Después de unas campañas del verdel y la anchoa marcadas por la huelga del transporte, los arrantzales trabajan ahora a pleno rendimiento en la campaña del bonito. Una campaña que, a diferencia de la fugaz y breve del 2021 -cerrada ya a estas alturas del verano-, este año está siendo "más pausada, con capturas menos intensas y más repartidas". Así lo ha asegurado la Kofradia Itsas Etxea de San Sebastián en un comunicado en el que ha dado a conocer que la campaña ha alcanzado, con las ventas de este lunes y martes, el ecuador de la cuota, con un 53,5% ya cubierto.
Los arrantzales no muestran preocupación por los datos de este año, sino que sostienen que está volviendo a la "normalidad" tras las campañas de 2020 y 2021, "realmente intensas y excesivamente cortas". Esa ralentización de la pesca, mayoritariamente de bajura, está contribuyendo a que el pescado se venda a mejor precio que el año pasado. Las cuotas este año, además, son históricas, lo que en opinión del centro guipuzcoano es una de las pruebas de que la salud de los caladeros de bonito del norte es buena. El pescado vasco, capturado de forma tradicional en la costa de bajura, cuenta con el sello de calidad Eusko Label, que garantiza no solo la calidad del producto, sino que también subraya que esta pesca está siendo sostenible con el 'stock' de pescado y los recursos marinos.
Entre las principales reclamaciones de los arrantzales, la cofradía vasca pide que la cuota de bonito, al igual que la del verdel, se gestione desde Euskadi con cuotas autónomicas que permitan "rentabilizar" la faena de los pescadores vascos.