Tomás Arrieta (Bilbao, 1958), recibe a Crónica Vasca unos días antes de su 65 cumpleaños. El presidente del CRL alcanzará este próximo viernes la que siempre se ha considerado la edad de jubilación de forma que pondrá fin a su mandato en el órgano que promueve los acuerdos en materia laboral este próximo otoño, en principio entre octubre y noviembre.
Y se va con los deberes hechos. Tras la última cascada de acuerdos sectoriales la negociación colectiva vasca está encarrilada. Quién lo iba a decir tras lo mal que pintaba tras la reforma de 2012...
Ojalá se consolide. Creo que hay una senda de recuperación del acuerdo, sí. La inflación, al contrario de lo que podía parecer, ha obligado a acordar porque tenía un efecto claro: los convenios congelados se traducen en una pérdida del poder de compra mala para quien la sufre y también mala para el conjunto del sistema. La inflación ha obligado a negociar con flexibilidad e inteligencia y creo que hemos estado a la altura.
Parecía que la inflación iba a tener un efecto bloqueo, pero ha sido al revés.
Sí. Es que no encontrar una salida a la inflación es muy negativo. Se ha abierto el arco temporal, se ha repartido la inflación en esos años y luego se ha trabajado con cláusulas de recuperación del poder adquisitivo asumibles. La negociación colectiva ha sabido reaccionar bien ante este reto. Si retrocedemos a esa reforma de hace diez años y a las previsiones que hacíamos entonces pues es verdad que estamos muy bien.
La negociación colectiva está funcionando y además en algunos casos, como el Metal de Gipuzkoa, en tiempo récord
Tras los acuerdos de abril casi el 50% de los trabajadores tienen el convenio en vigor y queda mucho año por delante. Es un dato histórico.
El dato es muy bueno y no lo hemos tenido en los últimos años. Con los acuerdos alcanzados en abril llegamos a finales del primer cuatrimestre con uno de cada dos trabajadores con el convenio renovado. Otro dato: es que si miramos como va la negociación de 2023, dejando de lado los convenios que se arrastran de otros años, el porcentaje es aun más alto. De ese 50% de trabajadores casi la mitad lo han firmado este año. La negociación colectiva está funcionando y en algunos casos en tiempos récord, como en el Metal de Gipuzkoa.
Hemos hablado de la inflación. ¿Y las elecciones sindicales? ¿Valoran los trabajadores sobre todo la capacidad de acordar a la hora de votar?
La utilidad que reporta la acción sindical es un tema importante. A la gente le interesa tener un acuerdo que le garantice condiciones justas. Lo que todos deseamos es tener unas condiciones dignas y aceptables, y eso solo se consigue con acuerdos. Habrá quien diga que si no se ejerce presión previa no hay buenos acuerdos... Bueno, son valoraciones personales. Cualquiera que sea el camino que elijamos la meta es el acuerdo. Es el acuerdo lo que se valora de verdad.
Claro, también hay razones para hacer la lectura contraria. En Mercedes la plantilla ha penalizado a los sindicatos que apostaron por acordar.
Pues sí. Cada sindicato define su modelo. Habrá quien piense que si no presionas no vas a conseguir. Yo no estoy para valorar eso, sino para canalizar el conflicto cuando se produce y evitarlo si es posible.
El PNV ha achacado su pérdida de votos este 28-M a la elevada conflictividad. ¿Hay relación entre las huelgas y la política?
No lo sé. No he dedicado un minuto a pensar sobre ello, la verdad.
No es solo que haya más convenios. Es que los salarios suben bastante más que en otros territorios.
Estamos en torno al 5%, décima arriba décima abajo. Habría que diferenciar lo firmado este año de lo que viene de atrás. Si tenemos en cuenta los convenios recientes, como el Metal y la hostelería de Gipuzkoa o las residencias de Bizkaia, pasamos en incrementos medios del 4 al 4,8%. Y si aislamos solo los que se han firmado en 2023 rondamos el 5,40%, siempre haciendo referencia a lo que se negocia y se firma en Euskadi.
Algunos discursos empiezan a romperse por las costuras. Si falta talento y hay que fidelizar pues habrá que ofrecer algo
¿Ha bajado la precariedad laboral con la última reforma?
Sí, lo digo con rotundidad. La estabilidad del empleo ha sido un problema estructural del mercado laboral y está en vías de corregirse. Es evidente que hay una conexión causa efecto con la reforma laboral. El aumento de la contratación indefinida es espectacular. Probablemente antes de la reforma ya había una cierta tendencia empresarial a fomentar el contrato indefinido, porque también tiene ventajas en términos de formación y fidelización...
Muchos empresarios aseguran que no encuentran trabajadores.
Claro, es que los discursos empiezan a romperse por las costuras. Es que hay que fidelizar, hay que captar talento... Oiga pues habrá que ofrecer algo. Por lo menos empecemos por un contrato estable.
Euskadi está ya por encima del millón de cotizantes. ¿Qué le dice este hito?
Es histórico, sí. Muchas veces los análisis teóricos chocan con la realidad. Por ejemplo, se decía que si se subía el salario mínimo se iba a perder empleo. No ha sido así, al contrario. La radiografía es la que es. El empleo está creciendo y es más estable. Luego hay que ver en qué condiciones, claro, y para eso está la negociación colectiva.
Que tampoco va mal...
Cuando me escucho pienso que igual soy demasiado optimista, pero los datos son los que son.
¿Cualquier pasado fue peor?
Es que recordemos la reforma de 2012. El 20-21% de trabajadores vascos se quedaron sin convenio y además otro porcentaje importante pasaron al ámbito estatal con condiciones peores. Una década después hemos reducido ese número al 6%. Es que la lectura tiene que ser positiva.
El empleo está creciendo y es más estable. A veces pienso que soy demasiado optimista, pero los datos son los que son
Recuperar las oficinas y despachos sería la guinda...
Es la asignatura pendiente. Crucemos los dedos y hagamos lo que esté en nuestra mano para que eso salga adelante.
Volvamos a la reforma laboral de Yolanda Díaz. ¿Le ha faltado blindar con más fuerza el marco laboral vasco?
Bueno, en Euskadi hicimos los deberes en 2017 con un acuerdo histórico. Ya sabíamos que la ley no era todo lo clara que queríamos. Pero, aun así, dijimos que era imprescindible aquel acuerdo. En mi opinión ese acuerdo es suficiente, eficaz jurídicamente, y lo mantengo.
¿Pero hubiera estado bien dar más seguridad?
Sí. Me hubiera gustado. Pero el que no se hiciera no significa que el acuerdo vasco de 2017 sea débil. Creo que ese acuerdo basta a nivel jurídico, pero es que además habla de una voluntad del 100% de sindicatos y empresarios que envía un mensaje muy claro en caso de que alguien se lo quisiera llevar por delante. Algo que no creo que vaya a pasar, por cierto.
¿Aunque cambie el color del Gobierno central?
Aunque cambie el color.