La compañía vasca Eroski lleva 7 años trabajando con su tarjeta de compra para fines sociales, herramienta que en los últimos años se ha extendido entre las tiendas de esta empresa y con la que colaboran diferentes entidades como Cruz Roja en más de 200 programas a nivel nacional. Este mecanismo permite a entidades y ayuntamientos poder canalizar las ayudas asistenciales para personas en vulnerabilidad de una manera integradora.
Cómo funciona
Son las entidades como Cruz Roja las analizan a los posibles perceptores de la ayuda, qué necesidades tienen y el importe que tiene que recibir cada familia. Con esta información Eroski genera unas tarjetas vinculadas a cada una de esas personas -con su DNI, NIE u otro identificador- "para asegurarnos de que la usen solo las personas designadas, las que tienen una necesidad real", explica Cristina Rodríguez, responsable de Sostenibilidad de Eroski.
"Nosotros cargamos las tarjetas, estas son entregadas a la entidad y la entidad a estas personas. Así, los clientes hacen la compra de manera normal. Van a la tienda, eligen los productos que necesiten y hacen el pago con la tarjeta. Tarjeta que, por cierto, es muy similar a la de Eroski club, por eso es integradora, porque el resto de clientes no se enteran de que estas personas están comprando con este tipo de tarjeta", describe.
Las tarjetas pueden ser recargadas, de manera que no hace falta hacer una nueva cuando el importe se agota. "Si una entidad ayuda a una familia de manera mensual no hace falta ir cambiando de tarjetas, simplemente se va recargando con el importe necesario", añade Rodríguez. Además, también permiten a las entidades filtrar el tipo de producto que puede adquirir esa persona, "se puede bloquear productos alcohólicos o centrar la ayuda en un tipo de producto", concluye.