Quedan atrás la pandemia, la larga huelga y el último ERTE. Tubacex afronta este 2022 con el horizonte despejado en todos los sentidos después de dos años muy convulsos. El fabricante vasco de tubos de acero, con 650 trabajadores directos y uno de los emblemas del tejido industrial vasco, aprovecha la ola del mercado energético, principalmente petróleo, gas y nuclear, para abrir el ejercicio en positivo por primera vez desde 2019. Los analistas de Renta 4 hablan de "fuerte recuperación" en el primer trimestre de 2022 con un margen de beneficio positivo y un nivel de ventas que casi se duplicaría respecto al inicio de 2021.
La pandemia de covid y el complejo proceso de ajuste interno en la compañía, que generó uno de los conflictos laborales de más impacto social y mediático en el País Vasco en los últimos años, han sembrado dos años de números rojos. 2021 fue incluso peor que 2020, con un deterioro de las ventas para llevar las pérdidas por encima de los 32 millones de euros. Pero ya hace meses que se vislumbra un cambio de tendencia. El grupo alavés con sede en Llodio pudo culminar de forma satisfactoria el plan de ajuste de costes laborales gracias al acuerdo que puso fin a la huelga, cuenta con una cartera de pedidos sólida y además está bien posicionado en el sector energético, en clara expansión.
De ahí que se esperen buenos números cuando se presenten los resultados de este primer cuarto de 2021, en los que las ventas rondarán los 165 millones de euros, casi el doble que en 2021, según previsiones de Renta 4. Y eso que esos ingresos no recogen la subida de precios aplicadas en este arranque del año, que sí se irá notando a medida que avance el curso, por lo que los márgenes seguirán creciendo en los próximos trimestres. "Prevemos unos muy buenos resultados que confirmen la fuerte recuperación esperada para 2022 tras un 2021 muy afectado por la huelga de más de 9 meses", señala el informe de Renta 4.
En el lado negativo hay que destacar los efectos de la guerra de Ucrania y cómo puede afectar el conflicto a las relaciones comerciales en Rusia a una empresa que vive principalmente de sus ventas al exterior. Como alternativa emerge de nuevo el mercado iraní, con el que Tubacex ya guardaba una estrecha relación y que vuelve a aparecer como posibilidad real tras la retirada de parte de las sanciones a este país por parte de Estados Unidos. En ese sentido fuentes de la compañía mantienen la prudencia y optan por no avanzar detalles sobre esa cuestión a la espera de la junta de accionistas que el grupo que dirige José Esmorís celebrará los días 25 y 26 de mayo.
Irán era un socio preferente de Tubacex a raíz de suscribir, en 2017, un contrato por valor de 500 millones de euros para el suministro de tubos de acero para la empresa pública de petróleo iraní NIOC. El contrato quedó suspendido con la llegada de las sanciones comerciales por parte del gobierno de EE.UU., restricciones que se levantaron parcialmente el pasado febrero en el marco de las negociaciones del pacto nuclear con el país de Oriente Medio. Desde el comité de empresa de la firma alavesa se reconoce que esa opción de retomar los pedidos de Irán están presentes en el día a día de las factorías como fórmula para compensar la incertidumbre con Rusia por la guerra de Ucrania, aunque por ahora no hay nada cerrado en ese sentido.
Por otro lado pesa el aumento de los costes eléctricos y de las materias primas, en especial el níquel, que mantiene unos precios muy inestables. En general la escasez de níquel es un problema común a todos los fabricantes de productos de acero inoxidable, y afecta también a otras grandes acerías vascas, dada su importancia en la fabricación de este material (también se usa en la fabricación de baterías para coches eléctricos). La guerra en Ucrania (Rusia es uno de los principales productores de níquel del mundo) ha estrechado al mínimo el flujo de suministro de esta materia prima.
Congelación salarial hasta 2025
En el plano laboral aun está muy reciente el largo conflicto laboral del año pasado, que se cerró tras ocho meses de huelga y un complejo proceso para homologar el acuerdo por las distintas posturas sindicales respecto al mismo. La magnitud de aquel conflicto hace que desde el comité se valore como muy positiva esta etapa de normalidad y paz social (los sindicatos han denunciado hace unos días una "avalancha" de multas a trabajadores derivadas de las movilizaciones por la huelga), y se asume esta fase de congelación salarial como parte de un acuerdo que, recuerdan, sirvió para que no se despidiera a nadie de forma traumática.
Sí hubo un ajuste de plantilla, en torno a medio centenar de personas, entre prejubilaciones y bajas voluntarias, pero la gran victoria sindical fue evitar el ERE. "De momento no nos hemos planteado ningún cambio en la hoja de ruta en relación a los salarios. Claro que si la empresa va bien habrá que meter alguna cuña ahí, pero de momento asumimos que se debe cumplir el acuerdo", indican fuentes de CC.OO. de Euskadi. Dicho acuerdo contemplaba, además de las salidas voluntarias, congelación salarial hasta el 31 de diciembre de 2024. Por otro lado, el ERTE puesto en marcha en 2021 completó su ciclo a finales de marzo, es decir, la normalidad en el terreno laboral es total. "La prioridad es normalizar la situación, sobre todo en el día a día entre compañeros. Una huelga como la que vivimos genera heridas que cuesta cicatrizar", señalan desde el comité.