucía. Lo que tiene que hacer el País Vasco es el desarrollo de la industria, donde sea.
Y por qué aparecen tantos problemas de oposición social cuando se plantea un proyecto eólico, por ejemplo
Es que el País Vasco es una zona que tiene una alta densidad de población y también zonas protegidas, tiene menos territorio disponible que Castilla y León o Castilla La Mancha. Pero tiene una industria muy potente, con mucha experiencia y muy bien dirigida a este objetivo.
¿Por qué no se consigue vender el coche eléctrico?
Para la descarbonización y el cambio climático, el sector de la automoción es clave. El impacto que tiene en la calidad del aire y en la salud es enorme. Es verdad que en Alemania, el 30% de los coches que se venden ya son eléctricos y en países como Portugal, con nivel socioeconómico inferior, se venden un 10%, mientras que en Euskadi está muy por debajo. Creo que se debe a varios factores: no hay suficientes incentivos económicos y los puntos de recarga son todavía pocos. Eso se debería mejorar.
En Alemania el 30% de los coches que se venden son eléctricos, en Portugal un 10%. Aquí es mucho menos. No hay suficientes incentivos económicos y los puntos de recarga son pocos
Pero las ayudas convocadas a través de los programas Moves tampoco están funcionando
El sistema de apoyos ha sido relativamente malo. Poco constante y poco predecible. En otros países, en cambio, era más regular. Además, hay un tema cultural que tenemos que ir rompiendo poco a poco. En el País Vasco este aspecto debería ser menor, es un territorio con menos distancias y más cultura innovadora. El coche eléctrico va a cambiar totamente el escenario de la movilidad y en cuanto el coste de la compra se equipare va a ser imparable. De todas formas, ya, a día de hoy, si se carga por la noche, el coste del kilómetro de un vehículo eléctrico es de 1 euro, mientras que con un diésel es de unos 10 euros. Así que una persona hace 8.000 kilómetros al año, ya ha rentabilizado la compra.
Para Euskadi, la industria de la automoción es muy importante, ¿cómo puede mejorar su posicionamiento?
Es fundamental que cada sector vea el futuro y defina una estrategia inteligente. Y eso está ya definido, el futuro son los coches eléctricos. Y para el País Vasco es muy importante, por el peso de esa industria. Aunque no tenemos aquí los centros de decisión. Así que toca adelantarnos, poner condiciones propicias para que la industria de la movilidad eléctrica venta aquí. El País Vasco está en una posición de liderar, de liderazgo europeo. Y la realidad es que hay competidores que también crecen, por eso cuanto antes se actúe, más beneficios económicos se van a lograr en términos de empleo, de oportunidades y más beneficios ambientales. Y, además, menos va a costar.
¿Hemos encontrado el oro del siglo XXI en el hidrógeno?
Bueno, hay que tener en cuenta que la electrificación es lo más eficiente y, además, lo más barato. Ahora bien, hay industrias que no se pueden electrificar por los requerimientos de calor que tienen, como las acerías, por ejemplo. Y ahí entra el hidrógeno, que conceptualmente es un vector energético, es decir, sirve para llevar energía. Pero no podemos olvidar el factor de eficiencia. Si generamos electricidad y la llevamos a un coche eléctrico, el 80% se aprovecha. En cambio, con el hidrógeno, en la generación ya hay un consumo, por lo que la eficiencia se reduce a un 30%. Por eso no tiene sentido en el transporte ligero
El hidrógeno es un vector energético, lleva energía. Tiene un factor de eficiencia mucho menor que la electrificación, por eso no tiene sentido en el transporte ligero.
Y entonces
Hay un sitio clarísimo donde sí tiene uso, en el transporte marítimo y otro, aunque algo más discutible, que es la aviación, además de la industria de gran demanda calórica. Pero para un camión, si en su ruta hay muchos puntos de recarga, como por ejemplo Madrid a Moscú, el hidrógeno no tiene sentido. De hecho, Scania ha dicho que solo se va a dedicar a camiones eléctricos.
Y ¿contempla aplicarlo en las actuales redes de gas ciudad?
Es que una bomba de calor con energía renovable tiene una eficiencia del 400%. Pero si aplicas el hidrógeno a una caldera, el rendimiento es del 70%, y en el caso del gas, un 90%. ¿Cuál es más rentable? Pues está clarísimo. Salvo que vivas con temperaturas de 20 grados bajo cero, no lo discute casi nadie. Por todo eso, calculamos que con la electrificación llegamos a un 70% de la energía del consumo en 2050.
El hidrógeno sirve para el 20-30% de la generación que no se cubriría con la electrificación, y eso es una barbaridad de volumen de energía. Además, el hidrógeno verde será más competitivo que el azul en 2030 y, a partir de 2040, más que el gas
¿El hidrógeno no resuelve nada?
Por supuesto que sí. Si la electrificación cubre el 70%, el resto hay que resolverlo con hidrógeno verde. Son las industrias de alta temperatura, el transporte marítimo, la aviación. Un 20% del consumo es una barbaridad de volumen de energía. Y en 2030 el hidrógeno verde va a ser más competitivo que el hidrógeno azul, y entre 2040 y 2050 más competitivo incluso que el coste del gas natural.