Con los datos de empleo de 2022 cerrados con un balance más que satisfactorio para Euskadi, las cifras de contratación confirman lo que ya adelantaba hace unas semanas este periódico: que el contrato de relevo está en su mejor momento desde que comenzase su prórroga en 2018 para hacer frente al vacío que había dejado la reforma laboral del PP a esa figura. Una prórroga que el Ejecutivo acordó estirar en su último Consejo de Ministros del 2022 a este 2023 y que ha dado algo de alas a una figura que poco a poco está volviendo a recuperar presencia en el sector industrial hasta el punto de haber experimentado en el último año un incremento del 11,5%. Los últimos datos publicados por el SEPE, correspondientes al mes de diciembre, suman otros 74 contratos a los 663 que ya contaban en el haber de Euskadi, y permiten escalar hasta los 737 pactos laborales de este tipo, 76 más que en 2021.



Esta fórmula laboral llegó a estar en 2008 por encima de los 5.000 contratos, pero llevaba desde 2013 cayendo en desuso por la reforma laboral del PP hasta ahora, cuando las empresas parecen haber mirado de nuevo a esta figura contractual como una opción interesante para amarrar talento joven. Se trata de un contrato muy del gusto de los sindicatos, que permite compatibilizar la necesidad de dar acceso a los jóvenes y salida a los perfiles de más antigüedad, una alternativa cada vez más sugerente en la industria y que formará parte de la negociación este año en Madrid de la segunda fase de la reforma de las pensiones.

La figura también tiene un cierto compromiso desde el Gobierno vasco. Lakua, tal y como desveló 'Crónica Vasca', va a subvencionar con 1,2 millones esta modalidad contractual a lo largo de este año y cuenta también en el presupuesto de Trabajo con 700.000 euros destinados un programa que busca asegurar el relevo generacional en pequeñas empresas y que también cuenta con esta figura como base. El Ejecutivo autonómico busca así respaldar otra figura nueva que busca a relevistas que permitan a los más mayores ir reduciendo la duración de su jornada laboral hasta dejarla en solo un tercio y en un máximo del 75%. Precisamente el endurecimiento de las condiciones de acceso en 2013 tenía la motivación de desincentivar la jubilación parcial para aligerar el gasto de la Seguridad Social, un movimiento que se ha traducido claramente en una menor utilización de este contrato y que vuelve a estar en el centro del debate ahora que se está analizando en el diálogo social en España qué va a pasar con esta fórmula ahora que termina la moratoria en la industria.

En el caso vasco, el grueso de los contratos tienen una duración superior a los dos años, lo cual da cuenta del importante papel de la excepción del sector manufacturero. Por sexos, aunque sin grandes diferencias  aunque no hay grandes diferencias, esta figura la usan más ellas (394) que ellos (343). Aunque se utiliza habitualmente como ventana para un relevo generacional joven, el grueso de los contratados con esta figura en 2023 son treintañeros y los mayores de 45.

El contrato de relevo lleva varios años colándose en las agendas sindicales. Tanto como CCOO como UGT -especialmente interesada en este aspecto por su peso en el mundo de la automoción-como USO -cuya federación vasca fue la responsable de llevar una propuesta al congreso nacional de la federación de industria de la central para impulsar esta figura- han insistido en los últimos meses en la importancia de una figura laboral que viene experimentando una "evolución favorable y positiva". En Euskadi empresas como Mercedes Vitoria, Tubos Reunidos o CIE Automotive cuentan con esta figura laboral o con el compromiso de crearla rubricado en sus convenios.