El sector de la moda es el segundo más contaminante del mundo, solo detrás del petróleo. La forma masiva de consumir ropa deja prendas de baja calidad con una vida útil muy corta. Compramos, pero enseguida desechamos. Euskadi es la tercera comunidad autónoma que más gasta en el comercio textil con una media de 527 euros por persona anuales. Según los últimos datos del Instituto Vasco de Estadística, EUSTAT, en 2017, el sector textil supone un 3,2% del sector industrial vasco y emplea alrededor de 6.000 personas.
Este consumismo masificado en el sector textil genera residuos que dañan el medioambiente. La ‘fast fashion’, la moda que pasas de la tienda y al consumidor y de él a la basura, y de la que España es una gran exportadora, genera el 20% de las aguas residuales, según la ONU.
Esto tiene graves consecuencias medioambientales, sociales y económicas y las empresas se han dado cuenta de ello. En los últimos años, las empresas han empezado a prestar más atención a los problemas éticos y ambientales, cada vez son más las grandes marcas que de una forma o de otra participan en acciones ecológicas y diseñan productos más sostenibles. El término ecodiseño va adquiriendo protagonismo y los valores que transmite cada vez van cogiendo más fuerza. “En los últimos años sí que ha habido un crecimiento de este tipo de firmas”, confirma Mikel Feijoo, director general y fundador de SKFK, marca de ropa vasca sostenible desde con más de 20 años de experiencia.
La Diputación de Gipuzkoa también busca impulsar y sensibilizar sobre la necesidad e importancia en materia de prevención de la contaminación en la industria textil. “Ahora mismo Gipuzkoa, es un referente y Euskadi también, está en el top europeo en cuanto a moda sostenible y movimiento ‘slow’, estamos a la vanguardia”, certifica Adriana Uribesalgo, vicepresidenta de CIKLO, la única asociación textil profesional en Gipuzkoa orientada hacia la moda sostenible y directora creativa de EKOMODO, marca de accesorios que utiliza monomaterial en tejido reciclado y reciclable. Esta marca obtuvo el año pasado el premio Europeo de Medio Ambiente por Economía circular. La empresa vasca realiza productos a partir de elementos reciclados que se convierten a su vez en recursos útiles para volver a ser utilizados. Esta tendencia de ecologismo y economía circular cada vez está más presente en la economía de Euskadi y las empresas de moda de este tipo están en auge.
Sin embargo, apostar por la moda sostenible no es una tarea fácil. La principal problemática es que la apuesta por la sostenibilidad influye directamente en la reducción de la rentabilidad de los negocios vascos. En Euskadi los profesionales resaltan la dificultad de encontrar materia prima sostenible, a pesar de ello, un 70% de los mismos consumen materias primas locales, según CIKLO. Es el caso de Illuminatio una marca de ropa con algodón 100% reciclable. A pesar de las dificultades, estas marcas apuestan por vender el mismo producto, pero mejorado, haciéndolo más sostenible, evitando la dependencia del petróleo y apostando más por las fibras naturales. Las marcas coinciden en que este auge supone una mayor competitividad. La sociedad cada vez está más concienciada, cada vez hay más demanda, pero también más marcas. Esperan que esta concienciación social amplié la oferta para adquirir las materias primas y facilite la producción de este tipo de textiles. “Es difícil encontrar los materiales, pero esto cambiará porque lo eco cada vez se va normalizando más”, asegura Jon Cereijo, uno de los fundadores de Illuminatio. La sociedad vasca cada vez valora más lo artesano y la calidad. “Todos nos dicen lo mismo: lo tocas y se nota”, apunta Cereijo.
Productos personalizados que apuestan por los artesanos más locales
En Euskadi la mitad de los profesionales de la moda conocen a sus proveedores. Es el caso de Oihane Pardo, creadora de Amarenak, una marca que confecciona 'kaikus', abrigos tradicionales vascos, de forma sostenible con un trato cercano y personalizado con la idea de recuperar la cultura y la indumentaria vasca adaptándola a los tiempos de ahora. “Conocer al proveedor te da la oportunidad de ofrecer un producto a medida, además de potenciar las empresas pequeñas y familiares y a los artesanos”. De esta forma se impulsa la economía local y se impulsan oficios que están desapareciendo. Fue así como Pardo conoció a Miguel Cordero uno de los responsables de la marca Paños de Lana, una de las pocas empresas que realiza productos de lana a nivel nacional. En una pequeña localidad de León esta empresa familiar trabaja con muchas empresas de Euskadi por la gran ausencia de proveedores que hay en nuestra comunidad. “Estamos en contacto con el Gobierno vasco para darle una segunda vida a la lana latxa. Actualmente no tiene aplicaciones industriales y quieren intentar darle una utilidad a toda esa cantidad de lana que se desperdicia”, explica Cordero.
Falta de talleres locales
La escasez de materias primas va ligada a la falta de mano de obra. Este tipo de empresas y de servicios textiles son inexistente en Euskadi. “No hay”, asegura Feijoo. “En los 2000 si empezamos a confeccionar aquí, pero ahora con el volumen de prendas que manejamos es muy difícil, pero siempre tendemos a recurrir a lo más cercano posible”, reconoce el creador de SKFK. Esta escasez de talleres es uno de los desafíos del sector para transitar hacia modelos más sostenibles. Entre los profesionales vascos un 35,70% acredita que esta falta es el segundo mayor problema al que se enfrentan, siendo los materiales (tejidos y fornituras ecosostenibles) el principal quebradero de cabeza (64,3%). Respecto al tipo de producción el 78’6% de los profesionales vascos afirma que su producción es local, según CIKLO.