Acabamos de despedir a uno de los empresarios más relevantes de Rioja Alavesa, Vitorino Eguren Ugarte, figura clave de la tradición vitivinícola de la región, por lo que queremos rendirle homenaje haciendo un pequeño repaso por su fructífera trayectoria tras ocho décadas dedicado a su gran pasión, el vino.
Sus caldos, comercializados en más de veinticinco países, bajo el nombre de Eguren Ugarte -pero también Cuarenta, Cincuenta, Ochenta, Martín Cendoya, Anastasio y Cédula Real- contribuyen a difundir el prestigio del vino de Denominación de Origen Calificada Rioja (DOCa Rioja) y por ello recibió selectos reconocimientos, como el Premio al ‘Bodeguero más popular de Rioja Alavesa’, el Premio Juan José Azurmendi de SEA Empresas Alavesas o el Premio Mercurio ‘Vida Empresarial’ del Club de Marketing de La Rioja.
Su fallecimiento ha sido lamentado por personalidades de diversos ámbitos. El diputado general de Álava, Ramiro González, se despedía del bodeguero en redes sociales recordando que: “No hace mucho que estuve con él por última vez, cantó, rió y tomó una copa de su vino. Así le recordaré, un hombre que ha representado los valores y la evolución de Rioja Alavesa. Un fuerte abrazo y mis condolencias a su familia".
El obispo de Vitoria-Gasteiz, Juan Carlos Elizalde, también ha querido dedicarle unas palabras: "Desde Madrid, donde me encuentro por la Asamblea Plenaria, mi oración por el alma de Vitorino Eguren, hombre de hondas creencias cristianas. Que Jesús le reciba y su Resurrección consuele a su familia y amigos en estos momentos. Mi agradecimiento por su vida tan fecunda".
De una familia de viticultores
Vitorino nació en el municipio de San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja, en 1934, y fallecía el pasado 20 de abril en Vitoria-Gasteiz dejando escrita, de su puño y letra, una ‘Oración de alegría’, con unos versos vitalistas con espíritu cristiano que resumen muy bien su filosofía positiva de la vida. Descendiente de una familia de viticultores, creció entre viñas, por lo que no es de extrañar que ya con seis años empezase a ayudar en la vendimia.
Todo empezó por Anastasio Eguren,un comerciante chocolatero de Bergara, que se enamoró de Estéfana y abandonó Gipuzkoa para asentarse en la localidad riojana de San Vicente de la Sonsierra. Un curandero llamado Pascasio Pangua, que sanó a una de las hijas del matrimonio, fue acogido por la familia Eguren en sus últimos años y, a modo de agradecimiento, les legó sus viñedos, que cuentan con más de un siglo de historia. Siguió su hijo primogénito, Trifón Eguren, con su mujer, Ascensión; a ellos les sucedió su hijo Amancio Dionisio Eguren y su esposa Natalia Mendoza; y después tomaron el relevo Vitorino Eguren Mendoza y Rosario Ugarte, los cuales tuvieron cinco hijos y fue Vitorino Eguren Ugarte, el mediano, el que continuó la tradición familiar.
Casado con Mercedes Cendoya Rojas, Vitorino tuvo dos hijas, Asunción y Mercedes Eguren Cendoya, que constituyen la sexta generación familiar de un negocio que comenzó en 1870 con el cuidado de las viñas que cultivaron en sus tierras, y que poco a poco ha ido creciendo hasta alcanzar las 130 hectáreas actuales. Además, ha cobrado gran impulso con la construcción de la bodega en 1989 y, posteriormente, en 2010, con la creación de un hotel entre viñedos para desarrollar eventos y el enoturismo, que recibió el premio ‘Best Of’ de Turismo Vitivinícola en la categoría de alojamiento.
La construcción de la bodega Eguren Ugarte fue impulsada por el propio Vitorino con el deseo de erigirse como “una casa siempre abierta al visitante en la que ser acogido como en su casa”. La bodega, a los pies de la Sierra de Cantabria, se encuentra enterrada bajo la finca de Sotovin, la más grande que tenía la familia en el concejo de Páganos, en el municipio de Laguardia, conocido como “la milla de oro de la viticultura en Rioja Alavesa”. Bajo tierra el visitante puede recorrer sus más de dos kilómetros de calados -las cuevas subterráneas donde se almacena el vino-, donde se conservan cerca de 4.000 barricas.
El legado de Vitorino Eguren Ugarte sigue vivo y su bodega y hotel de proyección internacional son muestra del esfuerzo y el saber hacer de siglos de tradición familiar que velan para conseguir la máxima calidad de los suelos arcillo-calcáreos de Labastida, Páganos, Leza y Elciego, en pleno corazón de la Rioja Alavesa.