En un momento en el que el sector inmobiliario empieza a plantearse pegar velas, los bancos suben los tipos de interés y las empresas pasan por una tesitura financiera muy delicada con una inflación de doble dígito, los miedos a una crisis como la de 2008 han vuelto como fantasma del pasado al debate público. La opinión generalizada es la de que sí se va a notar una cierta desaceleración económica a partir de otoño, pero sin ni siquiera saber si se entrará en recesión o no. Pensamientos como estos fueron algunos de los que deslizó a comienzos de verano el vicepresidente del Colegio Vasco de Economistas, Joseba Barandiaran, que está entre los que opina que, de darse una recesión, será breve y leve.

Sin embargo, hay personalidades del mundo empresarial que, en privado, sí que aseguran temer un mayor impacto. Especialmente pequeños empresarios al frente de compañías de tamaño medio que se ven ahora entre la espada y la pared: endeudadas con créditos de la pandemia y con sus márgenes 'comidos' por la inflación, a lo que se suma el final de la moratoria concursal en el horizonte. Unos ingredientes que no son los de 2008, pero que a muchos les recuerda al 'crack' económico de entonces.

En aquella época el desastre bancario fue total con las cajas, algo que, afortunadamente, ahora es mucho menos probable. En parte, gracias a la creación de la Sareb, 'el banco malo' que se quedó con los activos tóxicos de los bancos. Una entidad que aún sigue purgando hoy vivienda y préstamos del pasado, pero que en Euskadi, ante la solvencia de las cajas de Kutxabank y Laboral, no tuvo mucho trabajo en 2012. Sin embargo, aún a día de hoy siguen existiendo activos vascos en proceso de 'desintoxicación' por la Sareb.

En concreto, la mitad de los que tenía el banco malo en 2013. Entonces, la Sareb contaba con 546 inmuebles, viviendas o parcelas y ahora la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria cuenta con un total de 308 activos en Euskadi: 90 viviendas, 71 parcelas de suelo y 147 locales, lonjas o garajes, valorados en alrededor de 32 millones de euros frente a los 74 que valían en 2013 el conjunto de los activos vascos de la SAREB: cuantitavamente se ha vendido menos del 50%, pero en lo referente al valor estimado sí que se ha superado la mitad de los activos.

Bicicletada en favor del uso del parque de vivienda de la Sareb / EP

Una cartera muy desequilibrada

La utilización del parque inmobiliario de la Sareb siempre ha sido una de las soluciones que se ha puesto encima de la mesa para hacer frente a la falta de vivienda en oferta tanto para alquilar como para comprar. Los terrenos del 'banco malo', de hecho, ya han sido objeto de una compra de nueve viviendas por parte de Alokabide en febrero de 2020, justo antes de la pandemia. Sin embargo, desde entonces el Gobierno vasco no ha emprendido ninguna compra de vivienda más allá. Y eso que este último año ha sido el mejor en cuanto a las ventas ya que, según confirman fuentes de la Sareb a 'Crónica Vasca', se han vendido 152 inmuebles, el mejor registro

A las viviendas en sí como activos se junta el que supone la otra mitad de la que se componen los activos de la SAREB: los préstamos a promotores, de los que en Euskadi, según datos a los que ha tenido acceso este periódico, suponen todavía 311 millones de euros. Algo que dice mucho de la cartera de la Sareb en la comunidad autónoma: frente al progresivo igualamiento de la cartera del 'banco malo' entre viviendas y préstamos a nivel nacional, en el caso del País Vasco esa proporción, en vez de 50/50, es de 93% frente a un escaso 7% de vivienda.

En total, los activos de la Sareb en Euskadi suman 343 millones en una comunidad que ha supuesto para los bancos vascos la périda de 400 millones de euros por culpa de otro de los grandes problemas del 'banco malo': la diferencia entre el valor con el que se tasaron sus activos hace una década y el precio que ahora puede soportar el mercado en su venta.