El mercado de trenes en Francia es una competición cerrada en la que la mínima muestra de debilidad del líder es una oportunidad para el resto. El gigante galo Alstom vive en horas bajas a nivel de cotización tras anunciar en otoño un plan de despidos para sanear sus cuentas y además ve desde hace un tiempo cómo otros constructores ganan terreno en su propia casa. En ese segundo pelotón la guipuzcoana CAF se reafirma como principal alternativa.
El mercado ferroviario europeo transita por un periodo de cambios, una fase de 'puertas abiertas' en un sector de pasado muy proteccionista que poco a poco va saliendo del casi monopolio en países como Francia. Un punto de inflexión en ese sentido fue la compra de Bombardier por Alstom: la firma gala se convirtió en un gigante con capacidad a priori de competir con los constructores asiáticos pero, a la vez, mucho más difícil de gestionar.
La integración de la canadiense, con planta en Trapagaran, en la francesa supuso de inmediato un importante quebradero de cabeza para CAF, que vio en peligro el macropedido compartido que tenía atado para las cercanías de París. Finalmente Alstom no pudo paralizar aquel contrato, una señal clara por parte de las autoridades francesas de que algo tiene que cambiar en su ecosistema ferroviario.
Un aviso para la compañía gala, forzada a abrir la mano y a dar paso a la competencia. Poco después CAF anunciaba otro 'mordisco' a Alstom con la compra de la planta de Reichshoffen, con modelos para vender tanto en Francia como en Alemania y fuente ya de nuevos pedidos. Los últimos años han sido cruciales para impulsar a la empresa vasca en el país al norte de los pirineos, donde aterrizó en 2008 con la pequeña fábrica en Bagnères-de-Bigorre.
"Aumento de la ambición"
Con Alstom lógicamente en números inalcanzables, el gran propósito de CAF a corto-medio plazo es sostener con margen la segunda posición en Francia. La propia dinámica del mercado hace que eso baste para ganar contratos y relevancia, a fin de cuentas la llave para obtener rentabilidad partiendo de la base de que las principales potencias europeas (también Alemania, Reino Unido y los países nórdicos) son junto a Estados Unidos el gran pilar del plan estratégico hasta 2026.
La compañía de Andrés Arizkorreta remarca en esa hoja de ruta que la compra de activos a Alstom abre un periodo de "incremento de la ambición" en Francia, donde el volumen de encargos estaba antes del verano en 2.400 millones de euros. Los planes de crecimiento apuntan a un importante aumento de la presencia en ese país en los próximos años, de forma que internamente se baraja el objetivo de alcanzar el 25% de la cuota del mercado el año del fin del plan estratégico, según transmiten a este medio fuentes de CAF.
Un dato muy a tener en cuenta que de materializarse convertiría a la firma de Arizkorreta en un actor de gran relevancia en el país con un juego de porcentajes respecto a la dominante Alstom algo más equilibrado. Además la firma guipuzcoana ha reiterado su interés en hacerse con negocios de señalización de Hitachi en varios países, entre ellos Francia, como 'cambio de cromos' tras caer Thales del lado de la japonesa (la propia CAF se postuló en su día como candidata para comprar Thales, dedicada a la señalización ferroviaria, un nicho donde CAF opera con CAF Signalling).
En el caso Alemania, otro de los grandes pilares de la estrategia de crecimiento del ámbito ferroviario de CAF (cuenta también con Solaris, de fabricación de autobuses), se prevé ganar una posición hasta 2026 y pasar del quinto al cuarto puesto entre las firmas del sector. En Reino Unido también se espera un fuerte aumento de contratos hasta ese año, los primeros de los cuales se han anunciado recientemente.