La soledad vertebra las emociones de quienes, como Sergio Escalante y Lidia Pérez de Nanclares, tocan la puerta de las lanzaderas de empleo de la Diputación de Bizkaia.
"De un día para otro te ves en la calle y te entran las dudas. ¿Y si no soy tan bueno? ¿Y si no valgo?". Es el testimonio de Sergio Escalante cuando recuerda el tiempo que pasó en el paro. Después de 20 años trabajando como ingeniero tras un cambio de empleo que no salió bien se vio en la calle. "Te quedas solo", evoca.
Como siempre había pensado en emprender, Sergio contactó con DEMA, la agencia de emprendimiento de la Diputación de Bizkaia, y encontró respaldo en ese proceso de regreso al mercado de trabajo que es también un momento para la reflexión y la autoevaluación. Decidir, en definitiva, qué camino seguir.
"A veces animamos a tomar decisiones. La primera parte de la lanzadera consiste en eso, en conocerse y ver hacia dónde ir", explica Gloria Mugica, directora de DEMA, que canaliza el llamado programa Anezka que agrupa estas lanzaderas.
Son grupos de búsqueda de trabajo de unas 20 personas encabezadas por dinamizadores y técnicos de empleo que permiten un regreso al mercado laboral acompañado y, sobre todo, satisfactorio de cara a la realización profesional y personal.
Inicio en 2015
Como explica Mugica, la iniciativa surge hace ocho años en Bizkaia con la base de la experiencia exitosa de la fundación Santa María la Real. Era el año 2015, las tasas de paro aun eran elevadas y la búsqueda de empleo era un trabajo si cabe más duro que ahora. "Nos llamó la atención que la fundación cubría una parte que las políticas de empleo no cubren. Lanbide da mucha formación pero esto es otra cosa", desgrana la directora de DEMA.
Son grupos heterogéneos, tanto a nivel de edad como en cuanto a nivel formativo, aunque en general las personas que acuden a las lanzaderas tienen una cualificación alta y muchas de ellas experiencia laboral amplia.
"El dinamizador va reforzando competencias en función de lo que el grupo necesita. A veces son personas formadas pero que carecen de habilidades digitales", explica Mugica.
Las lanzaderas duran cuatro meses y ahora en octubre se han lanzado tres en varios puntos de Bizkaia. Desde 2015 unas 1.100 personas han pasado por un total de 66 lanzaderas del área de Empleo de la Diputación. Más de 600 personas han logrado una inserción laboral.
El propio ente foral ha hecho un estudio que concluye que la metodología de las lanzaderas consigue que un 20% más de candidatos encuentren trabajo frente a quienes no participan en estos grupos.
Recuperar "la confianza"
"Diría que lo más importante es que recuperas confianza. El apoyo de las dinamizadoras y los compañeros es vital, te quitas esa mochila, esas dudas. Digamos que se curan heridas", dice Sergio, que aprovechó su paso por los programas forales de empleo para arrancar su propio negocio.
"Al final con el paso de las semanas sale a relucir lo mejor de cada uno. Todos los que estábamos allí teníamos mucho potencial, lo que pasa es que al principio estábamos apagados".
Sergio ha puesto en marcha una academia con el método de origen japonés Kumon y asegura que ha contado "con mucho apoyo" por parte de DEMA y de la Diputación. "Digamos que he encontrado mi sitio y ahora no volvería a trabajar para una empresa. Buscar trabajo con las lanzaderas es como hacer el camino de Santiago. El camino lo haces tú pero sabes que hay gente al lado".
"Vas sacando la cabeza"
Podría decirse que Lidia Pérez de Nanclares ha recorrido el camino a la inversa. Venía de trabajar en la gerencia de una empresa familiar que cerró por la crisis y se vio con esa "sensación de vacío" que le acabó llevando al programa Anezka.
"Aquí se forma una unión muy interesante, vas sacando la cabeza poco a poco. En mi caso ya tenía una edad, mujer... tenía experiencia pero no lo veía nada claro". Recuerda su paso por la lanzadera también como una experiencia gratificante que le permitió aportar experiencia a los participantes más jóvenes.
"Gracias a este proceso sientes que puedes volver a aportar al mercado. Lógicamente los jóvenes están a otro nivel en el tema digital pero igual les falta un bagaje que creo que yo sí tenía", recuerda.
Tras terminar el programa pasó un proceso de selección y fue contratada en una agencia de Seguros Occident en Bilbao. "El emprendimiento simpre me llamará la atención porque vengo de ahí, pero estoy muy contenta. Ahora tengo menos responsabilidades y eso se agradece. Te vas a la cama tranquila", comenta Pérez de Nanclares, satisfecha también de la experiencia que ha supuesto el programa de la Diputación a nivel de convivencia con los jóvenes.
"Ahora tengo una compañera de trabajo que es 20 años más joven y el tándem es bueno. Tengo la suerte de que mis dos hijas son jóvenes y el tema de las redes sociales, los programas digitales... todo eso lo aprendo también de ellas".