Las haciendas vascas recaudaron el año pasado más de 17.000 millones de euros. Récord absoluto, casi 1.200 millones por encima de 2021 y 3.000 millones más que el ejercicio de la pandemia. Impulsa lógicamente los ingresos el rebote de la actividad económica posterior al covid pero el crecimiento no será pasajero: para este año Gobierno vasco y diputaciones confían en superar la barrera de los 18.000 millones.

Y eso que vuelven a planear incógnitas sobre la evolución económica. La desaceleración se da por hecha y el Gobierno vasco asume ya que el PIB no crecerá este año por encima del 2%. Pero, claro, también en los inicios del pasado ejercicio sonaban tambores de tormenta por la inflación y finalmente los ingresos fiscales no se han resentido, tampoco en la recta final del año en la que parecía que ese frenazo podía sentirse con más intensidad en el empleo (en el último cuarto del año la economía vasca creció apenas el 2,1%).

La mejoría en el mercado de trabajo (14.000 nuevos cotizantes a la Seguridad Social) y el aumento del consumo tras el 'invierno' de la pandemia llenan las arcas forales. Los elevados precios favorecen que las administraciones públicas se lleven también una mayor tajada por tributos al consumo como el IVA.

Oficinas de Álava durante la campaña de la renta de 2021 / EP

El recurso de la deuda

Con el viento a favor es más sencillo asumir un gasto presupuestario creciente sin recurrir a la deuda. El departamento de Economía y Hacienda de Pedro Azpiazu proyectó a comienzos del pasado ejercicio una capacidad máxima de endeudamiento de algo más de 1.400 millones de euros de los que han acabado usándose una tercera parte. Con dinero en la caja simplemente no ha sido necesario recurrir a todo el colchón disponible. Al contrario de lo que ocurrió durante la pandemia, cuando el Gobierno vasco se vio forzado a ampliar este techo para poder hacer frente a la emergencia sanitaria. En 2020 se partía con un techo de 890 millones de euros que hubo que levantar hasta los 1.400.

En ese mismo nivel se inició el curso 2022, un margen que a la postre ha acabado siendo innecesario. De cara a 2023 se rebaja así esa horquilla hasta los 1.200 millones de euros, de los que una parte irán a amortizar deuda previa. El margen que deja el departamento de Azpiazu es en todo caso muy amplio y, desde luego, mucho debería torcerse el panorama económico para que los ingresos fiscales den un frenazo tan brusco como para poner en jaque ese techo de endeudamiento.

Se prevé que la recaudación crezca menos que en 2022 pero seguirá al alza. Será clave cómo evolucione el mercado de trabajo y, en especial, el consumo ya que, salvo un puñado de sectores y empresas concretas que han renovado recientemente su convenio, la mayor parte de los contribuyentes sigue acusando una importante diferencia entre la subida de precios y la de sus ingresos. El Gobierno vasco acaba de emitir bonos sostenibles por valor de 700 millones de euros y la demanda ha superado cinco veces la oferta. El mercado entiende que la administración vasca es un agente saneado y solvente.