Las formas de movilidad cambiarán, pero el transporte aéreo será una pieza más de ese transporte, tal y como destaca Ana Villate, directora de Hegan, Basque Aerospace Cluster. Por ello, solicita “apoyo durante los próximos años” para poder cumplir con el compromiso de cero emisiones en 2050, “clave para desarrollar una nueva aviación y otros modos de transporte”, como las aeronaves no tripuladas, que ofrecerán servicios civiles y de protección y seguridad; o los conmutadores, que consistirán en aeronaves pequeñas para conectar personas entre diferentes puntos.
Tras los daños ocasionados por la crisis sanitaria desatada por el Covid-19, el sector se recupera y “sus previsiones son de crecimiento sostenido y sostenible a partir de 2024”, advierte la directora de Hegan, que considera un buen momento para apostar por el sector espacial, que atraviesa un momento dulce gracias a los fondos europeos.
A pesar de que el sector aeroespacial vasco representa alrededor del 1,2 % del PIB y apenas un 6% del PIB industrial se trata de un sector estratégico para Euskadi, ¿por qué?
Así es. Los datos del PIB son similares a los del resto de regiones europeas, ya que el sector aeroespacial global supone ese mismo porcentaje en el PIB medio. Aparte de estos datos numéricos, el sector aeroespacial es estratégico por sus connotaciones de alta tecnología, pues cuenta con una media de inversión en I+D de más del 10% en los últimos años.
Además, es un sector generador de empleo de alta cualificación y de calidad, bien remunerado y con proyección de futuro. La cadena de suministro y la industria aeroespacial está preparada para enfrentarse a retos a largo plazo, así lo ha demostrado durante los últimos 30 años, y para ser competitiva con el resto de regiones en el mundo.
Los retos del futuro
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las empresas del sector?
En los próximos años nos enfrentamos a un cambio de paradigma teniendo como foco la neutralidad de emisiones tanto de la operación de las aeronaves, como de los propios procesos industriales de los socios de Hegan y de la actividad industrial en general.
Sumado al reto de la competitividad, que siempre ha sido vector de movimiento en éste o cualquier sector. Hay que invertir, desarrollar y además ser competitivos en precio, plazo y calidad, dentro de un mundo cada vez más inestable. No olvidemos los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la ecuación. Y las tecnologías digitalizadoras o habilitadoras, que en realidad no son un reto en sí, sino una palanca para llegar a ser más competitivos y sostenibles.
Ha solicitado un pacto de Estado para que a partir de 2024 pueda haber un Plan Tecnológico Aeronáutico que perdure en el tiempo, ¿por qué cree que es conveniente marcar esta hoja de ruta?
Lo que quería decir es que el sector aeronáutico y de espacio deber ser estratégico para el Gobierno Central, pues es generador de tecnología transferible a otros sectores, de empleo cualificado y de alto valor añadido, y esencial para que la sociedad y los Estados puedan utilizar la aviación como transporte disponible para operaciones, no sólo esenciales en ciertos momentos y circunstancias, sino para poder seguir conectando las personas y por lo tanto el mundo. Por ello, pedimos la continuación de una hoja de ruta aeroespacial a nivel de Estado. Otros países, como Francia o Alemania, lo llevan haciendo años y así debemos hacerlo, pues nuestra industria aeroespacial y cadena de suministro en España no se puede quedar atrás.
¿Qué lectura hace de los fondos europeos repartidos en el sector?
Los Fondos Europeos se han traducido directamente en el PERTE Aeroespacial, dedicado en su mayor parte al sector espacio para la cuota de España en la Agencia Espacial Europea, la apertura de la Agencia espacial española y algunos temas de espacio. Son esencialoes para continuar estando en este sector estratégico y altamente tecnológico que transfiere tecnología a otros ámbitos de la sociedad.
¿Y para la aeronáutica civil?
Para la Aeronáutica Civil los fondos europeos han llegado indirectamente en otros PERTEs, como el de la Descarbonización, que pueden ayudar a las empresas a responder a los retos que tenemos por delante.
También ha supuesto la puesta en marcha del PTA, el Programa Tecnológico Aeronáutico, gestionado y promovido por el CDTI para el periodo 2021-2023, si bien, se insiste desde el Clúster y toda la industria aeroespacial del Estado, que sea prorrogable a partir de 2024 y que ya no dependa de los Fondos Europeos, sino de los presupuestos del Gobierno Central, pues los nuevos programas y tecnologías en este sector necesitan de inversiones a largo plazo para llegar a esa aviación de cero emisiones.
Asimismo, seguimos solicitando a las administraciones que ayuden especialmente a las PYMEs con el fin de impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías para la aviación del futuro; y ayudar a la generación de empleo para continuar siendo un sector estratégico, tractor de riqueza y valor para la sociedad y para el país.
En vista del desigual reparto de ayudas para el sector espacial y para el de la aeronáutica civil, ¿se puede predecir que el sector espacial va a ir ganando peso?
Sí. El sector espacio está ganando cuota y puede ser una fuente de oportunidades para empresas que no estaban trabajando en él o que estaban sólo en el aeronáutico. Vamos a poner foco desde Hegan para que esas oportunidades se puedan desarrollar y captar de manera local.
Tras el golpe de la pandemia
Después de la crisis sanitaria, que impactó especialmente en el sector aeronáutico durante la pandemia, parece que ha empezado a recorrer la senda de la recuperación. ¿Cuándo estima que se volverán a las cifras pre-pandemia?
De hecho, las crisis financieras y de otro tipo que hemos vivido no han afectado a este sector hasta que llegó la pandemia, debido a las restricciones absolutas de movilidad, pero es un sector resiliente, porque a pesar de ello, se está recuperando y con unas previsiones de crecimiento sostenido y sostenible a partir del año 2024.
¿Cómo augura este 2023 en términos económicos?
Estamos viviendo una progresiva recuperación hacia niveles de actividad anteriores a la pandemia, tal y como ya nos vaticinaban las previsiones de los OEMs, en los que se marcaba 2024 el año para recuperar los ratios de producción de aeronaves de pasillo único y esperemos que en 2025 los de doble pasillo.
Esto, que no deja de ser una excelente noticia, por otro lado nos obliga a reactivar toda nuestra industria y cadena de suministro en un entorno muy complejo; con unos costes de producción elevados por el incremento en los costes de electricidad y el gas, el precio y la escasez de ciertas materias primas, la inflación…. Sin duda, todo un desafío de cara a mantener nuestra posición de mercado.
En definitiva, es como si volviésemos a emprender una nueva carrera hacia la competitividad, pero esta vez no partimos de cero, sino desde un mejor posicionamiento por nuestra experiencia y resiliencia. Confío personalmente en que lo conseguiremos. 2023 es un año de recuperación, pero también un año de enfrentarnos a las dificultades que acabo de comentar, un año de compromiso de inversión para el desarrollo hacia una producción sostenible -medioambiental y económica- y un año de fuerte inversión en I+D en los programas de futuro.
Precisamente no podemos no hablar de I+D en un sector altamente especializado y tecnológico como el aeronáutico, donde la innovación forma parte de su ADN. ¿En qué proyectos se está trabajando ahora?
La tecnología y el desarrollo de la I+D+i, son imprescindibles. ya no sólo por el posicionamiento más competitivo para las empresas y su supervivencia, sino que es parte imprescindible de las soluciones para la descarbonización del producto y del proceso productivo.
En nuestro caso, en el sector aeroespacial, las tecnologías que se están desarrollando respecto al producto son el desarrollo de la electrificación e hibridación de las aeronaves y la propulsión de combustibles como el hidrógeno o los llamados SAF, los combustibles sostenibles para la aviación.
Además, no podemos olvidar el proceso productivo, la digitalización, ser más eficientes energéticamente, reducir el consumo neto de agua o implantar instalaciones de geotermia o solares para el autoconsumo. Todo ello requiere de tecnologías, algunas ya disponibles y otras que tendrán que desarrollarse entre los diferentes actores del clúster y colaboradores a nivel global.
Y por último, ¿encuentran dificultades para encontrar talento, y sobre todo retenerlo, en Euskadi, para poder convertirse en líderes en el sector?
Euskadi es un referente tecnológico, industrial y de conocimiento. Sin embargo, vivimos en un país pequeño y tenemos una población envejecida. En este momento no somos capaces de atraer como país a jóvenes que ocupen esos puestos de trabajo que harán falta cuando haya una jubilación masiva dentro de 10 ó 15 años. Además, tenemos el deber de despertar en nuestros menores el interés por la industria y la tecnología, pero sobre todo por el mix de ambas.
No podemos olvidar tampoco la reconversión de ciertas personas que se han podido descolgar en un momento dado de su carrera profesional, y atraerlos a sectores industriales, como el aeroespacial, aunque no sean tan jóvenes. Todos los esfuerzos serán bienvenidos para poder generar y atraer ese talento tan necesario a nuestro país para seguir por la senda de competitividad que nos caracteriza.