Gran parte de los 40.000 trabajadores vascos que terminaron 2022 con su convenio decaído, sin valor legal, pertenecen al sector de oficinas y despachos de Bizkaia. Es el principal acuerdo sectorial de Euskadi que queda por recuperar tras el fin de la prórroga indefinida en 2012 por la reforma del Gobierno de Mariano Rajoy. Tras casi una década olvidado los sindicatos han vuelto a poner en la mesa este convenio, un movimiento que habrá que ver hasta qué punto permite caminar hacia una solución.

Ese olvido tiene consecuencias importantes en el bolsillo de cerca de 30.000 informáticos, consultores o ingenieros de diversas empresas con implantación en Bizkaia, que arrastran diez años de congelación salarial (el último convenio terminó en 2012). Desde entonces ha habido varios intentos por retomar la negociación pero, tras un largo parón coincidiéndo con la época de la pandemia, no ha sido hasta el año pasado cuando realmente ha habido contactos reales entre los sindicatos y la patronal Cebek para volver a sentarse en una mesa.

A las puertas del pasado verano hubo una reunión sin avances y, más tarde, casi en navidad, se convocó una movilización sindical conjunta por las calles de Bilbao a modo de termómetro para calibrar fuerzas en el pulso con las empresas. Ha sido este pasado lunes cuando se han retomado los contactos a nivel oficial a propuesta de ELA y LAB, que formalizan una plataforma de mínimos para empezar a negociar. Esta base incluye subidas salariales con el IPC, ultraactividad indefinida, subrogación (mantenimiento del empleo en caso de cambio de contrata) y cláusula de inaplicación.

Tanto Cebek como el CCOO y UGT, que tuvieron conocimiento de la propuesta el mismo lunes, abren ahora un proceso de valoración de la misma, siendo una incógnita si esta vez puede ser la que de verdad rescate del baúl el gran olvidado de entre todos los convenios vascos que perdieron vigencia a raíz de la reforma de 2012. De hecho la patronal plantea constituir una nueva comisión negociadora para dar cauce a este nuevo diálogo al haber decaído la mesa anterior.

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"No hay milagro de Lázaro"

Y no deja de ser llamativo que un convenio con tanto peso por número de trabajadores siga 'ahogado' diez años después de aquella tormenta (finalmente no llovió tanto) de 2013, una vez terminó el periodo de un año de prórroga tras la reforma. Precisamente el límite de un año de ultraactividad ha sido una de las modificaciones de la última reforma laboral que ha encabezado Yolanda Díaz, pero el cambio no vale para convenios que ya están decaídos.

"Lo que murió no sobrevive, no hay milagro de Lázaro", explican desde CCOO-Euskadi, central que asegura que se verá con buenos ojos toda iniciativa para recuperar un convenio de sector como es este, si bien por ahora es pronto para albergar optimismo, se precisa.

Entre ese largo olvido y la herencia anterior el sector de oficinas es uno de los que cuenta con condiciones laborales más bajas a día de hoy, dejando de lado las grandes empresas con negociación propia. No es un sector sindicalizado y está más bien atomizado, lo que merma mucho la capacidad de presión de los trabajadores. En lo que se refiere a la pérdida de valor legal hay un abanico de posibilidades y de hecho lo normal en los años posteriores a 2013 era que las empresas siguieran aplicando los convenios vencidos a sus plantillas. La diferencia es que desde entonces casi todos se han ido renovando pero el de oficinas de Bizkaia no.

En lo que hace referencia a Gipuzkoa y Álava, desde CCOO se abre la puerta a poder aunar a todos los trabajadores del sector en un único marco legal, es decir, caminar hacia un convenio de ámbito autónomico que permita aunar fuerzas y mejorar la posición negociadora. Es este un modelo muy poco utilizado en Euskadi, apenas en el ámbito educativo, ikastolas y centros concertados, y en ciertas actividades subcontratadas por el Gobierno vasco, ya que tanto Confebask como los propios sindicatos han preferido siempre volcar el peso de las negociaciones en sus estructuras provinciales.