Una planta de Gestamp, uno de los proveedores de Mercedes Vitoria / CV

Una planta de Gestamp, uno de los proveedores de Mercedes Vitoria / CV

Empresas

Mercedes y Volkswagen Navarra enfrían el despertar de la automoción

Las huelgas en la principal factoría vasca y la prórroga del ERTE en Landaben moderan las buenas expectativas entre los proveedores

26 junio, 2022 05:00

Una huelga "histórica", según los sindicatos, paralizó la fábrica más grande de Euskadi este pasado miércoles. El conflicto laboral en Mercedes, que vivirá este miércoles y jueves otras dos jornadas más de paro, estalla en un momento delicado no sólo para la planta de Vitoria, que tiene pendiente una inversión de 1.200 millones de euros para nuevos modelos, también para toda la cadena de proveedores. Además este viernes dirección y sindicatos de Volkswagen Navarra, muy ligada a la industria guipuzcoana, han prorrogado el ERTE hasta final de año por la falta de semiconductores.

Así, las dos referencias más cercanas para los proveedores de componentes acusan problemas a pesar de que, en líneas generales, el sector empieza a ver la luz tras el doble túnel de la pandemia y la falta de materiales. Las expectativas son buenas a medio plazo, si bien para recorrer ese camino los fabricantes deben acometer con éxito la ciaboga hacia los nuevos modelos eléctricos.

La automoción española ha anotado esta semana la gran noticia de la adjudicación de dos nuevos modelos eléctricos por parte de Ford a las instalaciones valencianas de Almussafes, lo que asegura la actividad para los próximos años y supone de rebote también más trabajo para algunas empresas vascas. Es el caso de Gestamp, que cuenta con planta de estampación en caliente (Gestamp Levante) en el mismo entorno de la factoría valenciana de Ford, con la que de hecho está conectada directamente a través de un túnel.

Varios proveedores vascos indican a 'Crónica Vasca' que las tripas del sector, aunque todavía a bajas revoluciones, vuelven a rugir. Y apuntan no solo a un cierto despertar de los grandes fabricantes en España sino también a Europa. El buen ritmo del grupo galo PSA (integrado en Stellantis) o la llegada de Tesla a Alemania tiran de la cadena en esos países y dejan chispazos de vida también para los productores de componentes vascos. La afección del conflicto Rusia-Ucrania sobre los grandes grupos, como la propia PSA o Renault, están forzando un acelerón de plantas más próximas.

Con el vehículo eléctrico como meta, los proveedores buscan partir de buena posición en la salida de esa carrera. Como avanzó este medio hace unos días, BMW, otro de los gigantes del sector, ha estado visitando a varias firmas vascas como Batz y Matrici para tantear posibles nuevos pedidos de la mano de sus nuevos modelos previstos para 2023. Una puerta que, de abrirse finalmente, sería un gran empujón para la industria de troquelería vasca, que ha sufrido el cierre de factorías históricas por la falta de pedidos en los últimos años. Entre las sombras también hay luces y pequeñas troquelerías como la vizcaina Auxtrol o la alavesa Arratxa presentan buenos volúmenes en cartera gracias al empuje desde los eslabones principales de la cadena.

Trabajadores de Mercedes en una manifestación / Iñaki Berasaluce (EP)

Trabajadores de Mercedes en una manifestación / Iñaki Berasaluce (EP)

Mercedes, el convenio y el futuro

Si mirar a medio plazo en el sector es mirar a la electrificación, Euskadi acaba de presentar el gran proyecto que puede dar el empujón definitivo a la movilidad sostenible como es la fábrica de baterías Basquevolt, que cuenta entre sus socios, entre otros, con CIE Automotive. La inversión está enfocada al ecosistema que se genera en torno a Mercedes, la mayor planta industrial de Euskadi con 5.000 trabajadores. Pese a las distintas estrategias sindicales la huelga del pasado miércoles tuvo un gran respaldo y paralizó la actividad (en una jornada normal se fabrican unas 700 furgonetas) y para esta próxima semana hay previstos otros dos días de paro.

Más que el daño a la producción en esos días concretos el conflicto enciende las alarmas en la cadena de proveedores por el impacto en la imagen que puede tener a nivel de grupo. De hecho la multinacional ya ha advertido de que la inversión millonaria prevista para llevar nuevos modelos a Vitoria está condicionada a un acuerdo sobre el convenio, para el que como en todas las mesas de negociación en estos momentos hay un gran obstáculo como es la inflación, además de cuestiones vinculadas a la demanda de flexibilidad y la posibilidad de activar una sexta noche por parte de la dirección.

A la espera de acontecimientos en la factoría alavesa este pasado viernes se confirmaba que otra planta que tira del sector en Euskadi, sobre todo por parte de industria auxiliar guipuzcoana, como es Volkswagen Navarra, estará en ERTE hasta final de año. La falta de semiconductores viene produciendo paradas puntuales en Landaben las últimas semanas y dirección y parte social han optado por no levantar de momento las medidas de regulación.