La entrada definitiva de la estiba en concurso de acreedores deja al Puerto de Bilbao a las puertas de un escenario muy delicado. Los últimos intentos, ya sobre la bocina, de ampliar el preacuerdo con Coordinadora a otros sindicatos, principalmente UGT, no han dado frutos y el juzgado de lo mercantil ya tiene vía libre para poner la sociedad de estiba bilbaina, Bilboestiba, en manos de un administrador concursal.
Ninguna de las tres partes implicadas (Autoridad Portuaria, empresas y estibadores) quería llegar a este punto y de hecho el jueves por la mañana el acuerdo con el segundo sindicato, UGT, estuvo muy cerca. El entendimiento entre Bilboestiba y la central socialista saltó por los aires minutos antes de la hora en que finalizaba el plazo de gracia concedido por el juzgado mercantil número 1 de Bilbao para comenzar a tramitar el concurso, que era este pasado jueves a las 2 de la tarde.
Esa misma tarde el gerente de Bilboestiba, José Manuel Guardo, comunicaba a los 300 estibadores del Puerto que la sociedad que agrupa a las cuatro empresas de estiba (CSP, SLP, Toro y Betolaza y Bergé) continuaba adelante con el concurso de acreedores. Guardo daba a conocer también en ese momento a los propios trabajadores que Bilboestiba había solicitado, tras la obligación formal de entrar en concurso el 8 de abril, un periodo de gracia al juez antes de iniciar los trámites del proceso concursal. Tras varias prórrogas ese plazo finalizaba el jueves 12 a las 14.00 horas.
Contactos esta semana
Esos contactos bilaterales Bilboestiba-UGT se han acelerado esta última semana ante la espada de Damocles que suponía la fecha del 12 de mayo, límite concedido por el juez para poner en marcha el concurso. Los delegados de UGT han querido en todo momento llevar el proceso negociador con suma discreción, como han hecho también las empresas estibadoras, si bien era conocido que uno de los puntos fuertes en la lista de demandas de UGT era intentar mejorar la situación laboral del centenar de estibadores eventuales del Puerto. Esta última semana ha habido conversaciones también con el delegado de LAB, toda vez que ELA ya dejó claro públicamente que no iba a suscribir un convenio con una reducción salarial de la magnitud que se recoge en el preacuerdo con Coordinadora.
Esos contactos con LAB no fructificaron. El sindicato afín a la izquieda abertzale lamenta en una comunicación a su afiliación, en un tono muy crítico con Bilboestiba, el haber sido "excluidos durante semanas de la negociación", y advierte de que está dispuesto a llegar a acuerdos pero "sin imposiciones". Así las cosas llegado el límite marcado por el juzgado del pasado jueves UGT y Bilboestiba sí avanzaron en una serie de puntos comunes a añadir al preacuerdo de Coordinadora, pero finalmente las propias empresas que integran la sociedad de estiba mostraron su rechazo a los mismos.
De forma paralela, UGT celebraba una asamblea exprés para tomar el pulso a su afiliación en relación al preacuerdo de Coordinadora con una negativa por parte de la base del sindicato. Se quemaba así el último cartucho que le quedaba a la negociación antes de que el juez pusiera el asunto en manos de un administrador concursal.
Escenario de incertidumbre
Esto no significa que la negociación haya terminado, pero sí entra en un estado de bloqueo difícil de resolver. La estiba bilbaina vive desde hace semanas con la incertidumbre de qué ocurrirá si el asunto pasa a manos de un administrador concursal, que debe tomar decisiones para aligerar la deuda con la que entra Bilboestiba a los juzgados, unos 6 millones de euros. Empresas y sindicatos han ido consumiendo fechas confiando en que la otra parte iba a ceder pero se ha superado la línea roja sin acuerdo, y eso significa que este mismo lunes un tercero externo entra en escena con poderes para podar el árbol allí donde considere necesario para salvar el tronco.
Un concurso de acreedores es un proceso muy largo y hay tiempo para enderezar el rumbo, pero la sensación es que la estiba, un sector hermético y siempre partidario de resolver los problemas en casa, puede tener que afrontar cambios y asumir decisiones que no se controlan. Esta incertidumbre afecta al propio Puerto de Bilbao, ya castigado a nivel de tráfico por la huelga de los estibadores de finales de 2020 y que, de no lograr salvar la continuidad de sus empresas estibadoras, puede volver a verse en clara desventaja respecto a otros puertos competidores.