La empresa Fumbarri, una de las fundiciones históricas de Durango, arrastra desde hace tiempo problemas de emisiones y en los últimos meses viene intensificando las medidas para paliar su afección a los barrios cercanos. Expertos del Gobierno vasco y de la UPV/EHU vienen trabajando con los responsables de la factoría y una medida que se podría tomar a final de año es colocar un sistema en la chimenea que eleve la salida de los humos varios metros y evite la concentración de partículas contaminantes en la zona.

El Gobierno vasco lleva años controlando los niveles de emisiones de esta fundición, situada muy cerca de varios grupos de viviendas, y todavía a finales de 2021 se constató que los niveles de benceno, nocivo para la salud en concentraciones elevadas, estaban por encima de lo normal.

La compañía ha intensificado los trabajos con los expertos tanto del ejecutivo vasco como de la UPV/EHU en estos últimos meses y de esos estudios han partido medidas como el uso de carbón activo sobre las instalaciones para evitar la afección a los trabajadores o el cambio de turno en los trabajos de fundición, que desde julio han pasado a realizarse exclusivamente durante el día al constatarse que el benceno se dispersa más en el aire a estas horas que por la noche.

SENA

Un coste extra

El hecho es que el benceno viene a sumarse a la larga lista de obstáculos que viene sufriendo la actividad de Fumbarri, que como cualquier otra empresa encara importantes sobrecostes energéticos y a la hora de abastecerse de materias primas. En este segundo capítulo la fundición de Durango fue una de las afectadas de forma directa por el estallido de la guerra de Ucrania a comienzos de año, ya que de allí provenía buena parte del lingote de hierro.

Como el resto, Fumbarri ha tenido que encontrar proveedores alternativos y en este caso lo ha hecho a través de Sudáfrica, pero con un sobrecoste importante. Enfocada en la producción de piezas de gran tamaño para automoción, cementeras o máquina herramienta, la firma vizcaína tiene capacidad para alcanzar las 30.000 toneladas de mercancía al año, aunque en estos momentos se encuentra a algo más de la mitad de su ritmo máximo.

Convenio en negociación

Con estos ingredientes sobre la mesa la fundición, con en torno a cien operarios, está inmersa en la negociación del nuevo convenio, de momento sin perspectivas de avance. A nivel de salud laboral se están dando los pasos que van marcando instituciones y expertos, llevando a cabo inversiones tanto para abordar el asunto de las emisiones como para mejorar procesos internos. La factoría acaba de acometer un plan de digitalización y automatización del proceso productivo de la mano de la plataforma Kaytek.

Con la reanudación de la actividad normal en septiembre se procederá a estudiar la viabilidad de la colocación de un nuevo sistema para la dispersión de las emisiones, tal y como se viene barajando. Sería una especie de motor que permitiría que los humos salieran varios metros más arriba sin tener que dar más altura a la chimenea. Los estudios indican que así se facilitaría la dispersión del benceno a través del aire y se evitaría la concentración en las zonas más próximas a la fábrica.