La empresa estatal Renfe está decidida a saltar los pirineos y entrar en Francia como escapatoria a la pérdida de control del mercado español, en el que operan ya Ouigo, precisamente de la francesa SNCF, e Iryo. La compañía ferroviaria española se marca ya fechas para poder ir dando bocados en el difícil mercado galo, en el que, recorriendo ese camino de la mano de la firma estatal, podrían mejorar posiciones proveedores como CAF y Talgo.
Las trayectorias de ambos fabricantes en el país vecino son, eso sí, muy diferentes. La firma guipuzcoana opera en Francia desde 2008, cuando puso un pie en el país a través de sus instalaciones en Bagnéres de Bigorre, pero además a finales de 2021 dio un salto de gigante al adquirir a Alstom una planta en la región de Alsacia.
El hecho es que la firma de Andrés Arizkorreta, en la que el Gobierno vasco tiene un 3% de capital, es a estas alturas un actor reconocido en Francia, con pedidos de peso (tiene asegurado un importante lote de trenes para los cercanías de París) lo que no deja de ser una excepción dadas las particularidades de un país que protege con celo al sector ferroviario pese a las órdenes de liberalización que ha dado Bruselas. En el terreno de los constructores es clave el papel del gigante Alstom, que tras absorber Bombardier es el segundo fabricante del mundo y vigila con lupa todo movimiento de sus competidores. Además, el pasado verano CAF logró un pedido de 60 tranvías en Montpellier.
En definitiva la empresa de Beasain ha logrado colarse, no sin dificultades y obstáculos principalmente por las reticencias de Alstom, en un mercado clave para el negocio ferroviario en Europa por su tamaño y precisamente por esa obligada apertura que obligará a repartir oportunidades entre nombres alternativos más allá de SNFC por un lado y Alstom por otro.
Diez trenes de Talgo
Caso bien distinto es el de Talgo, que sí se ha topado una y otra vez contra las barreras con las que Francia protege a su sector, salvando las distancias, de forma similar a lo que le viene ocurriendo a Renfe. El Gobierno español ha protestado en varias ocasiones por las trabas francesas a estas empresas, incluso el anterior ministro José Luis Ábalos llegó a dirigirse de manera formal a Bruselas para lamentar la falta de avances en la liberalización del sector en los países vecinos pidiendo allanar el terreno en Francia a la nueva locomotora de Talgo.
Este mes de enero se confirmaba que la compañía con orígenes en Euskadi y que cuenta con fábrica en Rivabellosa suministrará una decena de su modelo Avril de alta velocidad para el operador galo Le Train que serán montados precisamente en el municipio alavés. Además junto a este anuncio la firma que preside Carlos de Palacio Oriol informaba de que construirá de forma conjunta un centro de investigación en Nueva Aquitania.
Pasos al frente que podrían ser mucho más continuados a medida que Renfe vaya también cumpliendo los hitos marcados en el mercado francés, el gran objetivo a explorar junto a Portugal, tal y como remarca su presidente, Isaías Táboas. El primer capítulo será la recuperación en solitario, sin SNFC, de las rutas que unen Madrid y Barcelona con Lyon y Marsella, lo que podría producirse antes de este próximo verano, y poco después, quizá en diciembre, la ruta Barcelona-París. Pero hay planes para llegar mucho más allá y de poder optar a cualquier servicio en toda la geografía francesa, incluso está en marcha la apertura de una sucursal propia en suelo galo.