Se contaba con que el inicio de año iba a ser regular en los grandes sectores industriales pero los meses pasan y la remontada no llega. Los últimos datos conocidos esta semana relativos ya al mes de junio, en el ecuador del ejercicio, coinciden en el diagnóstico: el catarro es más fuerte de lo que se pensaba.
Es cierto que la radiografía está muy condicionada por el momento especial que vive la principal factoría de Euskadi, Mercedes Vitoria, con sus consiguientes daños colaterales en toda la cadena de proveedores, pero hay otros puntos negros también que llevan a la preocupación como los tubos y otros productos de acero.
La alta dependencia del exterior de automoción y siderurgia explica que el mal momento tenga una incidencia directa en el volumen de exportaciones, que siguen sin levantar cabeza cuando ha transcurrido ya la mitad de 2024. La caída acumulada en seis meses del 7,4% en las ventas vascas al exterior presenta dos agravantes: uno es el efecto amortiguador del aumento de ventas de combustibles de Petronor, sin el que el bajón sería bastante más acusado; el otro es el que, salvo que la situación dé un vuelco en otoño, 2024 va a poner fin a la recuperación posterior a la pandemia.
Si no hay una mejoría clara tras el verano se confirmará el primer descenso claro en las exportaciones después de dos años de fuertes subidas (medido en precios de los productos, por lo que siempre ayuda la inflación) y un 2023 plano. El año pasado, en todo caso, sí hubo buenos números para los grandes sectores con un nivel de producción histórico en el caso de Mercedes Vitoria. Al revés de lo ocurrido este año, en 2023 fueron las ventas energéticas, fundamentalmente de la refinería vizcaína, las que causaron ese balance global agridulce.
Año 'puente'
En el caso de la fábrica de furgonetas alavesa se juntan varios motivos que explican esta pérdida de ritmo. Por un lado ya se había diseñado 2024 como un ejercicio en cierto modo de transición en el que se iba a huir de objetivos ambiciosos en cuanto a número de unidades a final de año para poner la proa ya en dirección a lo que será el nuevo sistema de trabajo una vez esté operativa la ampliación para la nueva furgoneta eléctrica. Pero también es verdad que la demanda se está mostrando más fría de los esperado forzando a continuas paradas con medidas de flexibilidad laboral que tienen su efecto rebote en los proveedores.
Así, las dos principales partidas asociadas a Mercedes, las furgonetas de pasajeros y las de mercancía, bajan sus ventas al extranjero un 24% y un 32% hasta junio en relación a la primera mitad de 2023. La pérdida de punch en mercados exteriores de la automoción tiene su reflejo también en las otras dos grandes actividades que concentran factorías de gran tamaño: los neumáticos bajan un 25% y los componentes de automoción, que hasta ahora estaban salvando bien el tipo por la diversificación geográfica de Gestamp y CIE Automotive, pinchan también aunque con retrocesos más suaves.
Con las ventas de tubos de acero también en niveles inferiores a los de 2023, tanto en el caso de Tubacex como de Tubos Reunidos, es la industria alavesa la que en conjunto está notando más el parón.
Mejoría en septiembre
La buena noticia es que las previsiones son más optimistas de cara a lo que queda de curso. La desaceleración del primer semestre ha causado cierto pesimismo en el mundo empresarial (hasta un 28% de las empresas ve la situación de su negocio más débil que hace un año, según el 'Informe Europeo de Pagos' de Intrum; el 38% de las empresas vizcaínas ven su cartera de pedidos algo reducida, según la Cámara de Comercio de Bilbao) pero hay indicios de que la actividad puede recurar dinamismo de aquí a navidades.
Empezando por los propios tubos de acero, los dos grandes fabricantes vascos han trasladado tranquilidad y prevén una mejoría de la facturación en la segunda parte del año. También los ritmos de Mercedes tenderán a repuntar de la mano del inicio de la fabricación de nuevos modelos.
La duda es si la recuperación será suficiente como para dejar atrás unos números rojos que ciertamente empiezan a ser preocupantes y que ponen el riesgo los objetivos macro del año. Según el último dato de producción de la industria de INE la facturación del sector cayó un 9,5% en junio ahondando en la pérdida de ventas respecto a 2023. En el acumulado del año la bajada se aproxima al 6%, mucho más profunda que la media española. Toca remontar a partir de septiembre.