Grupo NBI, empresa vasca especializada en diseño, fabricación y comercialización de rodamientos de precisión, daba sus primeros pasos en el año 2002 con cuatro integrantes y un gran apoyo institucional. Actualmente suma cerca de 400 empleados a nivel internacional y factura 25 millones de euros al año, cifra que prevé duplicar en 2022 y cuatriplicar en los próximos años de cara a garantizar su viabilidad en un mercado altamente competitivo. Su historia arranca en el nicho de empresas de Beaz, sociedad pública de la Diputación de Bizkaia, como distribuidor de marcas ajenas de transmisores de potencia, especialmente rodamientos para herramientas de elevación y manipulación de cargas, sector clave por el que se les reconoce internacionalmente.
Cuatro años después, pasa de la distribución y comercialización a la fabricación de transmisores con marca propia, para lo que constituye su primera planta de producción. Así nace NBI, empresa puntera en soluciones de ingeniería y diseño que oferta desde 2008 un abanico de productos dirigidos al cliente final. Piezas con altas especificaciones técnicas cuya producción acompaña una serie de hitos de inversión que han catapultado el potencial de la firma en un sector creciente y con un alto grado de competitividad. A partir de 2010, NBI da el salto a la internacionalización, decisión estratégica que extiende la cartera de pedidos al mercado global pasando de facturar más de un 90% en España a un 70% en el mercado internacional, principalmente el centroeuropeo.
Una apuesta que viene acompañada de la creciente inversión en I+D para adecuar sus productos a nuevos clientes y sectores. Al tratarse de una producción especializada, de alto valor añadido, "es necesario que se produzca previamente a la fabricación un proceso de homologación, el cual dura entre dos y tres años de media, y supone unos costes elevados", explica su director financiero, Javier Raya. Apoyada en ambas señas de identidad, en abril de 2015, la compañía sale a Bolsa para financiar la nueva planta de rodamientos en Álava, cuya puesta en marcha arrancaba el pasado año en las inmediaciones de Oquendo, llegando a su máximo histórico en su cotización este 2021, con 6,10 euros en fase alcista y un acumulado de hasta el 25%.
Irrupción en nuevos mercados
La captación de fondos ha permitido a la empresa llevar a cabo un proceso que agrupa tanto crecimiento orgánico como inorgánico, este último con la adquisición de varias sociedades con las que ha incrementado el volumen de negocio sin tener que partir de cero. El modelo de desarrollo actual consiste en integrar la cadena de producción verticalmente mediante la adquisición de otras empresas que ya están instaladas en el sector con el objetivo de crear valor. En esta línea, solo en 2020 cerró tres de estas adquisiciones que se suman a otras cinco llevadas a cabo en años anteriores.
A principios de febrero llegó a un acuerdo para la adquisición del 91.2% de Industrias Metalúrgicas Galindo, unidad de mecanizado en Bizkaia centrada en el suministro de utillajes y soluciones seriadas dirigidas principalmente al sector aeronáutico, de especial interés estratégico para NBI por su alto valor añadido y las importantes barreras de entrada "para lo que Galindo tiene todos los requerimientos". En el mismo mes, adquiría la empresa de rodamientos en la India, FKL India Private Ltd, con la intención de sumar un polo de fabricación del propio producto.
La rumana Turnatorie Iberica, y el 51,35% de ALPROM, en Burgos, especializadas en la fabricación con aluminio, han sido las últimas inversiones del grupo en plena pandemia del coronavirus. La actividad de ambas sociedades consiste en el suministro de componentes de este material para la automoción y en menor medida para la industria general, con el doble objetivo de controlar los procesos productivos del nuevo material, así como aprovechar las sinergias comerciales y el salto a la automoción que permite abordar nuevos clientes que refuerce al NBI como grupo industrial.
Previsión de crecimiento
La empresa, especializada en fabricar rodamientos de alta precisión para sectores tan diversos como ferrocarril, eólico, industria, transmisión de potencia y más recientemente, aeronáutica y automoción, se ha enfrentado a un parón industrial y la consecuente caída en ventas en todas las unidades de negocio y ha salido ileso. NBI a mantenido su facturación en 25 millones de euros durante 2020 y un aumento de algo más del 1% en el total de ingresos respecto a 2019, incremento que responde una mejora de la demanda durante el cuarto trimestre, así como la aportación de las recientes adquisiciones. Tras dos trimestres consecutivos con menores ingresos y caídas entre el 15% y el 50% en todas sus plantas, primer periodo en la historia de NBI con resultados financieros negativos, en el último trimestre dicha magnitud superó en un 66,3% la del mismo período de 2019.
A pesar de la contracción de la demanda y las fluctuaciones durante el año, su plan de crecimiento tampoco se ha visto alterado. Para 2022, el objetivo es duplicar el negocio actual, hasta los 50 millones de euros, un 10% de beneficio neto y continuar con el crecimiento del empleo, actualmente con 170 empleados en Euskadi y alrededor de 400 repartidos en las diez plantas de la empresa. Previsión que consideran el punto intermedio entre la situación actual y su objetivo para los próximos años que pasa por los 100 millones de euros ganando cuota y penetración. Las principales líneas de actuación de NBI Bearings para este año se enmarcan en una integración de las sociedades adquiridas y la búsqueda de oportunidades de cara a impulsar el crecimiento inorgánico en línea con el 'target' del grupo, así como potenciar la imagen y actividad de la recién inaugurada planta de fabricación en Oquendo, Álava con el objetivo consolidarse como referente en la fabricación de rodamientos y piezas rectificadas de precisión en Europa.