Quedan cinco días para que termine el plazo que se había fijado a Bain Capital para que conformara el consorcio con el que adquirir ITP Aero, y todavía no hay un acuerdo cerrado. Las dificultades para incorporar un socio industrial que dé carácter nacional a la operación, como pide Industria, siguen atascando los trámites. La situación, como confirman fuentes conocedoras del proceso, ha llevado a Bain, a Rolls Royce y a las administraciones central y vasca a intensificar contactos, tras las dificultades para cerrar un acuerdo con Sener.
La ingeniería de la familia Sendagorta radicada en Getxo era una de las opciones con más posibilidades y que contaba además con el respaldo del Gobierno vasco, pero las dificultades para cerrar un acuerdo han complicado la situación, especialmente desde el pasado fin de semana. Desde entonces se aceleraron nuevos trámites de modo coordinado entre el fondo de inversiones, Rolls Royce y ambos gobiernos para incorporar socios para la base principal del consorcio que se hará con ITP el 27 de septiembre. La idea es llegar a esa fecha con el esquema principal de la proiedad confirmado, aunque ya se asume que serán necesarios más días para incorporar al conjunto de accionistas. En esos contactos aparecen de nuevo firmas con Sidenor y diferentes empresarios e inversores vascos como Francisco Riberas que podrían dar garantías sobre las raíces vascas y españolas de ITP, así como reforzar el proyecto industrial.
Bain Capital mantiene la disposición de dar entrada a diferentes socios cediendo hasta un 30% del accionariado de ITP. Una porción que deberían repartirse entre la empresa o empresas industriales y los gobiernos, en el caso en que quieran participar, tal y como ha señalado en numerosas ocasiones el Ejecutivo vasco. Ese 30%, equivaldría a 480 millones de euros. Además, el fondo de inversión ha puesto encima de la mesa ceder a este accionariado un derecho de veto en determinadas decisiones.
Otras fuentes que participan en las negociaciones señalan que en la posición de Sener puede operar una estrategia negociadora sabiéndose una de las pocas alternativas industriales que había encima de la mesa. El objetivo sería rebajar el ticket de su entrada en la operación. Y es que, además, el reparto de ese 30% que Bain está dispuesto a ceder cobra especial importancia dentro de unos cinco años, cuando el fondo venda su participación. En una operación que contemplará una salida a bolsa, los accionistas que se queden entonces gozarán de una posición de relevante en la que mandará otra relación fuerzas.
La oferta de Bain Capital fue la más fuerte que recibió Rolls Royce por ITP Aero, con 1.600 millones de euros. Un planteamiento que, desde el principio dejó claro que no necesitaba acompañante para costear la operación. El fondo de inversión queda como única opción para cerrar una compra de la que Rolls Royce necesita obtener liquidez antes de fin de año para hacer frente a su comprometida situación financiera.