La empresa Aceros Inoxidables Olarra, una de las principales acerías de Euskadi situada en Loiu, tenía previsto traspasar a Serveo, el nombre de Ferrovial Servicios tras la toma de control de Portobello, la gestión del departamento de expediciones de la fábrica (el área de salida del producto). La decisión había sido comunicada al comité de empresa, que había convocado tres jornadas de huelga contra esta decisión, pero este mismo viernes la dirección de la acería ha decidido dar un paso atrás y dejar en suspenso la entrada de Serveo, que ya había colocado sus primeros operarios en fase de aprendizaje y formación en la factoría vizcaina.
El movimiento había generado malestar entre la plantilla por lo que podía suponer la entrada de una empresa externa para el futuro del empleo, y votó en asamblea el lunes realizar varias jornadas de huelga, en concreto el próximo 26 de mayo y el 2 y el 9 de junio. Dirección y comité se han reunido este viernes con la intención de alcanzar un acuerdo en este punto, que incluía la recolocación de los trabajadores del área de expediciones en otras labores de la acería, con un total de 500 empleados. Ante la presión sindical finalmente la empresa opta por retirar sus planes y dejar en suspenso la contratación de Serveo. El comité por su parte ha suspendido la huelga.
La acería propiedad del grupo italiano Rodacciai ha superado con nota la crisis del covid y mantiene una sólida cartera de clientes y pedidos que dan garantías a medio plazo a pesar del contexto adverso que vive la siderurgia por los altos costes eléctricos y el precio de las materias primas. Especializada en acero de alta calidad y resistencia, Olarra viene acusando sobre todo el elevado precio del níquel, que ha dado un respiro en mayo. Esa ligera bajada se convierte en una ventana de oportunidad para acelerar producción y avanzar en pedidos ya comprometidos, lo que a su vez obliga a apretar ritmos en el último eslabón de la cadena. La intención de la compañía con la entrada de Serveo era precisamente poder contar con mayor flexibilidad en el área de salida del producto acabado.
Plan de ampliación
La acería vizcaina arrastra desde hace años un problema de espacio, encorsetada entre pabellones industriales, la carretera general y la vía del tren. De hecho Olarra tiene abierto un proyecto de ampliación y remodelación de sus instalaciones con el objetivo de mejorar el aprovechamiento del recinto, que continúa en proceso de estudio por parte del consistorio de Loiu.
Con origen en 1955, Olarra es una de las firmas históricas del acero vasco y vive un momento dulce a nivel de resultados tras superar multitud de crisis. En la década de 1980 pasó incluso a estar bajo el control del Estado para volver a manos privadas unos años después tras diversas reestructuraciones y, en concreto, en 1996 fue adquirida por la familia Rodacciai, de la región italiana de Lombardía.
Olarra llegó a contar con 2.000 trabajadores y, aunque el paso del tiempo ha adelgazado ese número, se mantiene como uno de los grandes nodos económicos y de empleo de la comarca vizcaina del Txorierri, al margen de lo que supone el Parque Tecnológico de Zamudio. Superada la crisis de 2008, que sí impactó con fuerza en la compañía, Olarra ha mantenido un perfil bajo durante la pandemia. De hecho se ha mantenido al margen de los problemas y las denuncias públicas formuladas por otros competidores siderúrgicos a causa de los altos costes energéticos, que la acería de Loiu está capeando bien gracias a su buen posicionamiento en el mercado de aceros de alta calidad.