Antes de la reforma laboral aprobada en diciembre más del 90% de los nuevos contratos eran temporales y, de ellos, la mayoría eran de fin de obra y por circunstancias de la producción. La desaparición con la nueva norma del primero deja como alternativa principal a los empresarios el contrato por circunstancias de la producción, muy limitado a picos imprevistos en la actividad y sujeto por tanto a muchas condiciones. En abril, primer mes con la reforma plenamente activa tras la moratoria de tres meses, estos fueron más del 51% del total de contratos firmados en Euskadi y la Inspección de Trabajo ha puesto ya la lupa en este grupo para confirmar que atienden a necesidades realmente puntuales y no se usan para cubrir actividades estructurales de la empresa.
La gran labor de los inspectores en este cambio de ciclo legal ha sido asegurar que la transición hacia el empleo indefinido se hace conforme a la ley principalmente en lo referente a los fijos discontinuos. Pero a medida que los meses avanzan y la nueva normativa encuentra acomodo en las empresas vuelven las acciones enfocadas a evitar fraudes en el abuso de la temporalidad. Y ahí, con la obra y servicio fuera de juego, la lupa se coloca en esencia sobre los contratos por circunstancias de la producción.
Para que estos sean legales tiene que quedar acreditado que la empresa ha recibido un pedido inesperado o cuenta con un volumen de trabajo mayor de lo esperado por cualquier otra circunstancia y que, por ello, hay un desajuste respecto a la plantilla habitual. Se contempla como posibilidad la cobertura de vacaciones. Para situaciones ocasionales que puedan ser previsibles, como puede ser la temporada de verano o las navidades en la hostelería, se establece un uso máximo de 90 días no continuados dentro del mismo ejercicio.
En ese sentido, la Inspección de Trabajo del Gobierno vasco, adscrita al departamento de Trabajo, ha enviado este pasado mes de mayo más de 3.500 cartas a empresas para que se revisen cerca de 10.000 contratos. Casi 2.500 de esas misivas estaban dirigidas a solventar casi 8.000 situaciones irregulares derivadas de una concatenación de contratos temporales para atender situaciones que no tienen un carácter transitorio sino que vienen a cubrir carga de trabajo estructural. Teniendo en cuenta la nueva configuración del mapa de contratos tras la reforma laboral una amplia mayoría de estos contratos irregulares se corresponden con la figura de circunstancias de la producción.
Este modelo por otro lado tiene una limitación temporal de seis meses, periodo ampliable a un año a través de la negociación colectiva. Fuentes empresariales y sindicales consultadas por 'Crónica Vasca' señalan que esta no es una prioridad en estos momentos en los principales convenios que se negocian en Euskadi, aunque es probable que a medida que avancen los meses y este contrato cobre aun más presencia las mesas de negociación puedan contemplar estirar su vida útil.
Las empresas industriales aseguran estar tranquilas ya que cuentan con porcentajes de temporalidad comparativamente bajos y, además, patronales como la alavesa o la vizcaina no quieren complicar aun más la negociación de sus respectivos convenios añadiendo ingredientes extra. La construcción, en su caso, vive pendiente de cómo evoluciona la configuración final del nuevo contrato fijo discontinuo específico para el sector más que de los flecos sobre temporalidad.
Uso creciente en 2022
El contrato por circunstancias de la producción representó en abril el 51,6% de todos los contratos firmados en Euskadi (algo más de 25.500 sobre un total de 49.500), un porcentaje al alza que conecta con la desaparición de la alternativa de fin obra o servicio. En los tres primeros meses del año, con la nueva reforma laboral impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez aun esperando en rampa de salida, el porcentaje de estos contratos eventuales se movió en una horquilla entre el 43 y el 46%. En abril de 2021 representaron el 47% del total.
A un nivel más bajo, la última reforma deja en pie también el llamado contrato de sustitución, que vendría a reemplazar al antiguo de interinidad. En abril se formalizaron en Euskadi algo más de 10.000 nuevas contrataciones bajo esta fórmula, una de cada cinco, en todo caso con un volumen algo menor al del mismo mes del año pasado, entonces con la etiqueta de interinidad.