Gaiker busca desarrollar un nuevo concepto de batería eléctrica, que pasaría de ser un residuo tóxico recargable a una fuente reutilizable de materia prima. Estas nuevas baterías se podrían usar como compost para nutrir el suelo o restaurar los sistemas naturales gracias al proyecto Bideko.
El centro tecnológico vizcaíno forma parte del proyecto Bideko, que se llevará a cabo hasta 2024 y se basa en el ecodiseño y la economía circular, lo que garantizaría el uso óptimo de los recursos y reduciría el impacto medioambiental.
Gaiker, que forma parte de la alianza vasca para la investigación y tecnología (BRTA), ha explicado en una nota que las baterías recargables parecen ser la solución más sostenible, pero muchas aplicaciones no permiten su reutilización, entre ellas los dispositivos de diagnóstico desechables o los sensores en lugares remotos. Otro ejemplo son los dispositivos médicos, que exigen que las baterías se adapten a tamaños y factores que dificultan su reciclaje, lo que agrava el impacto ambiental asociado a la generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE).
Materiales biodegradables
En Bideko, según la nota, todos los materiales utilizados como electrodos, electrolitos o componentes estructurales no serán tóxicos y se seleccionarán para cumplir los requisitos específicos de fin de vida útil y una fabricación segura y escalable. Por su parte, Gaiker se encargará, a lo largo de esta investigación, de seleccionar los materiales más adecuados y de fabricar la carcasa de la batería. Para ello, evaluará los materiales biodegradables y seleccionará métodos de fabricación eficientes.
Según se destaca en el comunicado, el auge de nuevos dispositivos tecnológicos y digitales hace prever que su número oscilará entre los 25.000 y los 50.000 millones para 2025, todos ellos con necesidad de autonomía energética a la que las baterías tendrán que responder de una manera más eficiente y sostenible