La Encuesta de Población Activa ha arrojado una tasa de paro en Euskadi al cierre de 2021 que se sitúa en un histórico 8,4%, una cifra que para encontrarla en las estadísticas es necesario viajar a los felices tiempos de antes de la crisis financiera de 2008. A estos datos no solo han contribuido los 36.900 empleos que se han creado en 2021, sino también la figura de los ERTE, que sigue siendo uno de los mejores refugios en esta crisis para evitar una mayor destrucción de empleo. Y es, según confirma la delegación del Gobierno en Euskadi, todavía hay 9.413 ciudadanos vascos que se encuentran inmersos en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo y que no se suman a los 88.100 desempleados que contabiliza la EPA. Los trabajadores en ERTE son un 10% de los parados, con lo que evita un importante incremento en la tasa de desempleo. Sumando las cifras obtendríamos 97.500 personas, todavía más que las 93.000 que cerraron en 2019 sin trabajo, que dejarían la tasa de paro por encima del 9%. Con lo que todavía quedan 4.000 personas que recuperar.
Este número de personas en paro o en ERTE que asciende a 97.153 en este arranque de año era, sin embargo, de 132.000 hace tan sólo un año, pero de 93.000 al acabar el 2019. Los datos de la EPA evidencian un buen comportamiento del empleo, pero no lo suficiente como para reparar las heridas generadas por la crisis del coronavirus.
El ERTE ha llegado a acoger a 258.000 personas en Euskadi a la largo de estos dos años de pandemia y, aunque el mercado laboral ya ha recuperado al 82%, esos casi 10.000 trabajadores que siguen bajo esa protección corresponde a los sectores más afectados y que cuentan con un futuro complicado. Se trata de ámbitos relacionados con la hostelería, el ocio y el turismo y con la industria más afectada por la crisis de suministros, la automoción o el cambio de paradigma hacia la digitalización. Una bolsa de parados de larga duración que tiene riesgo de convertirse en estructural. Así, dentro de las personas registradas en Lanbide, los mayores de 45 años concentran a 60.800 personas, más de la mitad, y es el colectivo que para el viceconsejero de Empleo del Gobierno vasco, Alfonso Gurpegui, supone uno de los principales problemas para el que el departamento ha destinado parte importante de los fondos europeos para desarrollar programas de recualificación y de especial atención a pesonas con dificultades de reinserción que vienen de sectores profesionales en declive.
Y es que a pesar del buen comportamiento del mercado laboral en 2021 con la creación de 36.900 empleos, no se han reducido las personas desempleadas. Así, el empleo ha venido reflejando la evolución económica del año que apuntaba una fuerte recuperación en primavera, pero que los problemas de suministro y energía han ido frenando. Hace tan sólo una semana el Eustat reflejaba que en el último trimestre del año el número de parados se incrementara en 12.000 en Euskadi y se redujeran en 2.200 las personas ocupadas. Una evolución en la que la industria fue la más afectada con una disminución de trabajadores en 1,5%, 3.100 personas menos, mientras que el sector servicios restó 1.100 empleados (0,2%) y en cambio la construcción creció con 1.900, un 3,5% más.