Apenas 21 días después de su nombramiento, el nuevo presidente de Kutxabank, Antón Arriola, ha pasado este miércoles por Lehendakaritza para reunirse con Urkullu. En un encuentro relativamente breve, de menos de una hora, el presidente autonómico y el máximo dirigente del banco vasco han departido sobre la situación económica general de Euskadi y la particular del banco. La entidad está ahora en un momento en el que el objetivo pasa por la expansión del banco -también en clave territorial- y por dedicarse más al sector estrictamente financiero a merced de las subidas de los tipos de interés, que devuelven primacía a la banca pura -con fortalezas como la cuota de hipotecas de más de un 40%- sobre la diversificación de servicios que se venía acometiendo últimamente.
El encuentro ha servido precisamente para presentar la hoja de ruta de Kutxabank de cara a estos próximos años, en los que el objetivo de la entidad pasa por "mantenerse como un importante motor económico y social en los territorios en los que opera". La economía vasca, a ojos de Arriola, "continuará durante un tiempo muy mediatizada por la guerra de Ucrania" y en un contexto, por tanto, de "volatilidad".
Sin embargo, pese a todo ello, Arriola ha formulado una promesa, al igual que en su nombramiento, en clave de arraigo. Y es que, aunque la nota informativa del encuentro no difunde esa palabra mal, Kutxabank sí que menciona que Arriola ha defendido "el mantenimiento de la singularidad del banco".