Primero fueron los híbridos, poco a poco van llegando los eléctricos y, todavía en fase embrionaria, empiezan a emerger los motores de hidrógeno. Llamado a tener un papel protagonista en la descontaminación de muchos sectores, el hidrógeno ha caído de pie también en la automoción y cada vez más fabricantes lo ven como el motor del futuro una vez el sistema de baterías consuma su ciclo. Por ahora apunta a ser relevante sobre todo como combustible de vehículos pesados pero es un hecho que cada vez más grandes marcas están apuntándose también a la carrera por llevar el hidrógeno a los coches.
Apurados por los plazos que marca Bruselas y el fin de la comercialización de los motores de combustión en 2035, va calando la idea de que el coche eléctrico puro, el de baterías que necesitan enchufarse a la red para funcionar, nace con los días contados. Que ha nacido es un hecho aunque en España y en Euskadi tenga una cuota en las carreteras todavía muy minoritaria y es esta década cuando la batería va a vivir sus años dorados. A ello se han entregado los gobiernos europeos con ayudas ambiciosas en esa contrarreloj por reducir las emisiones.
La gran debilidad es la batería. Y aunque germinan iniciativas para poder avanzar en este punto, una de ellas en Euskadi, el sector asume que electrificar todas las carreteras de todos los países del mundo con baterías es completamente inviable. Y aquí es donde, en una segunda etapa, a partir de 2030 incluso mediada esa década, aparece el hidrógeno como gran esperanza. Marcas como Toyota o Hyundai ya venden su modelo, también en España, donde de momento apenas hay media docena de puntos de recarga (hidrogeneras), si bien hay planes para expandir esta red, incluyendo varios puntos en Euskadi. Competidores europeos como Renault o Stellantis y más recientemente BMW se han embarcado también en esta carrera.
Cikautxo, la referencia en Euskadi
La cooperativa Cikautxo es una de las firmas vascas con mayor bagaje en la cadena del vehículo de hidrógeno, en concreto en la fabricación de componentes poliméricos (plásticos y cauchos). La empresa de Berriatua, en Bizkaia, elabora piezas básicamente para cuatro funciones del coche: circuitos completos de refrigeración, circuito de admisión de aire, línea de escape de agua y depósitos.
"Estamos trabajando en las nuevas especificidades de estos vehículos: requerimientos de pureza y humedad del aire del circuito de admisión de aire o los requerimientos de liberación de iones en el circuito de refrigeración", detallan desde la cooperativa en relación a algunas particularidades de una tecnología aun con muchos frentes por explorar desde el punto de vista tecnológico.
Cikautxo, reconocida como referencia por los fabricantes, trabaja ya en el desarrollo de componentes para varios constructores europeos cuyos modelos saldrán al mercado próximamente. Además la compañía de la Corporación Mondragon está inmersa desde hace tiempo junto a Tecnalia en el desarrollo de un camión de hidrógeno que podría entrar en pruebas ya el año que viene.
Camiones y vehículos pesados
El Gobierno español prevé para 2030 un parque de entre 5.000 y 7.500 vehículos de hidrógeno en funcionamiento pero, de cumplirse esta hoja de ruta, probablemente se tratará principalmente de camiones y autobuses y no tanto de automóviles. La propia Unión Europea contempla el hidrógeno como alternativa clara para vehículos de gran tamaño entre otras cuestiones por su difícil electrificación y su capacidad para almacenar en los bajos más fácilmente este gas.
La empresa vasca Irizar anunció a finales del año pasado que tiene en marcha varios proyectos para mover autobuses con pila de hidrógeno, tanto autobuses como camiones para recorridos urbanos, algunos en el marco del Corredor Vasco del Hidrógeno y otros mediante alianzas europeas.
Y en la escala de tamaños a medio camino está la furgoneta. La principal factoría de Euskadi, Mercedes Vitoria, prepara inversiones para acometer nuevos modelos que se adapten a la lucha contra el cambio climático. ¿Hasta qué punto es posible llegar a ver una producción a gran escala de furgonetas de hidrógeno en Euskadi? Desde el clúster de automoción Acicae se agarran a la prudencia y se recuerda que la asociación del sector debe ser neutral a la hora de valorar tecnologías, si bien se coincide en que el hidrógeno puede jugar un papel importante "sobre todo al principio con los vehículos pesados" para luego extenderse a los convencionales.
¿Y el empleo? Esta es la gran preocupación de los sindicatos, que piden futuro para un pilar fundamental a nivel social para cualquier país pero, a la vez, temen que la transición acabe llevándose por delante una parte de esos puestos. "Los empleos son difícilmente intercambiables porque se desarrollan en distintos ámbitos geográficos y demandan habilidades distintas", se indica en un informe de la federación de Industria de USO en el que se recogen los datos de caídas de producción y matriculaciones de los últimos años, con un progresivo descenso del empleo en España hasta algo más de 550.000 en la primera mitad de 2022. Se estima que al menos 40.000 van a necesitar "un esfuerzo de cualificación muy importante" en el marco de esta transición tecnológica.
UGT organizaba este verano unas jornadas sobre el futuro de la industria con gran protagonismo del hidrógeno en las que la central pedía tener en cuenta esta dimensión social a la hora de enterrar el motor de combustión. "El coche eléctrico puede causar un desastre industrial", señalaba en ese encuentro Josu Jon Imaz, CEO de Repsol.