Reconoce Idoia Mendia (Bilbao, 1965) que no son tiempos fáciles para Lanbide. En realidad nunca lo han sido. El Servicio Vasco de Empleo ha sido desde su origen en 2011 una de las patas del Gobierno vasco más cuestionadas y fuente de pocas alegrías para los consejeros del ramo. Mendia está decidida a dar a Lanbide un nuevo aire y ayuda, eso sí, el momento dulce que vive el mercado de trabajo.

Regresó al Gobierno vasco por todo lo alto. Macrodepartamento de Trabajo y Empleo, dos en uno, con dos 'patatas calientes' como son Lanbide y el diálogo social. ¿Un balance con más de media legislatura consumida?

La política es siempre una tarea inacabada. Nos marcamos desde el inicio unos retos claros. Primero salir de la pandemia, recordemos que la actividad económica había caído de una manera brutal. Y luego cosas pendientes de legislaturas anteriores como la nueva Renta de Garantía de Ingresos (RGI) con la inclusión del Ingreso Mínimo Vital (IMV), y al mismo tiempo hacer la primera ley de empleo de Euskadi. Ambas leyes, la de RGI y la de empleo, tienen el vértice común de Lanbide. Hay que culminar las dos piezas con éxito para que pueda desplegar su potencial.

¿Cuánto camino se ha recorrido?

El balance es positivo hasta ahora. Hemos ido avanzando en todo lo que teníamos programado. La ley de RGI, aparte de salir con un amplio acuerdo y sin ruido, va a mejorar mucho el funcionamiento de Lanbide. Y ahora estamos con la ley de empleo. Hay ya un consenso amplio, los grupos de la oposición tienen una actitud proactiva. Con esta ley se culminará una parte de la transformación para lograr el Lanbide del siglo 21.

La primera reacción de la plantilla de Lanbide fue de escepticismo, pero ha respondido bien. Están implicados con el cambio

En lo referente a Lanbide, ¿hay ya cambios en marcha?

No hemos perdido un segundo. Es muy importante el derecho subjetivo a las políticas activas de empleo, esto está recogido en la ley de empleo. Lanbide va haciendo su camino y cumpliendo hitos internos para su transformación, que culminará con el cambio a ente público de derecho privado. Esto nos permitirá gestionar mejor los recursos humanos. Si queremos que los mediadores hagan bien su trabajo este era un paso fundamental.

El Servicio Vasco de Empleo regresa esta legislatura a manos de su partido tras años bajo el paraguas del PNV. ¿Qué Lanbide se ha encontrado?

Tampoco hay que poner el foco en los trabajadores de Lanbide. Lo que hay que hacer es ver qué mundo vamos a gestionar. Es un mundo cambiante, la formación es muy importante, con un reto demográfico inmenso. Para retener el talento joven necesitamos empleo de calidad. Otro reto es incorporar a la mujer al mercado laboral sin que caiga en contratos parciales y luchar contra la brecha salarial. Esto requiere reorientarles a sectores industriales. Entre los mayores de 55 años estamos en un escaso 60% de población ocupada, es muy poco. Tenemos trabajo por delante.

¿Cuál es el ambiente entre la plantilla?

Primero les dijimos qué queremos de Lanbide, cuál era la estrategia. La primera reacción fue de escepticismo, es verdad, pero han respondido bien. No podemos bajar la persiana, Lanbide tiene que seguir abierto mientras hacemos la transformación, y eso complica las cosas. Hemos conseguido que la plantilla sepa a dónde vamos y están implicados en ese proceso de cambio. Con dificultades, porque ellos también se están enfrentando como trabajadores públicos a un proceso de consolidación que les complica la vida. No está siendo un tiempo fácil en Lanbide, pero hago un balance positivo.

El valor del servicio público de empleo es tratar igual a todos. No se trata de competir con Infojobs o Adecco

¿Llaman las empresas a la puerta de Lanbide?

Es un reto para todos los servicios públicos de empleo. Destacaría el programa Aukera Berri, fuimos pioneros, con orientación personalizada para personas que salen de sectores en crisis y queremos que retomen rápidamente el empleo. Un equipo muy comprometido se dedicó a recorrer las empresas, ese debe ser el camino. La unidad de empresas ahora mismo es pequeña pero aspiramos a crecer. Mejorar la relación con los ayuntamientos va a ayudar.

¿Tiene en mente alcanzar algún porcentaje de intermediación? ¿Es realista que Lanbide compita con Infojobs o Adecco?

Lo público tiene un valor que no tienen las empresas privadas. Tratamos por igual a todas las personas, a las altamente empleables y a las que están muy alejadas del mercado laboral. No se trata de competir con el sector privado sino de dar garantías a todas las personas al margen del dinero o el desarrollo académico.

Idoia Mendia, consejera de Trabajo y Empleo, durante la entrevista / Nacha Abaitua

La futura ley de empleo va a garantizar un plan personalizado a todos los parados. ¿Esto no debería estar hecho ya?

Bueno, cuando estuve en Corea del Sur me comentaban desde el Gobierno coreano que ellos están igual. El mundo cambia muy rápido. La inteligencia artificial está aquí. Esto nos obliga a tener una nueva mirada, siempre pensando en el futuro. Seguramente quien esté al frente de Lanbide dentro de cinco años tendrá que hacer una nueva reflexión.

¿Le gustaría ser usted quien esté al frente de Lanbide dentro de cinco años?

Trabajo en el ahora. Trato de dejar Lanbide preparado para quien lo tenga que liderar en el futuro. En la cosa pública la permanencia no existe. Los ciudadanos deciden cada cuatro años si sigues o no sigues.

Hace diez años ni soñábamos con tener un millón de cotizantes. Influye mucho la reforma laboral, ha dado estabilidad

Salvo descalabro del mercado laboral llegará a esas autonómicas de 2024 como la consejera del millón de cotizantes. No es una mala carta de presentación.

Es un dato histórico.

¿Hay realmente más empleo o hay más control y por tanto más altas a la Seguridad Social?

Es un poco de todo. Influye mucho la nueva normativa laboral. Se ha dado estabilidad al empleo. La migración se está incorporando también al mercado laboral. Repito, es histórico. Hace diez años ni soñábamos con tener un millón de cotizantes. Otro dato relevante: hemos reducido el desempleo juvenil un 46%.

La sensación es que el término precariedad laboral se ha diluido un poco en los discursos sindicales. ¿Ha terminado la reforma con la precariedad?

El Gobierno de España ha tomado decisiones valientes y ha roto mitos como que la izquierda no gestiona bien la economía. Se decía que la subida del sueldo mínimo iba a destruir empleo, otro mito que se ha roto. La reforma ha acabado con los miles de contratos de un día que se hacían y deshacían permanentemente y da un horizonte estable a muchas personas. Creo que el reciente acuerdo salarial es también importante porque marca una senda para los convenios.

ELA y LAB no entienden las reglas de juego del diálogo social. No las marca Idoia Mendia, las marca la OIT

Sí queda pendiente mejorar las condiciones en muchos sectores feminizados.

Es un reto clave sí. Tenemos que seguir trabajando para que las mujeres salgan de los contratos parciales y puedan acceder a la jornada completa, y también para reducir la brecha salarial.

El contexto de subida de precios no ayuda.

Pero creo que se ha actuado, se ha dado un colchón a las familias por ejemplo con los bonos de transporte o la bajada del IVA en productos básicos. Todo eso ha tenido su efecto y ahora España está a la cola de Europa en inflación. Recordemos los ERTE, que fue el gran descubrimiento de la pandemia, que sirvieron no solo para no perder empleo, también para retener talento. Ahora la gran preocupación de los empresarios es esa, que no se vayan los buenos trabajadores.

Venimos de unos meses fructíferos para la negociación colectiva pero, a la vez, Euskadi presenta índices de conflictividad muy altos. ¿Es la gran asignatura pendiente que esos convenios se firmen sin lío?

A ver, todos los conflictos acaban en acuerdo. Si no hay acuerdo no hay mejora para los trabajadores. El problema es que en Euskadi, así lo dice el secretario general de ELA, hay sindicatos que tienen por objetivo el conflicto. Su objetivo es que Euskadi aparezca como el territorio con más huelgas. La huelga es una herramienta pero son los acuerdos los que hacen avanzar.

La gente pide flexibilidad. Hay que dar una oportunidad a la reducción de jornada y probar cosas nuevas

No perdió mucho tiempo en la fase de 'cortejo' previo a arrancar el diálogo social como sí hicieron algunos de sus predecesores.

Hay que valorar el diálogo social. En la legislatura pasada se le dio un gran impulso con el decreto de institucionalización. Tengo la mano tendida a ELA y LAB. Todos los años hago en septiembre una reunión para encarar el curso con todos los sindicatos, también con la patronal...

A la que van todos...

A la que van todos, sí. Mantenemos una relación normalizada con todos desde el departamento. La relación es cordial y habitual en el día a día.

Pero el diálogo social...

Es que algunos se resisten a entender cuáles son las reglas de juego. Unas reglas que no las marca Idoia Mendia, las marca la OIT. Yo les tiendo la mano, ELA y LAB dicen que no vienen, perfecto. Seguimos trabajando. Y aprovecho para poner en valor a quienes sí vienen y se mojan para que las políticas públicas sean más efectivas.

LAB sigue amagando pero de momento sólo eso.

Sinceramente, no parece que a corto plazo ELA y LAB se vayan a incorporar al diálogo social. Es verdad que LAB ha cambiado su actitud hacia las instituciones y cuando vengan a Osalan o al consejo de Lanbide pues serán un agente más. Espero que aporten y enriquezcan el debate.

Las manos de Idoia Mendia durante la entrevista / Nacha Abaitua

¿Cómo de viable es el proyecto para ensayar la semana de cuatro días sin Confebask?

Las políticas que se acuerdan en la mesa de diálogo luego las ejecuta el Gobierno, quiero decir, influencia cero. Que no se lleve ese asunto al diálogo social no va a influir en su puesta en marcha. Creo que Confebask pierde una oportunidad, sinceramente. Hoy su director escribía un artículo sobre la inteligencia artificial, la productividad y el tiempo de trabajo. Si ese es el horizonte creo que debemos adelantarnos. La gente pide flexibilidad, pide otras cosas. Nos enfrentamos a problemas de salud mental, de cansancio, de estrés... En otros países se ha demostrado que reduciendo la jornada los trabajadores son más felices y están más sanos, por tanto cogen menos bajas y las empresas son más productivas. ¿Por qué no vamos a probarlo nosotros?

¿Qué tiene en mente exactamente?

Me da igual que sean 32 horas en cuatro o en cinco días, está abierto. Luego está la vía del teletrabajo, que es interesante siempre que se regule bien y no suponga un aumento de las cargas para las mujeres. Hay que dar una oportunidad a esto y ayudar a las empresas a ensayar cosas nuevas, sobre todo a las pequeñas que tienen menos recursos.

Respeto la decisión de Confebask, cada uno tiene sus prioridades. Cuando llegue Yagüe nos sentaremos con ella y veremos

Confebask se mostró dispuesta en un principio a estudiarlo y luego se echó atrás. ¿Le molestó?

Respeto todas las opiniones. La presidenta de Confebask dijo que no es una prioridad. Cada uno tiene sus prioridades. Pero tenemos un reto demográfico, que es una preocupación común a muchos departamentos del Gobierno vasco... Esto yo creo que ayudaría mucho también al reto demográfico y la captación de talento.

La patronal cambia ahora de presidenta. ¿Intentará convencer a Tamara Yagüe?

Para 2023 esto ya está fuera del diálogo social. Cuando sea elegida Yagüe nos sentaremos con ella y veremos.

¿Qué empresas van a participar en el proyecto piloto?

Ahora estamos en la contratación de la parte académica para que nos acompañe en el diseño. Es pronto. No descartamos ningún sector. Entiendo que la reducción de jornada o el teletrabajo no son cosas posibles en todos los sectores, pero a priori no descartamos nada.

El diálogo social sí va dando pasos con el diagnóstico del absentismo. ¿Es posible que empresarios y CCOO y UGT hagan una lectura común?

La constitución del grupo de incapacidades temporales ya es un hito. Lo primero es acordar cuáles son los indicadores del absentismo, porque claro si incluyes una baja por maternidad como absentismo pues no vas realmente a la causa. Luego creo que proyectos como este de la reducción del tiempo de trabajo semanal ayudaría. Si los trabajadores están más sanos cogerán menos bajas.