La presencia de jabalíes ha venido siendo un problema creciente en los últimos años para Álava. Así lo ha venido reconociendo la propia Diputación, que, por ejemplo, en la orden foral que regula la caza de esta temporada 2021-2022, reconoce "los daños que producen a la agricultura, la seguridad vial, que se ve comprometida por los numerosos accidentes de tráfico ocasionados, y los riesgos sanitarios para personas y especies ganaderas".
Esas amenazas son las que han hecho que otro año más la caza del jabalí haya estado permitida durante esta temporada de caza. A los primos salvajes del cerdo se les puede seguir cazando por Álava hasta el 15 de marzo en las distintas modalidades: batidas y monterías —que pueden ser con arco o armas de fuego— y recechos y aguardos —aquí solo se puede cazar con arco—. La situación de esta especie, muy expandida en los últimos años, ha puesto en guardia a agricultores y ganaderos, que en más de una ocasión han denunciado los perjuicios que les supone la amplia presencia de jabalíes en Álava.
Unos daños que en muchos casos no son grandes, lo que impide que se cuantifiquen, pero en su conjunto suman una importante cantidad. Así lo reconoce la propia Diputación alavesa en un documento remitido este mes a las Juntas Generales. En el texto, remitido a petición del procurador del Partido Popular Eloy López de Foronda, el equipo de Eduardo Aguinaco admite "en muchas ocasiones los agricultores no reclaman daños si se toman medidas de control o se restauran los pastizales [...] porque reclamar daños de pequeña cuantía o intensificar las demandas puede dar lugar al abandono de la actividad cinegética por las sociedades adjudicatarias de los cotos, con lo que el efecto previsible sería un incremento de los daños".
Muchos jabalíes frente a la escasez y el envejecimiento de los cazadores
Pese a ello, el Departamento alavés de Agricultura ofrece en ese documento la última cifra de perjuicios cuantificada por el Gobierno foral: las indemnizaciones derivadas de daños en cultivos y pastizales ascendieron a 79.164 euros en 2019 según la información obtenida de los arrendatarios de los cotos por parte de la Diputación. Una cifra que, según han denunciado los agricultores, podrían ser mucho mayores en un territorio que, según los cálculos del plan foral para la gestión del jabalí, podría haber hasta 15.000 jabalíes.
A este problema se le junta el declive de la caza en el territorio. Casi la mitad de las 7.751 personas que tienen licencia de caza en Álava son mayores de 65 años... y apenas cazaron 2.855 jabalíes en ese 2019, que es el último dato que ofrece el Ministerio de Transición Ecológica, lejos de los 5.000 conejos o las más de 10.000 codornices cazadas en Álava ese mismo año.
Pese a las quejas de los agricultores, en el escrito remitido a Juntas el equipo de gobierno en Álava pone en valor las actuaciones realizadas durante la pandemia, con hasta permisos especiales de movilidad para cazar jabalíes y recuera a los populares que se ha facilitado la caza al salto y en las zonas de reserva de los acotados.