Red Elétrica ha dado detalles este lunes en Bilbao del proyecto de interconexión con Francia a través del Golfo de Bizkaia, en concreto desde la estación de Gatika. La firma, que se ha rebautizado como Redeia, espera que la línea reciba las bendiciones medioambientales a finales de este año y que a lo largo de 2023 pueda terminar con los trámites administrativos de cara a iniciar las obras y fabricación del cable en 2024. La conexión estaría operativa más tarde de lo previsto, en torno a 2027. Unos plazos muy dilatados que el director del proyecto, Juan Prieto, atribuye entre otros motivos a la regulación "garantista" por parte de la administración en este tipo de infraestructuras y a los amplios requisitos para conseguir los permisos.
"A veces es mejor esperar cuatro, cinco o seis meses para tener un trazado consensuado con la Diputación porque eso te allana el camino después", ha indicado Prieto cuestionado por ese progresivo retraso en la puesta en marcha prevista de la conexión submarina, que permitirá doblar la capacidad de intercambio de energía entre España y Francia, principalmente a través de renovables. El proyecto echó a andar en 2017 y desde entonces se ha ido topando con diversos obstáculos que auguran una puesta en funcionamiento, si se cumplen los plazos actuales, para 2027.
El problema más relevante hasta ahora a nivel de trazado ha sido el cañón de Capbreton en el fondo submarino, que ha obligado a buscar un recorrido alternativo. Una vez superado ese obstáculo se entra en fase de consecución de permisos tanto por parte de las autoridades francesas como de las españolas (el proyecto lo pilota Inelfe, la firma común a Red Eléctrica y la francesa RTE). El ministerio de Medio Ambiente dará su visto bueno a finales de este año toda vez que tanto Gobierno vasco como Diputación de Bizkaia han emitido informes favorables, pero ese será solo un primer paso.
Para el año que viene quedan el resto de autorizaciones sobre el trazado concreto de la estructura, es decir, ahora toca abrir el melón de negociar con cada particular afectado. Como ha reseñado el propio Prieto buena parte del recorrido del cable, en lo que se refiere a los 13 kilómetros en suelo vizcaino, es común a caminos y pistas forestales, de forma que se ha intentado implicar al menor número posible de propietarios. Con todo han surgido circunstancias inesperadas también en ese discurrir por terrenos forales, como la aparición de un asentamiento de un águila real que ha obligado a hacer un rodeo, ha explicado a modo anecdótico el responsable de la firma en Euskadi, Antonio González.
En esa línea, Prieto ha recordado que un proyecto como este lleva aparejado un recorrido administrativo "garantista" que dé "seguridad y transparencia". En cuanto a los permisos para la ocupacion del dominio público, que es la fase que se abre ahora, la empresa encargada del transporte eléctrico en España señala que mantiene su filosofía de priorizar los acuerdos con los propietarios, lo que también dilata los plazos. "La prioridad es buscar acuerdos amistosos con los particulares, no ir a expropiaciones".
138 proveedores vascos
La empresa ha dado cifras sobre el impacto económico del proyecto, del que se beneficiarán casi 140 proveedores vascos con un impacto en el empleo de alrededor de 6.800 puestos de trabajo. El impacto económico estimado es de 400 millones de euros. En cuanto a la financiación hay un tercio que corre a cargo de Bruselas mientras que la parte restante se reparte entre las compañías española y francesa.
Una vez entre en servicio la interconexión se doblará la capacidad de intercambio con Francia, pasando de 2.800 megavatios a 5.000. Esto permitirá, ha explicado Prieto, asegurar el suministro, avanzar en la transición ecológica y mejorar la relación a nivel de costes con Europa, lo que supondrá un ahorro en la tarifa.