El sector funerario en Euskadi está en riesgo de monopolio. De hecho, para las funerarias independientes prácticamente lo está. Mémora, Funeuskadi, Albia, y Funetxea (filial de Funespaña) controlan el grueso de las pompas fúnebres de la comunidad autónoma. Y este movimiento de agrupación va a más. Tanto que la propia CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) examina la adquisición del grupo Funeraria Vascongada por parte de Mémora, líder funerario en España.
La operación permitiría a Mémora controlar un total de 16 instalaciones en Gipuzkoa: Morlans, Trintxerpe, Errenteria, Oiartzun, Hernani, Villabona, Andoain, Tolosa, Olaberria-Goierri; junto a sus actuales tanatorios de Zorroaga, Benta Berri, Errenteria, Zarautz y sus oficinas de Polloe -Donostia y Oiartzun. Casi la totalidad de la oferta en la provincia.
En Bizkaia el escenario es similar, aunque el pastel se lo reparten, de momento, entre tres grupos funerarios. El más grande de ellos es Funeuskadi, con un total de 20 instalaciones entre funerarias y tanatorios. Le sigue Albia con 13 centros y Funetxea (filial de Funespaña, otra de las líderes nacionales) con cuatro. Estas dos últimas también están bajo investigación de la CNMC desde hace dos años por su fusión. De confirmarse se alzarían como la funeraria líder de España, desbancando a Mémora. La propia Funeuskadi intentó hacerse con el 15% de Serveis Funeraris para entrar en Cataluña, aunque un juez paralizó la operación en noviembre.
Entra las empresas que resisten el empuje de concentración de un sector tan delicado está Tanatorio Bizkaia, una de las más veteranas de la provincia, con presencia en Barakaldo y Getxo. Su directora, Maialen Uribelarrea, advierte de que el riesgo de monopolio existe: “Cuando Competencia está analizando estas operaciones poco hay que añadir. Los grandes grupos limitan mucho nuestra actividad, tenemos que trabajar intensamente para evitarlo”. La misma sensación la ha confirmado otra pequeña funeraria de la provincia, que no ha querido desvelar su fuente.
En Álava, en cambio, las aguas están más calmadas. El volumen de funerarias es menor y de los grupos mencionados solo Albia se ha instalado en Vitoria-Gasteiz. Pero las funerarias independientes que existen, como Lauzurica y Virgen Blanca, ya capean el temporal.
“El monopolio en Euskadi ya existe. Los grupos funerarios van a por todas nosotras. A la funeraria media y pequeña la estrangulan. Ofrecen servicios más económicos pero se está perdiendo la personalización”, afirma Alberto Zapatero, gerente de Funeraria Virgen Blanca.
Zapatero defiende su negocio frente a las grandes compañías aludiendo a un elemento imprescindible en este sector: la sensibilidad. “Nuestro personal más joven lleva aquí 19 años. En este campo la experiencia es fundamental para ofrecer un servicio lo más sensible posible. Tenemos que evitar que este trabajo pierda su humanidad, y los salarios más bajos que tienen en los grandes grupos desmotivan a sus trabajadores”, añade.
“La gente cree que hacemos el agosto continuo”
Desde el comienzo de la pandemia han fallecido por la covid-19 3.700 personas en Euskadi. Este aumento extra de la mortalidad induce a pensar que está siendo la edad de oro para las funerarias. Pero nada más lejos de la realidad, según defiende el sector.
Funeraria Virgen Blanca admite que sus beneficios han caído entre un 15 o un 20% este último año. Esto se debe a un aumento de los gastos derivado del material anticovid, pero sobre todo por un descenso de los ingresos. “La gente se cree que estamos haciendo el agosto continuo y no es así. Hay defunciones pero casi no ha habido despedidas. Las flores y los adornos apenas se compran, ni siquiera las esquelas. Y también se opta por ataúdes más baratos, porque prácticamente no se presentan los muertos al público", insiste Zapatero.