Las tiendas que abandonan el centro de las ciudades en busca de la rentabilidad y supervivencia del negocio se cuentan por decenas en las capitales vascas. Las principales calles comerciales de Euskadi se enfrentan a una desbandada de pequeños comercios y franquicias a los que se suman ya puntos de venta de grandes cadenas en el marco de transformación de mercado y modelo de consumo que la crisis del covid-19 ha catapultado estos últimos meses. Durante la pandemia, establecimientos de cadenas como Douglas, Springfield, Intimissimi, Forum, Woman Secret o Massimo Dutti han dejado de operar en los núcleos comerciales guiados por los procesos de centralización y el consecuente ahorro de costes que persiguen los grupos corporativos, con una apuesta firme por un creciente nicho de mercado: la venta digital. 

El gran cambio que experimenta la industria retail y el constante aumento de la demanda en Internet se ve reflejado en procesos como el de la cadena sueca de ropa HyM, en plena reorganización a nivel mundial que se salda en Euskadi con alrededor de 50 despidos y dos clausuras, una de ellas la filial Cos, en pleno centro de San Sebastián. Ajustes que ha acelerado la pandemia, hilados con procesos anteriores que responden a una tendencia global de algunas de las tiendas emblemáticas en las más tradicionales arterias comerciales. 

Más allá de una estrategia internacional, el azote pandémico ha alcanzado en San Sebastián a firmas decanas como Barriola 1928 y Boulevard 15. Tras casi cien años de actividad, la empresa entraba en liquidación por concurso de acreedores el pasado mes de abril, dejando un especial vacío en las calle de Loiola, próxima a la Playa de la Concha.

Máximo Aguirre en Bilbao, Calle de Postas en Vitoria o Loiola en San Sebastián son algunas de las principales filas comerciales sometidas al cierre de decenas de negocios, algunos con la esperanza de recuperar su sitio en un futuro cercano. "Es algo terrible, llega un momento en el que pierdes la cuenta", afirman en unos locales más céntricos de San Sebastián, "los precios de los alquileres están subiendo y la crisis deja las avenidas desiertas". Los comercios de la zona detectan cada vez más locales vacíos, pero también mucho movimiento fruto de la resiliencia de grandes y pequeños. "Muchos negocios han cambiado de sitio, la calle es tan cara que buscan bocacalles y espacios menos céntricos", aseguran desde otra tienda en Loiola. 

La invasión del "se alquila"

En Bilbao, Don Diego López de Haro, la extensión de Gran Vía hacia Sagrado Corazón, supera la decena de locales vacíos. Mientras, en las ramas que conectan los barrios de Moyua e Indautxu se amontonan los carteles de "se alquila". La tendencia de los más grandes se une a la del comercio minorista, distintos procesos misma razón, una profunda transformación en el sector alimentada por la digitalización. Y es que mayoría de los que han echado la persiana estos meses centran su actividad en el sector textil y el calzado, cada vez con más presencia y facilidades online. Pili Carrera, Festa, Blue Marlin, Clarks, Ayestaran, SKFK, o Phunket son algunas de las marcas que han desistido de continuar en el núcleo comercial bilbaíno sin el beneficio que suponía el mantenerlo. 

"Avanzamos hacia una ciudad con escaparates vacíos, cualquiera puede vender a través de la web sin apenas costos, pero el posicionamiento y la visibilidad depende de una inversión que muchos no se pueden permitir", asegura Carlos Rus, al frente de las tiendas de ropa femenina, Phuket: "Llegará el momento en el que el comercio recupere su forma física y volvamos a nuestros ancestros, pero hoy por hoy lo digital está haciendo mucho daño". De nuevo, los comerciantes trasladan una sensación de vacío en estas calles. ¿Acaso se ven bolsas?, ¿hay ventas en las calles?, los negocios no cierran por aburrimiento, de momento es más económico el mantener una tienda cerrada que contratar personal y mercancía sin saber qué va a pasar mañana, no podríamos soportar de nuevo la restricción de horarios, reducciones de aforo y el cierre de municipios". 

La situación en Vitoria no dista de la del resto de capitales, New Yorker, Desigual, Promod o Pepe Jeans han abandonado el nido en las principales calles vitorianas, cada una con su escaparate virtual que potencian en tiempos de pandemia. Cierres que se suman a los de marcas más pequeñas, locales más envejecidos y con menos capacidad de adaptación: los 14.000 comercios minoristas que hay en Euskadi tienen 30 años de media y sólo un 11% de los comercios recogidos en el Barómetro del Comercio ofrecía venta online. Datos que contrastan con la tendencia de compra online, con un incremento de casi el 30% en 2020. La necesidad de adaptación es indiscutible, pero no inalcanzable de la mano de una apuesta ciudadana e institucional, con el foco en el comercio minorista, la dinamización y competitividad comercial urbana.