Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad del País Vasco, Leire Barañano cuenta una amplia trayectoria profesional vinculada al mundo de la alimentación en diferentes estructuras que le permite tener una imagen global del proceso productivo y su distribución. Tras un periodo en el que desarrolló su trabajo en la propia universidad, llegó a Eroski, donde realizó labores de gestión y planificación desde la secretaría general del grupo y la dirección de marketing estratégico. En Azti, donde llegó en 2012 como directora de Valor, tuvo el cometido de estructurar y dinamizar proyectos de innovación avanzada para el sector agroalimentario vasco y desde 2017 está al frente del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (Neiker Tecnalia). “Aplicar la investigación para ayudar a que el sector sea competitivo y se adapte a los requerimientos medioambientales y las necesidades del consumo” le pareció “un reto apasionante” al que le apeteció dar el salto cuando le propusieron tomar el mando. Ahora, junto con la investigación de nuevos proyectos vinculados al Pacto Europeo, está empeñada en acabar y defender su tesis sobre bioeconomía antes de que acabe el año. Está deseando sumarse a ese 35% de doctores/as que hay en Neiker y se muestra convencida de que de 2021 no pasa.
Cuando alguien piensa en el sector agrario difícilmente lo vincula a las batas blancas y, en un paseo por Neiker, te das cuenta que abundan…
Quizás ese sea uno de los mitos que hay que intentar desterrar. El sector tiene una imagen como algo muy del pasado, pero se están aplicando un montón de innovaciones. Queremos que la producción agraria se mantenga o mejore sus niveles de productividad, pero hay que acatar nuevos requerimientos y eso sólo se hace con investigación y aplicación de los avances. Por ejemplo, estamos investigando la emisión de gases, gracias a unas cámaras metabólicas de última generación tecnológica, y, mediante la modificación de las dietas del ganado, vamos ajustando esa reducción. Dedicamos recursos a la bioeconomía, que es convertir algo que tienes, aunque no lo puedes usar (residuos agrarios, purines, sobrantes de fincas, residuos forestales…) para hacer nuevos productos de valor añadido. Hay muchas aportaciones al textil con origen sintético, está toda la química verde, que es la química derivada de residuos forestales... Lo agrario tiene mucho margen de innovación porque su ámbito es muy amplio. Uno de nuestros retos era acercarnos al sector, que nos viera como algo útil y vamos consiguiendo avances.
Han pasado 4 años desde que llegó a Neiker. ¿El balance cómo le sale?
Asumir la dirección de Neiker me pareció una gran oportunidad y está siendo una experiencia muy apasionante. Somos 189 personas a las que se nos pide una producción de calidad y de cantidad importante de ciencia y tenemos la misión de generar economía inducida, de trasladar al conjunto del sector proyectos que generen nuevas actividades, o que las que existen no se pierdan por los cambios que vienen. El balance es bueno porque las valoraciones del sector nos indican que hay más acercamiento, más dinamización sectorial y más transferencia de conocimiento. Además, internamente, hemos implementado un cambio orientado hacia la transversalidad que, además de mejorar nuestro rendimiento, nos ha servido para lograr una certificación que era muy importante para nosotros: ser excelentes en la gestión de la I+D+i para las actividades de investigación, desarrollo e innovación en agroalimentación (sectores agrícolas, ganaderos y forestal) y en medio natural.
Lo agrario tiene mucho margen de innovación porque su ámbito es muy amplio. Uno de nuestros retos era acercarnos al sector, que nos viera como algo útil
Estamos inmersos en una pandemia en la que el sector agrario y de la alimentación se ha calificado de esencial ¿Es un buen momento para el sector?
Es un sector muy diverso, con muchos subsectores (vacuno leche, carne, vino, hortícolas, forestal...), pero con muchas cosas en común. Estamos en un tiempo donde las preferencias de consumo están orientándose hacia productos más naturales, sostenibles, de kilómetro cero. Es un sector estratégico y, aunque hay subsectores que se han visto muy afectados por los cierres de la hostelería, como el del vino, otros tienen que aprovechar esta oportunidad de impulso que está experimentando lo referido a la alimentación, cubrir las expectativas de los consumidores, dar respuesta a lo que quieren: un buen producto a un precio razonablemente lógico, que sea sostenible y que cumpla todos los requerimientos que la sociedad dice valorar. Es un momento muy importante de aprovechar este tirón y que el sector tome ritmo y amplíe su actividad.
Es un momento muy importante de aprovechar este tirón y que el sector tome ritmo y amplíe su actividad
Un buen momento, pero con poco relevo generacional
Ahí es donde está la parte un poco negativa. Es un sector muy desconocido, a veces mal conocido, y el relevo generacional no es fácil, pero se están poniendo medidas para darle la vuelta. En otros países los jóvenes terminan estudios y se tiran a la piscina para montar una empresa vinculada a este sector. Aquí, poco a poco está habiendo experiencias, estamos ayudando a crear esas actividades nuevas a gente joven que quiere desarrollar unas ideas para mejorar lo que ya existe y ese es el camino. Si no hay relevo generacional, no hay sector. Se están empezando a activar mecanismos formativos y hay un plan de emprendimiento puesto en marcha porque el sector tiene un potencial de crecimiento significativo.
¿Se trata de hacer ver que el sector agrario es una alternativa viable?
Hay que hacer ver que el agrario es una alternativa como cualquier otra en la que se puede emprender. Se ha elaborado un diagnóstico de necesidades y posibilidades y puesto en marcha mecanismos para que den sus frutos. Un emprendedor puede poner en marcha un negocio tecnológico vinculado al sector, o un invernadero de alta tecnología para producir nuevos productos dirigidos a la gran distribución, por ejemplo. Confío en que los impulsos, y las nuevas orientaciones que damos desde los centros, ayuden a que la gente se anime a ver que esto puede ser una buena alternativa, que se puede combinar la tradición familiar con iniciativas de gente que no tenía vinculación con el sector, pero que ve en él un nicho de oportunidades. Existen un montón de propuestas para innovar y diversificar que planteamos en foros de emprendimiento con la Universidad y, aunque hay algún paso, está costando. Creo que es cuestión de tiempo y, quizás, romper con estereotipos.
Es un sector muy desconocido, a veces mal conocido, y el relevo generacional no es fácil, pero se están poniendo medidas para darle la vuelta
Europa se ha puesto las pilas con la política ambiental y eso trae cambios…
El objetivo es garantizar alimentos saludables, asequibles y sostenibles, casi nada. Por ejemplo, hay que reducir en un 50% el uso de pesticidas y las pérdidas de nutrientes y un 20% el uso de fertilizantes. Hay que aumentar la superficie agricultura ecológica al menos un 25%, reducir 50% el uso de antibióticos, transformar un mínimo del 30% de las tierras y mares de Europa en zonas protegidas administradas con eficacia y que al menos el 10% de la superficie agraria vuelva a estar ocupada por elementos paisajísticos variados. Es obvio que la consecución de alguno de estos objetivos sólo se va a poder conseguir a través del aprovechamiento de la tecnología, haciendo una gestión mucho más fina, muy profesional.
¿Y las personas del sector cómo viven estos cambios?
Depende mucho del perfil de la persona. Hay gente dispuesta a ser tractora de estos cambios, que está dispuesta a buscar alternativas, de probar cositas y luego tienes otro segmento al que le cuesta salir de la zona de confort, pero que de alguna manera va a tener que salir porque hay que cumplir con los requerimientos europeos. Nuestro trabajo está en generar alternativas para estar adaptados a los requerimientos para que el agricultor/a o ganadero/a pueda tener una actividad económica sostenible y conseguir que vean su utilidad y necesidad.
Hay que reducir en un 50% el uso de pesticidas y las pérdidas de nutrientes y un 20% el uso de fertilizantes
¿Qué campos son los que andáis trabajando?
Tenemos muchos frentes abiertos, muchísimos. Por ejemplo, para cumplir con los requerimientos, teniendo en cuenta que el cambio climático es una realidad, hay una línea que trabaja en técnicas moleculares para la mejora genética de los cultivos con sistemas naturales. Nosotros no hacemos modificación genética, pero, con sistemas naturales, trabajamos para mejorar las técnicas para tener un cereal más resistente, una patata más resistente, unos viñedos más resistentes en un ámbito forestal más resistente, resistente a plagas, a estrés hídrico… Luego tenemos que conseguir que esas variedades tengan ratios altos de productividad, pero sin utilizar tantos fertilizantes. Lograr un producto que se adecue bien al consumidor y al cambio climático.
Otra línea de trabajo va encaminada a mejorar la competitividad de las explotaciones de la actividad con instalación de los sistemas de inteligencia, de captura de datos… Tecnologías punteras para la mejora de la rentabilidad, pero que garanticen a su vez la conservación de la biodiversidad.
¿Es un momento de oportunidades?
Totalmente. Estamos viviendo un momento especial que, además, nos obliga a trabajar en red. Es el momento de impulsar la cooperación entre diferentes agentes para conseguir un fin último. Imagínate que esta colaboración puede ser desde desarrollar una nueva gama de productos para una empresa que se dedique al sector primario y que luego la venta se va a dar en una cadena de distribución y pequeñas tiendas. Yo creo mucho en este camino.
Hay productos que vamos a dejar de producir porque no son rentables, pero, habrá nuevas oportunidades. Voy a poner un ejemplo: llevamos 3 años trabajando intensamente en el impulso de la producción de frutos secos, sobre todo en Álava, dentro de una estrategia de cultivos de valor, demandados y de producto local. Una alternativa al cultivo tradicional, interesante, y que los/as consumidores lo están pidiendo. Está siendo un proyecto muy interesante y tiene un plan de extensión de plantación de nogales a tener en cuenta. Si se plantean alternativas, introduciendo nuevas tecnologías, se pueden producir un montón de productos que ahora conseguimos fuera de Euskadi. Hay muchas oportunidades y tenemos que conseguir visibilizarlas.