El sueño americano sigue vivo. La relación entre Euskadi y Estados Unidos, un socio comercial de primer orden para las empresas vascas, el más destacado fuera del continente europeo, va más allá de la exportación e importación y supone una alianza global que permite impulsar proyectos estratégicos.
Como recogía recientemente este medio, Estados Unidos concentra buena parte de las inversiones que realizan las empresas vascas en el extranjero. Tiene su lógica teniendo en cuenta la intención declarada de grandes empresas como Iberdrola o Ingeteam de apostar por crecer de forma preferente en el país norteamericano.
Y eso que, según los datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, son las empresas de automoción las que lideran el gasto en inversión productiva en la primera mitad de 2024 en el país, en el que cuentan con posiciones destacadas Gestamp, CIE Automotive o Teknia.
Lógicamente las empresas vascas con intereses en el país, en el que se juegan mucho también Tubacex o Tubos Reunidos, están a la espera de ver cómo se reconfigura la política comercial y de estímulos desde la nueva administración de Donald Trump.
La lupa en Euskadi
En dirección contraria, los fondos y empresas estadounidenses siguen de cerca las evoluciones del tejido económico vasco, puntero a nivel de innovación sobre todo en sectores como la energía, la tecnología o la salud.
Actores como Bain Capital o KPS se han hecho en los últimos años con el control de ITP o Euskalforging, y recientemente ViveBiotech se ha sumado a la nómina de firmas vascas que son propiedad de un fondo norteamericano, en este caso a través de Ampersand.
Otras dos firmas con sede en Estados Unidos, Kinematics y Wabtec Corporation, han entrado en P4Q y Fanox.
Unas operaciones que permiten recuperar algo el volumen de inversión extranjera que llegó a Euskadi el pasado año, del que aun no hay registros oficiales a falta de computar el trimestre octubre-diciembre pero que acumulaba números muy pobres hasta septiembre.