La histórica cooperativa Matrici ha presentado ya una propuesta de convenio de pago a sus acreedores a la administración concursal para poder abandonar el concurso de acreedores. La empresa del grupo Mondragón propone no tener que hacer frente a la amplia mayoría de los créditos ordinarios y subordinados, que suponen la mitad de los en torno a 23 millones de deuda total, como salida a su delicada situación financiera.
La compañía, dedicada a la fabricación de troqueles principalmente para automoción y que llegó a contar con medio millar de trabajadores, ha ido perdiendo terreno en un mercado venido a menos que ya ha dejado en la cuneta a otras matricerías históricas como Troquenor, Araluce o Matricería Deusto. Las dificultades económicas en el caso de Matrici se vieron agravadas por la falta de pago del cliente chino Evergrande, forzando la entrada en concurso de acreedores en julio del pasado año.
La firma con sede en Zamudio ha logrado en todo caso mantener la actividad estos meses gracias a pedidos de compañías de referencia como Gestamp o incluso ITP Aero, que ha abierto de par en par las puertas de un sector con oportunidades de reconversión para las matricerías como es el aeronáutico. Matrici es un fabricante con nombre y reputación entre los clientes, conocido sobre todo por su buen hacer a nivel productivo, con un know how y un sistema de fabricación del troquel con sello propio.
Con estos mimbres la administración concursal nombrada por los juzgados de lo mercantil de Bilbao ha elaborado un plan de actividad para tratar de mantener viva la compañía hasta llegar a un acuerdo con los acreedores. Matrici ha trasladado así al administrador Iñigo Gutiérrez, socio de ETL Global en Bilbao, una propuesta de convenio con la exoneración del pago del 90% de los créditos no privilegiados, que rondan los 11 millones de euros.
Por otro lado quedaría la deuda privilegiada, especial y general, que suman algo más de 12 millones más y a la que la matricería de Zamudio sí debería hacer frente aunque también podría acordar aplazamientos y un calendario de pago asumible.
El concurso lastra los pedidos
Dos matices importantes contribuyen al acuerdo. Uno es el perfil cooperativo de la compañía, que facilita el acuerdo con los trabajadores, tanto los que permanecerán en la plantilla como los que serán recolocados en otras firmas de Mondragón (Matrici entró al concurso con algo más de un centenar de socios pero la cifra va a quedar ajustada en el proceso). Y el segundo es que los grandes acreedores suelen combinar en este tipo de casos los créditos privilegiados con los subordinados, por lo que siempre interesa llegar a un acuerdo para recuperar parte de la inversión.
Sin embargo Matrici enfrenta como todas las empresas en situación concursal el problema de convencer a nuevos clientes para firmar contratos a largo plazo, y además la huelga del personal de Justicia ha contribuido a retrasar algunos pasos más de lo previsto. La apertura de la negociación del convenio se ha abierto en abril cuando estaba previsto iniciarse a comienzos de año precisamente por no poderse realizar algunos trámites administrativos.
En estos momentos la pelota está en el tejado de las entidades financieras acreedoras, que deberán aceptar o rechazar la propuesta de pago para, en su caso, sellar el convenio y comenzar a dibujar el final del concurso. El tiempo corre en contra de la cooperativa vizcaína, que en el mejor de los escenarios podría cerrar el proceso concursal a las puertas del verano.
Como todos los proveedores de automoción Matrici necesita además un espaldarazo del mercado en forma de nuevos modelos, esperados como agua de mayo por toda la cadena de suministro. La incertidumbre mantenida hasta ahora por las autoridades europeas en torno al motor de combustión, que parece quedan ya zanjadas en favor del eléctrico y los combustibles sintéticos, ha sido otro de los detonantes de la situación actual de Matrici.