Aseguran que soportan un sobrecoste del 40% en la producción, principalmente debido a la factura eléctrica pero también por el encarecimiento de abonos y fertilizantes o del cartón en el que venden el producto. Los agricultores vascos encaran un año difícil con costes "inasumibles", señalan, y advierten de que este otoño-invierno va a ser delicado en los supermercados. Las temporadas de tomate y pimiento, por ejemplo, que suelen terminar en diciembre y arrancan de nuevo con el comienzo de la primavera, van a adelantar su finalización y a retrasar su comienzo el año que viene para reducir costes en calefacción.
Así lo indican desde la cooperativa con sede en Mungia Garaia, que reúne a un tercio del sector vasco. Sus socios producen pimiento, tomate, lechuga o kiwi, y advierten de las dificultades de abastecimiento local que van a sufrir los supermercados una vez termine el verano. "Comer un tomate producido en el País Vasco va a ser algo exótico dentro de poco", dice Aitor De las Heras, máximo responsable de Garaia, y explica que no se va a producir producto de temporada, básicamente tomate y pimiento (la lechuga no requiere calefacción) en los meses que van de noviembre a abril del año que viene.
Una situación derivada de que los altos costes que soportan los productores, principalmente la energía con una subida de más del 30%, a lo que se suma el cartón o el transporte, que ha llevado a acortar las temporadas. "No podemos producir para perder dinero", indican desde Garaia. De las Heras apunta a que si las cosas siguen así en febrero o marzo no va a haber en los supermercados producto local, mientras que la producción en 2023 se va a concentrar en unos pocos meses empujando hacia abajo los precios porque habrá producción que no se podrá absorber.
Menos producción de leche
Martín Uriarte, de Lorra, advierte por su parte de las dificultades de abastecimiento de leche que pueden tener muchas cadenas de distribución este otoño. El hecho de que muchos ganaderos estén optando por destinar a carne sus vacas lecheras este verano va a suponer un corsé para la producción en los próximos meses.
Esta escasez de leche local se va a trasladar a los precios en los supermercados, alerta Uriarte, que desgrana que en mayo-junio el productor de leche ha soportado una pérdida de 13 céntimos por litro, lo que supone 130.000 euros menos aproximadamente para la producción global del año.