El presidente de Aernnova, Iñaki López Gandásegui, ha dado cumplimiento a todos los objetivos que se había marcado en el consejo de administración de la compañía el pasado mes de octubre de 2020, cuando nombró a Ricardo Chocarro como consejero delegado y se creó una nueva estructura que pivota sobre el propio Gandásegui, Chocarro y los consejeros Hipólito Suárez y Ricardo Moro.
El nuevo consejo y dirección se fijaron una hoja de ruta para salvar el impacto de la pandemia y dejar el escenario despejado una vez superada la crisis. La apuesta pasaba por “buscar crecimiento inorgánico a través de oportunidades de adquisición que se pudieran dar a lo largo de los próximos años”. Desde el otoño de 2020, la actividad de la compañía ha sido intensísima, a pesar de la parálisis del mercado. En lo laboral, con un ajuste en las plantilla de sus instalaciones en Euskadi y, en lo corporativo, primero con el intento de participar en la compra de ITP y después con la operación de Embraer, que da una respuesta más que sobrada al reto fijado hace poco más de un año.
Modelo de aviacion electrica Aernnova / FLYNEWSMAGAZINE
Gandásegui puede así, seguir el proceso iniciado entonces y seguir avanzando en una retirada de la primera línea de gestión de la empresa que fundó en una audaz apuesta personal. El crecimiento de las inversiones de su holding empresarial, KCE, ha sido constante en los últimos tres años con más de seis operaciones de compra o participación en empresas. El empresario ha ganado posiciones en mercados estratégicos como el de las renovables con la creación de KCE Energy, en el farmaceútico convirtiéndose en el segundo accionista de la cotizada Reig Jofre, con la compra de Tuboplast o con la más reciente participación en la adquisición del operador logístico de Iberia. Pero KCE es también el vehículo con el gestiona su participación en Aernnova. La compañía es un proyecto personal de Gandásegui en el que sigue asumiendo la dirección de estrategia y desarrollo de negocio. La llegada del covid y la crisis generada en el sector le obligaron a implicarse en una intensa labor en lo institucional y lo corporativo que permitiera a Aernnova salir reforzada. Una muestra del compromiso con la compañía. Pero ahora, el buen resultado de la operación y los síntomas de recuperación en todo el mercado, liberan a uno de los empresarios más destacados de los últimos años en Euskadi para continuar con sus proyectos empresariales.
Aernnova ha dado un paso decisivo con la compra de las instalaciones de Embraer. Se trata de una operación estratégica que aporta tamaño y solidez a la compañía vasca en un momento de reordenación en el sector determinante. Los procesos de concentración seguirán siendo necesarios para afrontar la reconversión de la aeronáutica y con esta compra Aernnova refuerza su papel de referente internacional de los constructores de aeroestructuras, y se convierte en un actor llamado a ejercer un papel determinante en el reordenamiento de toda la cadena de proveedores inferiores que se está redibujando y en el que es de especial importancia el papel del Aerofondo y la situación de retirada de Airbus en España con el cierre de una de sus instalaciones.
La empresa vasca, por lo tanto, se convierte en el ‘jugador fuerte’ para la partida de nuevas fusiones dando un paso decisivo frente a otros competidores como Aciturri, que sigue indigestada por la compra junto con la SEPI de Alestis. Además la operación es un refuerzo de la alianza con un constructor estratégico, Embraer, que juega un papel determinante en los aviones de un solo pasillo, los primeros que están notando la recuperación post pandémica.
La compra de las plantas de Évora (Portugal) es una operación redonda en lo económico y es que estos activos, cuando Embraer quería venderlos a Boeing en 2019 se valoraron en unos 350 millones de euros, mientras que la operación de Aernnova ha ascendido a 151,3 millones, aunque junto a una importante carga de trabajo comprometida para los próximos 10 años.
Nacimiento de Gamesa y luego Aernnova
Gamesa, el origen de Aernnova, nació precisamente de una apuesta por Embraer y del apoyo del entonces vicelehendakari, Jon Azua, que viajó con los responsables de la empresa a Brasil para visitar al constructor y avaló una fuerte inversión del Gobierno vasco que hizo posible la creación de un líder mundial aeronáutico que nació siendo un proveedor exclusivo de Embraer. Justo la compañía con la que ahora ha firmado un acuerdo que permite la visión alentadora del futuro.
López Gandásegui hizo una arriesgada apuesta personal, profesional y financiera cuando Gamesa comenzó el siglo XXI centrando el negocio en lo eólico. El actual presidente de la empresa se hizo cargo de la división aeronáutica dando lugar a Aernnova. Tras el portazo de las cajas vascas para financiar la operación, se apoyó en Caja Castilla La Mancha e hizo despegar a la empresa en unos años de fuerte crecimiento que la hicieron el primer actor aeronáutico nacional y centro de las miradas para posibles operaciones de integración con Aciturri o ITP.