El pasado año, Aernnova cerró uno de los ejercicios más complicados de su historia. La crisis de la pandemia y las restricciones a la movilidad dejaron a los aviones en los hangares y a sus constructores en medio de una crisis que caía sobre una situación que ya presentaba síntomas de enfriamiento. La aeronáutica alavesa despidió el 2020 cerrando el trámite de un despido colectivo para hacer frente a una complicada situación. Seis meses después está en el centro de todas las miradas por el papel que puede desempeñar en la operación corporativa del sector más importante de los últimos años, la compra de ITP Aero. Hasta ahora las noticias eran solo oficiosas, pero la semana pasada la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, se convirtió en la primera fuente oficial en confirmar que Aernnova participaba en una oferta "vinculante" por ITP.
Hasta el momento ninguno de los actores relacionados con el proceso de venta que ha iniciado Rolls Royce han confirmado a ninguno de los ofertantes de modo oficial. No lo ha hecho la compañía británica, ni tampoco ITP Aero. El Gobierno de España también se ha cuidado de no confirmar el interés de ninguna empresa en participar en la oferta, del mismo modo que los numerosos fondos de inversión que se han acercado al proceso no han trasladado ningún mensaje. Así las cosas, la única confirmación oficial sobre uno de los participantes en la compra la hizo el Gobierno vasco, al confirmar la participación de Aernnova y confirmar una reunión mantenida con la empresa alavesa la pasada semana en la que el Ejecutivo trasladó su interés también en participar en el accionariado.
Towerbrook, el fondo de inversión impulsado por Soros, es el accionista mayoritario de Aernnova, y está interesado en hacerse con ITP. La compañía alavesa le da un buen subterfugio para sortear varios de los requisistos que ha puesto el Gobierno de España para la operación: un carácter nacional en los nuevos dueños y un proyecto industrial. Es un detalle importante porque el Ejecutivo central tiene la capacidad de vetar la operación y de poner condiciones dado el carácter estratégico que tiene ITP Aero por sus contratos con Defensa. Así Aernnova ha pasado en solo seis meses de estar asumiendo unas perdidas de 50 millones de euros y una caída de la producción del 40%, así como el despido colectivo de 55 trabajadores, a jugar un papel clave en la operación más importante del sector aeronáutico este año.
La vinculación oficial que ha hecho el Gobierno vasco sobre la participación de Aernnova es una de las cosas que ha preocupado a la compañía. Y es que la presión de los sindicatos ha elevado la intensidad sobre la empresa. El pasado mes de abril, Aernnova libró los recursos que los representantes de los trabajadores presentaron contra el ERE en Triubunal Superior de Justicia del País Vasco, que avaló el proceso de despido. El caso es que por mucho que la operación de compra de ITP esté financiada por Towerbrook, es difícil de explicar que Aernnova esté participando en una compra de este calibre después de presentar un despido colectivo por causas económicas.