La situación que atraviesa Siemens Gamesa está afectando también a la calificación de riesgo que realizan las agencias internacionales. Es el caso de Standard & Poors que, aunque mantiene el 'rating' de la compañía en 'BBB', ha rebajado esta semana la perspectiva de 'estable' a 'negativa'. A la compañía germano vasca se le ha atragantado el incremento de los costes de suministro y los problemas de rentabilidad de la eólica terrestre, justo en el sector en el que se centra la antigua Gamesa. Hace una semanas anunció que en su primer trimestre de ejercicio había generado unas pérdidas de 403 millones de euros, lo que supone ya el 64% de todo el déficit de 2021 que ascendió a 624 millones de euros. Y es que en 2020 y 2021 las pérdidas de Siemens Gamesa ascendieron a los 1.500 millones de euros.
Esta situación financiera en la que tiene un peso importante los problemas que se han generado en la eólica terrestre, llevó al director ejecutivo de Siemens Energy, Christian Bruch, a señalar a la antigua Gamesa como fuente de sus problemas en el discurso ante la Junta de Accionistas el pasado 24 de febrero. Siemens Energy es la propietaria del 67% de Siemens Gamesa, mientras el resto de las acciones se reparten entre el fondo pasivo Black Rock con un 3% y, el resto, son acciones libres en la cotización de la Bolsa. Ante los resultados del primer trimestre fiscal de la compañía, la decisión de los alemanes fue la de cambiar el CEO de Siemens Gamesa sustituyendo a Andreas Nauen por Jochen Eickholt.
Flujo negativo de caja superior a los 1.000 millones
Todo este escenario ha impactado en la calificación de la compañía que, según Standard & Poors, seguirá en pérdidas en el ebitda (beneficios antes de impuestos) este 2022 y con un flujo de caja de "significativamente negativo" superior de 1.000 millones de euros.
Además, los rumores sobre un moviemiento de OPA de exclusión se han disparado principalmente en Alemania, donde los accionistas de Siemens Energy, como el fondo Union Investment, y agentes de inversión como Deutsche Bank han presionado para que la empresa alemana se haga con el conjunto de las acciones de Siemens Gamesa pudiendo realizar así una salida de Bolsa para proceder una venta de activos que se añadan a los que ya están en oferta, como el negocio de generación de renovables de la compañía.
El negocio que más está impactando en las pérdidas es la eólica terrestre que generó una reducción de 289 millones sobre el ebitda (beneficios antes de impuestos) del pasado 2021. Es decir que el negocio de los molinos de tierra supone el 71% de las pérdidas de la compañía. Una división que es la que centra los activos de las plantas de la antigua Gamesa y las instalaciones en España y Euskadi de la compañía. Un hecho que que está comprometiendo el futuro vasco de una de las compañías históricas de Euskadi que nació con el impulso de Iberdrola y el BBVA.
La compañía no descarta ajustes de plantilla y la opción de pérdida de peso y presencia en País Vasco crece. Se trata de un movimiento por el que Siemens Energy (67% de las acciones) compraría el 30% al resto de accionistas para sacar la compañía de Bolsa. Es una operación habitual antes de poner a la venta activos o partes de la empresa. Y es que el pasado mes de mayo, la CNMV suspendió la cotización de Siemens Gamesa al filtrarse que se estaba realizando un estudio para determinar el valor de los activos de la antigua Gamesa.