Tubacex ha trasladado a los trabajadores que la crisis económica que afecta al sector del petróleo y el gas necesita un redimensionamiento de las plantillas en las plantas vascas de Amurrio y Llodio. La dirección de la compañía ha señalado que las circunstancias no le permiten retrasar más la decisión y que la sentencia que anuló el despido colectivo de 128 empleados no cambia la realidad económica. De ahí que haya puesto en marcha un proceso para acordar bajas incentivadas en una negociación que arrancará trabajador por trabajador de los afectados por el ERE, pero que también va a abrir a empleados que no fueron despedidos. El objetivo es buscar acuerdos individuales para alcanzar un redimensionamiento que ya se ha realizado en las otras 20 instalaciones que Tubacex en el resto de su red internacional. De todos modos, la empresa ha planteado a los trabajadores crear un órgano específico para buscar acuerdos y tratar de normalizar las relaciones. Se trata de una "mesa de normalización" en la que analizar a partir de noviembre la cartera de pedidos, la posible reincorporación de trabajadores y el plan de inversiones para adaptar las plantas a una producción enfocada en el contexto actual de energías renovables

El mensaje fue trasladado ayer en la reunión entre la dirección y el comité de empresa celebrada para analizar la situación generada tras la anulación del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco del ERE que despidió a 128 trabajadores.  La dirección de Tubacex entiende que los motivos que propiciaron el despido colectivo son estructurales y no dependen de la pandemia. De ahí que, mientras se tramita el recurso contra la sentencia en el Supremo, haya decidido cumplir el dictamen judicial abonando el salario a los afectados por el ERE, pero sin incorporarles a su puesto de trabajo y dándoles una dispensa para que no acudan a la fábrica. 

Votación para decidir la continuidad de la huelga

Para los sindicatos se trata de una "oportunidad perdida" para alcanzar un "encuentro". Y es que el comité de empresa había condicionado la reincorporación de los despedidos a sus puestos de trabajo para plantear el cese de una huelga indefinida que se viene prolongando más de 150 días. Ahora, los representantes de los trabajadores deben analizar si someten a votación en una asamablea la decisión de continuar con los paros. Se trata de la opción más plausible para salir del callejón sin salida en que se había enquistado. Y es que la situación, tras cinco meses de paro, es insostenible para muchos empleados que defienden la incorporación a sus empleos. En cuanto a las cajas de resistencia para soportar la falta de ingresos, solamente la de ELA tiene recursos, las demás centrales se han quedado sin fondos. 

La empresa mantiene que la huelga no está ayudando y que ha generado pérdida de confianza en varios clientes, así como la pérdida de cartera de pedidos. Una situación que, como han trasladado en la reunión deja a las plantas de TTI y Aceralava en una situación que técnicamente se acerca a una suspensión de pagos. Tubacex cree que tiene motivos jurídicos para que se reconozca en el Supremo que los motivos de la crisis son previos al coronavirus y mientras se resuelve esa cuestión busca acuerdos personales para acometer unas salidas porque la actual situación hace imposible sostener la actual estructura de plantilla.

Normalización del entorno laboral

Portavoces de Tubacex han confirmado, además, que será necesario prorrogar el ERTE que actualmente está previsto hasta septiembre para mantener la actividad al 50%. La dirección, de todos modos, busca normalizar la relación con los sindicatos y trabajadores que ha quedado muy dañada. Para eso quiere organizar una "mesa de normalización" a partir del mes de noviembre en la que actualizará la situación comercial a medio y largo plazo y donde valorar si existen posibilidades de readmisión de una parte de los trabajadores afectados por los EREs. Será también el foro donde plantear los planes industriales y la posibilidad de inversiones en las instalaciones. El objetivo de estas acciones es "reposicionar a la compañía en productos que aporten valor añadido en un contexto de transición energética".