Las altas tasas de paro siguen preocupando a las instituciones y a la población vasca. De hecho, el mercado de trabajo sigue siendo la principal preocupación de la población en Euskadi. Y no es para menos. Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa señalan que el País Vasco ha destruído el segundo trimestre de 2022 unos 18.400 empleos, un 3,7% respecto a los tres meses anteriores. Con esto, la población ocupada se sitúa en 934.900 personas; mientras, en relación al mismo periodo del año anterior, el número de ocupados se ha incrementado en 20.700, un 2,27%.
Como contrapunto, señala que el desempleo ha bajado el 1,1% hasta las 89.700 personas, lo que sitúa la tasa de paro en el 8,75 %, y continúa como la más baja de España. Pero si bajamos al detalle, hay un grupo de personas dentro de estos datos que preocupa especialmente y son los parados de larga duración. Según unos datos del departamento de Trabajo y Empleo del Gobierno vasco facilitados a raíz de una solicitación de información de Vox en el Parlamento vasco, a cierre de mayo había 113.352 personas que constan como desempleadas con tres o más años de antigüedad en las listas de Lanbide. Estas llevan mínimo tres años inscritas, y hay un porcentaje, el 25,9% que supera esos tres años desempleada.
Las mujeres representan el 57% de los parados de larga duración
Profundizando aún más en el detalle hay un rostro protagonista claro dentro de estos parados de larga duración: las mujeres de más de 55 años. Por sexo, las mujeres representan el 57% de las personas que llevan desempleadas tres o más años (64.482) frente al 43% que son hombres (48.870). Por edades, las diferencias también son considerables y los parados que llevan más tiempo esperando un empleo son los mayores de 55 años, un total de 32.903 personas que representan casi un 30% del total.
Estos datos demuestran que la situación del mercado laboral sigue aún lejos de ser la esperada. Un panorama en el que los jóvenes cada vez alargan más su periodo de formación por la falta de oportunidades, y donde el sector más adulto se siente desamparado cuando, después de un largo historial laboral, de pronto se queda sin empleo, sin oportunidades y con unos gastos a lo que hacer frente con una inflación que no para de escalar -y ya está en el histórico 10,8%-. Una situación que empeoraba con la llegada de la pandemia, pero que todavía no ha encontrado solución por las diversas situaciones que sacuden la economía actual. De esta manera, las personas mayores de 55 años siguen siendo los protagonistas del desempleo estructural o de larga duración, siendo el colectivo más importante y el que más dificil lo tiene para encontrar trabajo.
La situación de este colectivo se ha convertido en un problema social porque se encuentran "desamparados" ante la falta de oportunidades y con la incertidumbre de no saber cómo llegar a la jubilación. Esto puede llegar a generarles estados de depresión, como detallan expertos a este periódico. "Con la edad van surgiendo problemas de salud, y el riesgo de pobreza también se incrementa. Las personas que con más de 45 años pierden su empleo, sienten que se les hunde la vida porque siempre han tenido trabajo, desde jóvenes, ¿y ahora qué?", señalan.
Frustración y agotamiento
Maria Jesús Bravo tiene 57 años y lleva desde el 2019 si un empleo estable. Ese año tuvo que hacer frente a una enfermedad que le hizo estar de baja durante más de un año. Desde su vuelta al mercado laboral, solo ha tenido un par de contratos de poco más de tres meses. Hace más de 17 años que llegó a Euskadi desde Madrid, ciudad en la que se dedicaba a la confección, una profesión que ella considera "cada vez se está perdiendo más". Aquí encontró trabajo en el sector del metal, donde estuvo más de 10 años. "Me quedé sin trabajo, muy perdida y fui dando tumbos", dice.
Con 17 años empezó a trabajar, el primer contrato se lo tuvo que firmar su padre, y "por suerte" ha estado muy pocos periodos sin trabajar. Hasta ahora. "He estado toda la vida trabajando y al quedarme en el paro opté por reinventarme y apuntarme a cursos para ampliar mi abanico, aunque tampoco me ha servido de mucho", cuenta Maria Jesús que asegura ha llegado a quitar su foto y su edad del currículum para que se fijen únicamente "en lo que importa", la experiencia. "Es muy frustrante, y más después de haber pasado una enfermedad. Ves como tus capacidades se van limitando y el mercado laboral te las limita más, y eso frustra, mucho".
Idoia González tiene 55 años, es administrativa y se quedó en paro escasos meses antes de la pandemia. Ella ha tenido la suerte de estar casi siempre empleada y ha estado en casi todos los sectores menos la hostelería. Durante estos meses no ha parado de buscar trabajo por internet y ve ofertas pero para las que piden mucha experiencia. "Cuando ya vas teniendo más años es agotador y desalentador. Te etiquetan como que ya eres muy mayor para algunas cosas y da mucha impotencia y rabia", apunta. Aún así, ella mantiene la esperanza, trata de ser positiva y está segura de que tarde o temprano encontrará trabajo gracias al "boca a boca".