En medio de una crisis marcada por un encarecimiento de la energía nunca visto tras la invasión rusa de Ucrania, el cambio de estrategia energética a nivel europeo está reforzando la potencial plaza estratégica que puede desempeñar Euskadi en el futuro de un gas que va a llegar por gasoductos africanos o en buques como los que desembarcan en la regasificadora del puerto de Bilbao. Bahía Bizkaia Gas (BBG), participada a medias entre el Gobierno vasco a través del Ente Vasco de la Energía (EVE) y Enagás, ha visto crecer la llegada de buques en el puerto de Bilbao, pero también se ha visto reforzada la otra gran infraestructura gasista de Euskadi -a la espera de que la alternativa del hidrógeno vaya cogiendo fuerza y haciéndose realidad-: el gasoducto que comunica a Irun con Francia. Propiedad de Enagás, al igual que el gasoducto navarro de Larrau lleva "semanas funcionando a plena capacidad" según ha asegurado Arturo Gonzalo, consejero delegado de la compañía durante la presentación de los resultados del primer trimestre de la compañía.
La conexión vasca, con capacidad para enviar hasta 2.000 millones de m3 anuales de gas a Francia lleva años cobrando una mayor relevancia y siendo usado de forma bidireccional. "Sin embargo, desde que empezó la invasión de Ucrania hemos visto un incremento del flujo sur-norte", ha afirmado un Gonzalo que también ha sacado pecho de los buenos datos de las seis plantas regasificadoras -una de ellas, la de BBG- durante este invierno: la regasificación ha aumentado un 81% con respecto al primer trimestre de 2021, la descarga de buques con gas no licuado (GNL) ha crecido un 69% y la recarga ha incrementado en un 170%.
Enagás trabaja ahora en el nuevo escenario que abre la creciente apuesta por el hidrógeno como energía alternativa. Un sector en el que perciben "un gran potencial en España" y en el que pretenden desembarcar de la mano de Shyne, el consorcio más grande de España que lidera Repsol, y el Proyecto Catalina, otro consorcio entre Aragón y Valencia en el que trabajan competidores de empresas vascas como Vestas o Naturgy y que también buscará producir amoniaco verde. En esas oportunidades, Enagás se encuentra trabajando con el Gobierno central para hacer posibles nuevas interconexiones tanto con Francia como con Portugal con el objetivo de asegurar el suministro de gas "y de hidrógeno en el medio plazo". De ahí que la firma este trabajando en una actualización de su estrategia empresarial y de su plan de inversiones.
Tanto es así que Gonzalo cree que el objetivo de remplazar los 155.000 millones de m3 de gas que consume Europa de Rusia abrirá "un nuevo ciclo de capex" que "va a ser una exigencia, una obligación para todos". Enagás cifra en cerca de 3.000 millones de euros la inversión necesaria para hacer que la red española se prepare para cumplir los objetivos de despliegue y almacenamiento de hidrógeno que ha reformulado la Unión Europea y en los que la compañía se quiere situar como uno de los grandes operadores a nivel europeo.
Beneficios reducidos en un 25%
En cuanto a la situación financiera de la compañía, los resultados de la firma han arrojado una caída del 25% en sus beneficios netos con respecto de 2021, si bien la firma cree que aun así se conseguirá el objetivo de superar los 430 millones de beneficios este año con la inclusión de las plusvalías que generaran el proceso de rotación de activos que ha desarrollado la compañía durante los últimos meses, sin los que Enagás se quedaría en 360 millones de euros de beneficio al cierre de 2022.
En el conjunto de las sociedades participadas por Enagás, entre las que se encuentra BBG, los beneficios han descendido un 9,5% al pasar de 48,8 millones de euros en 2021 a 44,2 millones en este 2022.