Las EPSV ya no son el elefante en la habitación. Hay economistas que vienen insistiendo en que Euskadi debe aprovechar el potencial económico que tienen estos fondos de pensiones (casi 30.000 millones de euros) y ahora que arranca una nueva campaña electoral los partidos políticos señalan en esa dirección.
Y seguramente aparecer en los titulares sea una buena noticia para las entidades de previsión social voluntaria, que precisamente estrenan este mes de abril una nueva regulación legal que busca, entre otros objetivos, ampliar sus inversiones. Porque la propia federación que agrupa a estas entidades advierte desde hace tiempo que las EPSV están perdiendo 'punch'. Ni aumenta su penetración social ni lo hace el grado de cobertura de las pensiones públicas ni, y a este clavo se agarran los partidos políticos, está muy claro cuál es su papel en la economía vasca.
Según datos de la federación las EPSV contaban con 28.000 millones de patrimonio a cierre del año pasado tras una revalorización del 7%. Con ese nivel de rentabilidad anual parece una contradicción afirmar que el modelo de previsión social vasco está en horas bajas pero lo cierto es que el debate está sobre la mesa. Las propias EPSV hablan de un modelo "estancado" que necesita "revulsivos" mientras uno de los grandes males de la economía vasca es la pérdida de centros de decisión de grandes empresas porque el capital está en el extranjero.
En la antesala de las elecciones autonómicas los dos partidos candidatos a imponerse en las urnas han hecho referencia al potencial de las EPSV como motor inversor. Imanol Pradales, candidato a lehendakari del PNV, decía que "no se puede exprimir siempre a las mismas vacas" y que hay que "aumentar el rebaño" en referencia a nuevas fuentes de ingresos como los planes de pensiones, mientras que EH Bildu apunta también a las EPSV como punto de apoyo de un fondo soberano que ayude al arraigo de grandes empresas.
1.700 millones
La realidad es que una parte de esos 30.000 millones de euros ya está invertida en Euskadi, principalmente en deuda pública. En concreto, las principales EPSV tenían 1.700 millones invertidos "en el país" a cierre de 2023 y lo cierto es que ampliar esa cifra topa, al menos hasta ahora, con los límites que imponía la regulación. Por su razón de ser, que no es otra que complementar la pensión pública, las EPSV tienen un ámbito para poder invertir muy limitado para evitar riesgos, lo que ahora se modifica en parte quedando abierta la puerta a nuevos tipos de fondos.
A nivel empresarial las inversiones estaban acotadas a proyectos de corte innovador, sobre todo firmas emergentes, y ahí es donde ponen el foco los programas políticos para poder traccionar grandes compañías. "Necesitamos políticos valientes que cojan eso y asuman el riesgo de invertir y equivocarse", reclamaba el economista Guillermo Dorronsoro sobre el patrimonio de las EPSV en una entrevista reciente en Crónica Vasca.
Se trata de dinero pero, a la vez, el asunto tiene su dimensión política. Otxandiano recordaba al presentar el programa económico de EH Bildu que en cierta forma las EPSV, que nacieron con consenso entre empresarios y sindicatos, fueron concebidas en su día como la semilla de un sistema de pensiones propio o, al menos, paralelo al de la Seguridad Social. Y la realidad es que hoy en día, como lamenta también la propia federación, los sindicatos no están tirando del carro en las mesas de negociación, incluso LAB ha dejado en suspenso su participación en las juntas de las EPSV al acordar en su último congreso que el modelo choca con los intereses de las pensiones públicas.
En su batería de propuestas, la formación de Otxandiano plantea la creación de una nueva EPSV vasca que sirva de paraguas y dé uniformidad a esta herramienta en todo el territorio, algo a día de hoy bastante difícil de poner en práctica. En Álava y Bizkaia no hay grandes entidades de empleo a nivel sectorial como sí ocurre en la industria de Gipuzkoa, donde históricamente ha funcionado Geroa. Además, en el sector público los funcionarios vascos cuentan con Itzarri (administración vasca) y Elkarkidetza (diputaciones y ayuntamientos). La cuarta gran referencia es LagunAro EPSV, del grupo Mondragon.