El emergente fenómeno de las criptomonedas ha agravado exponencialmente el reto de la economía digital, tal y como han alertado las autoridades fiscales de Estados Unidos y diferentes países europeos.
Tanto es así que en sus planes estratégicos han priorizado las operaciones con criptoactivos (monedas virtuales) entre sus objetivos para perseguir el fraude fiscal. De hecho, la agencia pública estadounidense FinCEN, encargada de detectar el blanqueo de dinero, ha recibido informes de un considerable aumento de actividades sospechosas de varias empresas financieras de San Francisco, epicentro del intercambio de criptomonedas del mundo.
Nuevas medidas
Esta misma semana, EEUU ha detenido a una pareja de empresarios acusados de blanquear hasta 3.100 millones de euros a través de una plataforma de criptodivisas, la mayor incautación hasta la fecha. Y Rusia, por su parte, ha anunciado su intención de que estos activos financieros sean regulados por el Estado con estrictas obligaciones, entre ellas, la de identificarse adecuadamente.
En Europa, la Comisión Europea en sus planes de lucha contra el blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, ya señaló la necesidad de un paquete de acciones necesarias -para mitigar los riesgos nuevos emergentes- entre los que se encuentra la ampliación de los requisitos de trazabilidad a los criptoactivos.
Más coordinación
Y es que aspectos como la dificultad para identificar a los titulares o que haya plataformas de compra y venta situadas en países con jurisdicciones poco transparentes, complican hacer frente a este reto que, tal y como apunta el Plan Estratégico de la Agencia Tributaria 2020-2023, debe afrontarse por la comunidad internacional de la forma más coordinada posible.
Solamente en España se estima que hay en torno a nueve millones de personas que poseen criptomonedas. Una cifra que nada despreciable para las autoridades fiscales y que pone de manifiesto la importancia de hacer frente al fraude fiscal derivado del uso de criptoactivos, que según el IRS norteamericano, en Estados Unidos supuso una recaudación de 1.200 millones de dólares en 2020