Empresas

La tensión sindical pone en riesgo la continuidad de Tubacex en Euskadi

La dirección pone encima de la mesa la "seria amenaza" sobre la continuidad de las plantas vascas, mientras el conflicto se alarga convertido en bandera sindical de la crisis de la pandemia

2 junio, 2021 05:00

La huelga de Tubacex cumple este miércoles 112 días en un conflicto cada vez más enquistado, convertido en cierto modo en bandera sindical de la crisis de la pandemia y amenazando con poner en riesgo la continuidad de las plantas del grupo en Euskadi.

112 días de parón dan para mucho, y para perder mucho. La empresa presidida por Álvaro Videgain puso ayer sobre la mesa que la huelga ha supuesto una "pérdida importante de clientes" y costes y penalizaciones ya "irreparables" que, "sumado a la débil situación del mercado, amenaza seriamente la continuidad de las plantas" de Llodio y Amurrio. Dos plantas en un grupo que tiene 20 repartidas por todo el mundo, en Estados Unidos, Noruega, Canadá, India, Tailandia, Austria, Italia, Dubai, Arabia Saudí, y Singapur, en las que la reestructuración que ha afectado a 600 personas, el 20% de su personal, se ha llevado a cabo sin conflicto.

No es ninguna novedad que las relaciones laborales en Euskadi no son precisamente fáciles, sino más bien todo lo contrario. No son fáciles en el plano institucional, con unos organismos sociolaborales -incluida la mesa de diálogo social- en los que no se sienta ni ELA ni LAB. Ni lo son en las relaciones en las empresas, sobre todo en aquellos conflictos en los que el sindicato mayoritario es ELA, -como en el caso de Tubacex- que tiene como una de sus estrategias intentar alargar las huelgas al máximo haciendo alarde así de su capacidad para tensar la cuerda con la patronal.

El conflicto tiene como origen un ERE que ha afectado a 129 trabajadores, 96 de ellos despedidos. Reincorporar a estos trabajadores en la empresa ha sido la línea roja marcada por el comité para abordar cualquier negociación con la dirección, algo a lo que la empresa se niega de plano. En  medio de la crisis económica  provocada por la pandemia, en la que la defensa del empleo se ha convertido en el centro de todas las políticas -de ahí el sistema de los ERE alargado hasta después del verano para evitar los despidos- el pulso entre sindicatos y dirección de Tubacex tiene todos los ingredientes para convertirse en todo un símbolo de lucha sindical contra los despidos en tiempos de pandemia y dificultar aún más la consecución de un acuerd.  Un símbolo de conflictos capitaneados por ELA, como lo fueron en su día las trabajadoras de las residencias de Bizkaia, que mantuvieron el pulso de la huelga durante 370 días. O el largo conflicto de la Enseñanza concertada que también capitaneó ELA. Otra cosa es cuál sea el resultado del pulso en esta ocasión. El comunicado  con el que la empresa respondió ayer a la negativa del comité a aceptar su última propuesta que estaba condicionada ante todo a que se desconvocara la huelga, deja en el aire el aviso claro de que, en esta ocasión, la cuerda se puede romper: "Esta decisión puede tener efectos irreversibles en las plantas alavesas", decía la dirección.

Faltan 20 días para que se celebre el juicio por los despidos y hasta entonces todo parece indicar que la huelga no se va a desconvocar. Otra cosa es qué va a ocurrir después de que se celebre la vista a  la espera de una sentencia que puede alargarse en el tiempo por los posibles recursos, y con una plantilla que ya empieza a acusar el cansancio de un conflicto largo y bajo la amenaza real de perder los puestos de trabajo si se cumplen las advertencias de la dirección.

Decisión sin contar con la asamblea

Los dirigentes de la empresa mostraban ayer su "perplejidad" porque  el comité de empresa, que constituyen ELA, STAT, LAB, CCOO e independientes, afrontara de "modo unánime varias decisiones tan trascendentales sin haberse consultado a la plantilla en la forma debida". "Sucedió con el rechazo a la oferta de negociar ajustes para evitar despidos, posteriormente con la convocatoria de la huelga indefinida y ahora con el rechazo a esta propuesta de futuro con garantías de empleo, inversiones y mejora de las condiciones de salida".

Y es que el comité ha tomado estas decisiones sin pasar por la asamblea aduciendo que el acuerdo de cada sindicato con sus afiliados ya es suficiente porque la propuesta de la patronal, que aseguraba mantener el empleo tres años no era "relevante", pero lo cierto es que así se ha evitado una asamblea en la que podrían afloral las tensiones que se está acumulando en una plantilla que afronta de forma desigual las consecuencias que tienen para los trabajadores y sus salarios tantos días de paro. Es cierto que el comité está afrontando sin fisuras el conflicto, porque ningún sindicato quiere descolgarse de la reivindicación de que se reincorporen a los despedidos, pese a que algunos podrían ser más partidarios de intentar negociar para evitar que las consecuencias afecten al conjunto de la empresa. Pero otra cosa es el ánimo en la plantilla que empieza a decaer.

ELA puede alargar en el tiempo los conflictos entre otras cosas gracias a una caja de resistencia de hasta 1.070 euros -cotizaciones aparte-  de la que disponen sus afiliados. LAB también dispone de una 'borroka kutxa' de menor cuantía, alrededor  de 900, y STAT ha repartido a sus afiliados ayudas 500 euros. Además se ha creado  una 'kutxa solidaria' por parte de la plantilla con contribuciones de particulares que no consiguen ya paliar los efectos del paro sobre los que no tiene ningún ingreso. Por eso, es probable que el punto de inflexión para la plantilla y para poner fin a la huelga sea el día después del juicio.

 

Pérdidas y pedidos

La dirección también está en parte a la espera de ver lo que pasa en los juzgados con los despidos del ERE, con una sentencia que hoy por hoy es imposible de prever ya que en las últimas semanas se han sucedido sentencias favorables a la empresa como en el caso de Aernnova o a los trabajadores como en el de la PCB filial de ITP  en la que declaró nulos los despidos.

La espada de Damocles colocada sobre Tubacex no es una buena noticia para la industria vasca en un momento que es clave para la recuperación económica. De hecho, el departamento de Desarrollo Económico se ha implicado en el seguimiento de este conflicto con reuniones con empresa y sindicatos intentando reconducirlo aunque sin éxito. Unos intentos que se muestran dispuestos a continuar "si así nos lo piden" las partes, señalan.

Los sindicatos defienden que la crisis de Tubacex es coyuntural, provocada por la pandemia de Covid, pero la dirección argumenta que es una crisis que arrastra desde hace meses que la pandemia no ha hizo más que empeorar.  

La paralización de los mercados generó pérdidas a la compañía dirigida por Jesús Esmorís de más de 25 millonesTubacex afrontó un proceso de despidos colectivos que afectó a 600 personas, el 20% de su coste personal, repartidas en sus plantas de Álava, Estados Unidos, Noruega, Canadá, India, Tailandia, Austria, Italia, Dubai, Arabia Saudí, y Singapur. Las plantas de Llodio y Amurrio fueron unas de las más perjudicadas con 95 despidos y 34 salidas más con prejubilaciones y bajas incentivadas. Precisamente donde la compañía ha realizado inversiones de más de 100 millones de euros para la automatización de las instalaciones. En el primer trimestre, las cuentas todavía acusan los efectos de la paralización de los mercados provocada por la pandemia. Las pérdidas se mantienen con 16 millones, aunque, y como señala la empresa, se apuntan síntomas de despertar en la cartera de pedidos.  De hecho, hace unas semanas comunicó a los mercados que espera recibir en los próximos meses un incremento importante de pedidos procedentes del sector del petróleo y el gas. La progresiva vuelta a la "normalidad" tras la pandemia y la importancia del gas como energía de transición soportan esta reactivación en la que confía la compañía ´tubera´ y para la que había incrementado su apuesta en Oriente Medio con la compra del Grupo NTS. Según informa la compañía en el análisis de resultados del primer trimestre del año enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y a los inversores, "se aprecia una reactivación de las fases finales de adjudicación de proyectos, lo que anticipa una recuperación progresiva de la actividad". Una situación que ya se está percibiendo con un "aumento de la entrada de pedidos" en algunos productos para los que el grupo cuenta ya "con una importante cartera para los próximos meses".