El Metal de Bizkaia arranca la negociación de un nuevo convenio colectivo en plena escalada del IPC, con las empresas resentidas por la subida de precios de las materias primas y la electricidad y los sindicatos reivindicando unos salarios que se correspondan con el incremento del coste de la vida. Por la importancia y peso del sector, con alrededor de 48.000 trabajadores, y el periodo en el que se inician las negociaciones, constituye un banco de pruebas para que las partes, sindicatos y patronal, se midan las fuerzas y ensayen las estrategias que marcarán la negociación colectiva de 2022.
No es un sector en el que la negociación sea de por sí fácil. En estos momentos se parte de un convenio que se firmó en 2019, después de unas duras negociaciones y diez días de huelga en todo el sector. El acuerdo, del que se desvinculó el sindicato ELA, cerró un ciclo de ocho años sin actualizar el pacto laboral. Tampoco la negociación en este sector es mucho más fácil en el resto de los territorios históricos. Gipuzkoa ha firmado un convenio el año pasado, pero en Álava la negociación está encallada desde 2017.
Constituida la mesa de negociación, las partes se han dado un periodo de tiempo para preparar las plataformas negociadoras. La próxima reunión entre patronal y sindicatos tendrá lugar el 11 de enero, después de que los sindicatos hayan consultado con la militancia las reivindicaciones concretas para llevar a la mesa con la patronal, pero ya advierten desde uno y otro lado, que aunque se parte con clara voluntad de acuerdo, se prevé una negociación dura.
"Situación compleja"
"En estos momentos la situación es compleja no, lo siguiente, para las empresas del sector", señala el gerente de la FVEM, Adolfo Rey, que recuerda que pese a que se preveía que este sería un año de recuperación esta ocurriendo todo lo contrario y ya el tercer trimestre ha sido especialmente "malo", por la crisis de suministros y de la energía- "Estamos en una tormenta perfecta", con subidas del precio de la electricidad, de las materias primas y de las costes de los fletes, señala. "Con este situación no podemos permitir que las empresas dejen de ser competitivas por los costes salariales", advierte.
En este sentido, el representante de la patronal considera que la estrategia a seguir en la negociación estará en línea con lo que adelantaba la patronal guipuzcoana Adegi, de buscar fórmulas alternativas para que el incremento del IPC, que en estos momentos se sitúa ya en el 5%, no se traslade de forma directa a los salarios.
"Si se traslada toda la subida de precio a los salarios tendremos un problema muy gordo", advierte.
Los sindicatos no quieren desvelar sus cartas antes de entrar en harina de negociación, pero, de entrada, y como norma general para cualquier sector, la intención es que la subida del coste de la vida se refleje en el incremento de los salarios. ELA, que en su reciente congreso ha hecho una apuesta clara por mantener la estrategia de confrontación, subraya que "repartir la riqueza que se genera en el sector y eliminar la precariedad deben ser temas centrales en la negociación", aunque las bases negociadoras las marcará la militancia.
Por su parte, desde LAB recuerdan que en los dos últimos años, en sector ha sufrido "múltiples ataques con la excusa de la pandemia, destrucción de empleo e intentos continuos de precarización de las condiciones laborales". Por eso, aseguran que abordarán la negociación "con firmeza y el objetivo claro de situar en el centro de la negociación las necesidades de los trabajadores". "Sabemos que la patronal no va a darnos nada, sabemos que no lo va a poner fácil pero también sabemos cuál es el camino para conseguir nuestros objetivos; activación, organización, creación de alianzas y lucha", advierten.