Los problemas de suministro durante la crisis ante el desabastecimiento de materias primas y problemas logísticos es, a día de hoy, una realidad para seis de cada diez empresas en Euskadi. También lo es el aumento de la demanda nacional de la bicicleta como transporte predilecto en la pandemia. Ambas desembocan en pequeños pero numerosos negocios de reparación de este vehículo, sin material con el que abastecer a la inmensa cantidad de pedidos, en medio de una coyuntura que no espera estabilidad hasta 2023.
Los principales fabricantes del sector, el japonés Shimano y la estadounidense Sram, quienes aglutinan la mayoría de componentes, acumulan retrasos de hasta diez meses en piezas de fabricación, aunque la situación "se extiende al resto de fabricantes". "Algo tan básico como el freno no puedo venderlo ahora mismo porque sencillamente no tenemos", asegura Sergio Fernández al frente del taller Lokoloka de Vitoria, "un pedido que se hacia en cinco minutos puede llevar una hora buscando el producto, con un coste mayor que repercute en la venta".
Frenos, piñones, casetes, cadenas, se acumulan en las listas de reserva. "Nosotros, por suerte, nos hicimos con un buen inventario antes del covid, pero hay material que no tenemos", explica Camilo Antunez en IBKBike, "hay piñones que se esperan para dentro de 34 semanas, según la pieza". Los beneficios que reporta el mayor uso de la bici para los talleres de reparación -con un incremento del 150% en la venta de bicicletas certificadas de segunda mano los primeros meses de 2021, favorecido por la escasez de bicicletas nuevas según Tuvalum- se ven trasquilados por la pérdida de clientes "que no pueden estar esperando seis meses a que se le arregle la bici, a la semana vienen dos o tres bicis que no vas a poder coger y repercute hasta un 20% en los ingresos mensuales".
Aunque los meses de espera dependen del artículo, los negocios de reparación intentan adelantarse a los tiempos a través de otros proveedores y contactos, "si un mayorista recibe en Alemania, puede llegar a distribuirse un pequeño pedido" señala Arturo Sola desde el taller donostiarra Ciclos San Marcial: "Siempre hay alguien que puede tener el producto o uno parecido, la escasez afecta a prácticamente todo con lo que trabajamos, en cubiertas, por ejemplo está siendo complicado, las cadenas en cambio parece que vuelven a la normalidad cuando hace meses no practicamente no había".
La actualización en los precios del producto y del transporte, derivado del mayor coste en los contenedores, por el momento es "asequible" con incrementos entre el 10 y 15% en las principales marcas. Sola señala 50 euros a mayores por bicicleta, lo cual "se nota", si bien "no en exceso" por la carga de trabajo.
Los profesionales del sector coinciden en que el año que viene la industria seguirá sin responder a la demanda desatada durante la covid y el cuello de botella en las grandes factorías que los pequeños empresarios atajan con decisiones estratégicas y mayor carga de trabajo, con la confianza de fidelizar nuevos usuarios que, junto la Estrategia Estatal por la Bicicleta y lo cambios de hábitos hacia nuevos modelos mantengan un futuro prometedor en el sector.